Sorbos y besos de café, endulzado con rayos de sol de la tarde.

Por: Ezequiel Gámez Leyva.
Sorbo mi café, beso a beso, trago a trago, en una tarde reluciente y llena de sol
cuando parece que todo se va a incendiar y mi corazón reboza de alegría.
También los rayos vespertinos en su último trayecto hacia la oscuridad, me besan
con cariño, avisando que tiene que irse, pero que mañana fiel a su viaje, volverá a tundirme con latigazos de amor acalorado.
Sorbo mi café y en el fondo parece que veo tu silueta, tus ojos, tu pelo,
tu boca y tus dientes aperlados que siempre me han fascinado.
El calor del café me reaviva el sentimiento casi olvidado, ese sentimiento de saberse vivo cuando creías estar muerto, cuando los pies no te responden aunque los fustigues con latigazos de medicamentos.
Aromático café que en media tarde, media mañana, o media noche, te renueva el alma, y se confunde con los aromas de la felicidad, que también, aunque amargos
te renuevan cada día.. Y así, lenta la tarde se apodera de las calles,y empuja al sol
a su descanso diario, ¿mañana? mañana será otro día.

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