No ha todos los visitan los reyes magos, a niños que ni en sueños.

Por Victor Castillo Stgo.

Corresponsal

Oaxaca, Oax.- a 3 Enero 2018 .- Aun cuando la celebración del 6 de enero se remota a los primeros años de la evangelización en el Nuevo Mundo, en Oaxaca hay quienes jamás han sentido esta fecha especial, pues lejos de recibir juguetes tienen que continuar con labores que a su edad están lejos de corresponderles.

Según la tradición mexicana, son los Reyes Magos quienes traen regalos a los niños. Sin embargo hay quienes jamás han tenido un juguete en sus manos, y no solo eso, sino que tampoco han tenido el tiempo para divertirse.

Deambulando por las calles de la capital de Oaxaca, se encuentra Daniel tiene 07 años y el único recuerdo que tiene es el agua con jabón y la franela que utiliza para limpiar los parabrisas de los coches que circulan en los cruceros donde diariamente trabaja.

Con ropa sucia y manos estropeadas por el trabajo diario, aún conserva la inocencia de su edad que se ha visto frustrada ante la falta de oportunidades y la discriminación de una sociedad que lejos de tender la mano los observa como delincuentes.

Rejego por la falta de atención, dice no creer en los Reyes Magos, “…solo existen para la gente con dinero, nosotros nunca los hemos visto, ni los veremos. Porque para nosotros es más importante tener con que comer que con que jugar”, aseguró a Despertar.

Rodeado por niños de diferentes edades, platica secamente que a Melchor, Gaspar y Baltazar solo los conocen por los globos de gas que observa que sueltan niños que en la noche previa al 6 de enero, recibirán sus juguetes, tal vez por portarse bien.

Hubo un tiempo, cuenta, que pensó que se portaba mal y por ello no se acordaban de él, pero pronto descubrió que realmente jamás recibía nada porque sus papás no tenían con que comprarlo.

A su casa con trabajos llegó la energía eléctrica, que solo utilizan en las noches por ratitos cuando llegan de sus jornadas laborales, no cuentan con aparatos electrodomésticos, y solo pueden ver televisión en algún aparador.

Creer en los Reyes Magos, es algo difícil cuando se trabaja en las calles y se observa como cientos de niños se divierten con los juguetes recibidos, y cuando nunca se ha recibido uno solo aun cuando se trabaja tanto.

La dureza de una vida de trabajo, lo ha hecho no confiar en nadie. De sus padres dice que al igual que él trabajan en la calles. Su papá es alcohólico y el poco dinero que juntan entre sus cuatro hermanos y su madre muchas veces es consumido por el vicio que los deja sin comer.

El semáforo se pone en rojo, los autos paran y es momento de seguir con lo de siempre…

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