Murió González de León, el último gran arquitecto moderno

Milenio

Precursor del concreto cincelado, fue discípulo de Le Corbusier y de Pani; la familia del autor rechaza homenaje de cuerpo presente en Bellas Artes.

México
La pregunta fue directa, quizá escuchada en cientos de ocasiones a lo largo de sus nueve décadas de vida:

—¿Qué es para usted la arquitectura?

—Para mí esto no es un oficio, es una forma de vida —decía Teodoro González de León.

“Definir la arquitectura es imposible; muchos teóricos lo han intentado, pero la única definición que funciona es la que hizo Le Corbusier: ‘Es el juego sabio y correcto de los volúmenes bajo el sol’. Dice todo lo que es, pero es todo un poema”.

Se trata de una respuesta del arquitecto a una pregunta de José Luis Martínez S., director de Laberinto, de MILENIO. También es la reflexión de un personaje que se esforzó en darle a la arquitectura un sentido de tercera dimensión: una labor que se nutre de su pintura, como lo definió en algún momento el poeta Octavio Paz.

Arquitecto y constructor de la imagen y de una época de la Ciudad de México, ayer dio el paso a un costado justamente al llegar a los 90 años, pero con la tranquilidad de quien cumplió con lo que quiso a lo largo de una vida brillante y prolífica.

Lúcido y creativo

parientes-rafael-tovar-teresa-cultura_milima20160917_0013_8El arquitecto Teodoro González de León nació en la Ciudad de México el 29 de mayo de 1916 y falleció la madrugada de ayer de un paro cardiaco.

“Se fue en paz porque tuvo una vida plena; fue un hombre lúcido, creativo, que trabajó hasta el último instante de su vida”, dijo su hija Sofía, en el Panteón Francés de San Joaquín. Explicó que la velación fue privada y que su padre será cremado hoy a las 12:45.

En una breve declaración, indicó que habló con su padre el 15 de septiembre, debido a que el arquitecto tuvo problemas gastrointestinales leves. También le comentó que había nadado.

González de León realizó sus estudios en la UNAM entre 1942 y 1947. Ese año partió a Francia y durante 18 meses trabajó en el taller del célebre arquitecto francés Le Corbusier. Sobre éste, recordó lo siguiente en la entrevista con Martínez S.: “Era la posguerra y él estaba ocupado con la Unité d’Habitation de Marsella, que se hizo famosísima, un ícono de la arquitectura moderna. En su taller la estaban dibujando, haciendo los planos, yo viví eso. Era muy amable, pero también muy serio, aparentemente distante. No hablaba, todo lo contrario de los maestros que siempre se la pasan diciendo cosas. Entonces entendí que la arquitectura se hace en silencio.

“Dos o tres veces por semana, con un mazo de lápices de colores, llegaba a mi mesa, veía lo que estaba haciendo; se quedaba viendo, en ocasiones un cuarto de hora, sin decir nada. Al marcharse, me decía: “Continúe, por favor”. No se le había ocurrido nada. Otras veces, con un lápiz marcaba una línea o dibujaba un garabato y me decía: ‘¿Aquí, por qué no hace esto?’, y luego otra vez el silencio”.

A su regreso a México desarrolló una actividad profesional ininterrumpida, primero en el campo del urbanismo y de la vivienda popular, y posteriormente en el de los grandes edificios públicos y privados.

Universal y moderno

El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, lamentó el fallecimiento de González de León, a quien se refirió como “arquitecto universal y profundamente mexicano”.

A través de su cuenta de Twitter, el mandatario señaló que “sus obras enriquecen nuestro paisaje arquitectónico y son parte del patrimonio cultural de México”.

Por su parte, al llegar al funeral Rafael Tovar y de Teresa, secretario de Cultura, se refirió al legado del arquitecto: “Creó los grandes espacios culturales de los últimos 40 años; construyó obras como el Auditorio Nacional, el Museo Tamayo, El Colegio de México, el Fondo de Cultura Económica, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo y la Universidad Pedagógica Nacional, así como edificios públicos que son verdaderas esculturas y que rescatan los espacios públicos, como el nuevo edificio Manacar y el de Reforma 222”.

Explicó que la obra en la que todavía trabajó González de León fue la propuesta para ampliar el estacionamiento del Auditorio Nacional: “Se encontraba muy entusiasmado, porque crecería para albergar 600 automóviles.

“Todavía en la reunión del Auditorio, hace unos tres meses, tratamos el tema con mucho detalle y tenía una claridad impresionante. Estuvimos en una reunión el jueves pasado; aunque no asistió, él nunca soltó el Auditorio Nacional. Creo que era una de sus obras más cercanas”, aseguró Tovar y de Teresa, al tiempo de señalar que esta ampliación será subterránea y tendrá un costo de alrededor de 210 millones de pesos.

El titular de la Secretaría de Cultura precisó también que, por decisión de la familia, no habrá homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes para quien fue ganador de premios como el Nacional de Ciencias y Artes 1982, de la Academia Internacional de Arquitectura, y Nacional de Arquitectura 2010.

No obstante, se continuarán con el homenaje que se había programado con motivo de su 90 aniversario: “Trabajamos con él un homenaje por sus 90 años; lo anunciamos en la oficina de la Secretaría de Cultura hace unos meses y el próximo 29 de septiembre habrá otro homenaje, de tal manera que continuarán estos reconocimientos. Sin embargo, creo que merece un gran homenaje nacional a la altura de su legado y de la figura que representa como creador cultural”.

A su llegada al panteón, María Cristina García Cepeda, directora del INBA, lamentó el deceso de González de León, a quien definió “como el constructor del México moderno, un hombre que con gran pasión estaba dedicado ciento por ciento a la arquitectura, ya que lo que más amaba era la Ciudad de México”.

El historiador Enrique Krauze, quien se mostró consternado en el velorio, expresó que “toda la ciudad y todo el país están llenos de su legado: tienen la huella de su creatividad, de sus edificios, de su belleza, con su simetría y sus espacios de convivencia. En ese sentido es eterno”.

En tanto, Xavier Guzmán Urbiola, subdirector de Patrimonio Artístico del INBA, dijo que trabajaban con el arquitecto en El cubo transitable, una escultura que se inaugurará el 29 septiembre en el patio interior del Museo Rufino Tamayo.

“Estaba completamente comprometido con cada detalle: los ensamblajes japoneses, las tuercas, las placas, todo lo supervisaba al mínimo detalle de manera personal. Originalmente la queríamos hacer de acero, pero finalmente decidimos hacerla de madera.

“Estuvo muy involucrado con el ingeniero Pliego, hicimos varias visitas a su taller; ahora las fotos que testimonian sus visitas conmigo estarán en la exposición, a la par de sus dibujos del proyecto firmado por él”.

El azar y la memoria

González de León tuvo una larga amistad con Octavio Paz, solo interrumpida por la muerte del Premio Nobel, en 1998. Fue una relación sustentada en múltiples conversaciones sobre diferentes temas, lo que permitió al poeta ofrecer una mirada acerca del arquitecto y su obra, incluido el prólogo que escribió para el libro Retrato de arquitecto con ciudad. Teodoro González de León.

En “El azar y la memoria”, Paz escribió: “Sus construcciones me impresionan por la sobria elegancia de su diseño, la economía de sus líneas y la solidez armoniosa de sus volúmenes. Formas simples y bien plantadas sobre la tierra; no un arte clasicista, sino un arte moderno inspirado en la lección de los clásicos: orden, medida, proporción. Voluntad de forma que nunca llega al desbordamiento y que con frecuencia alcanza la plenitud.

“La veracidad, me dijo alguna vez, es la virtud mayor de la arquitectura moderna. La construcción debe mostrar de qué está hecha: piedra, metal, madera. Lo más alejado de González de León es el barroco, sus tramoyas coloridas y sus incendios congelados.

“Un tercer aspecto de la personalidad de González de León es su afición a la historia del arte. Si no hubiese sido el artista que es, habría sido un notable crí­tico o un historiador de esta disciplina. Una afición inteligente y apasionada en la que, otra vez, me sorprende la interpenetración entre el entendimiento y la sensibilidad, el saber y el sentir. Vasos comunicantes: su arquitectura se nutre de su pintura y ambas de su pensamiento”, escribió Paz.

Retrato de arquitecto con ciudad es una selección de textos de González de León, pero también es un recorrido por diversos momentos de su vida en la creación arquitectónica, en donde narra desde quiénes fueron sus primeros maestros y sus preferencias, hasta sus decisiones y los debates arquitectónicos.

Al mismo tiempo, los escritos se vuelven una serie de reflexiones sobre su propia existencia, la plástica urbana, los espacios reales e imaginarios que lo habitan y la poética en la arquitectura, enriquecido además por ilustraciones a tinta del arquitecto.

Como parte de las celebraciones por los 90 años de Teodoro González de León, el Fondo de Cultura Económica trabaja en el lanzamiento de la tercera edición de su obra reunida, coordinada por Miquel Adriá.

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