Regresan ‘Las penas del joven Werther’

México

Sufrimientos, desventuras, penas, cuitas… cualquiera de estos sinónimos precede generalmente a la siguiente frase: el joven Werther. Uno de los trayectos más estimulantes es el tránsito por las palabras mediante un libro, cuya resiliencia depende de la maestría con que el autor desempeñe su arte. El esplendor global que sus obras dieron al nombre de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832, Alemania) merece que sean reeditadas generación tras generación.

Trabajo de carácter, punto de referencia al pensar en genuinos clásicos, Las penas del joven Werther (Sexto Piso, 2015), con ilustraciones de Rosana Mesa y traducción de Isabel García Adánez, es una invitación a releer lo que ha marcado pautas fundamentales en la literatura universal.

A través del protagonista, nos aproximamos con precisión al éxito de Goethe que encabeza una lista exhaustiva de bibliografías. Conocer desde un inicio los detalles de la tragedia, en esta edición magníficamente ilustrada, permite intuir el contenido e inspeccionar las vivencias —mayormente inalcanzables— que condicionan el relato sin someter forzosamente la historia.

Referencia-literaria-universal_MILIMA20160222_0024_11Novela epistolar, semiautobiográfica, que no adquiere giros anticuados por la riqueza de sus fundamentos románticos (pese a haber sido publicada en 1774), sobre el desdichado amor del malogrado héroe y las fatídicas consecuencias que de ese impulso vital van derivándose.

Triángulo amoroso en primera instancia bien avenido, pero insostenible después de sus numerosos elementos irreconciliables: no se valida ninguna promesa, no se entregan garantías. Una construcción elaborada y pertinente del recuerdo, que gira en función de un estado de ardor repentino, registrado como un sentimiento: el enamoramiento.

En cada página hay una vinculación con un dramatismo que contiene prácticamente a todos los hombres y mujeres, quienes sabiamente suelen quedar complacidos con la tragedia. La experiencia visual le da una particular elocuencia, sin que el ingenio del escritor parezca asediado. Hay una tradición detrás de esta novela, tan lingüísticamente intensa, que nos permite tener nuestra propia perspectiva de ella.

Goethe fue un hombre atento a la relación entre la acción y reacción escénicas, sus personajes de corte clásico son gente que actúa como lo haría el lector si estuviera en aquellas circunstancias. El atractivo joven Werther provoca una incontrolable lujuria: definitiva provocación que lanza a las sensibilidades menos normativas a la posibilidad de reconciliarse con lo trágico.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button