¡Hasta pronto Lancha!

LANCHAPor Frey
No te digo adiós madre porque te has marchado de este mundo a la edad de 87 años, solo te digo hasta luego porque seguro estoy que por allá nos encontraremos de nueva cuenta y en lo que me reste de vida recordaré los momentos gratos que convivimos.
Tu forma de comportamiento en la vida terrenal Esperanza, ha hecho, seguro estoy, de que te encuentres a la diestra del Señor para que tu descanso sea eterno.
Mis hijos, Alejandra, Leticia, Julio, Marcos, José Miguel (Q.E.P.D.) y José Alfredo, como también mi compañera Inés oraremos siempre por tu eterno descanso y a la vez le damos las gracias al Creador por habernos dado, a ello una abuelita y a mí una madre maravillosa que supo dialogar conmigo en los momentos cruciales de mi existencia.
No hay dolor más grande que perder a una madre, porque una madre es la que te brinda todo el cariño desde niño, te comprende y te apapacha porque para una madre sus hijos son lo primero.
No me siento mal porque días antes de tu partida platicamos, hablamos de cosas como la pregunta que me hiciste de que si no había llevado a mi nieta Lupita, la hija de Marcos; te dije que no la había llevado porque ellos viven en Tlacolula y solo los fines de semana me visitan.
Tu semblante se veía bien, y solo las dolencias cotidianas de la diálisis te molestaban.
Lo que decías es que no te daba hambre y te aconsejé que comieras pero me dijiste que tú ya querías irte porque tu hijo Pedro, mi hermano, ya te estaba llamando.
Pues ahora ya te encuentras con Angelina, tu madre a quien de cariño le decíamos La chata; con tus hijos Pedro y Abel, y con Enrique, tu marido, en el reino de los cielos al lado del Todopoderoso a quien le pido les dé el eterno descanso.
Hasta pronto madre y como dice el poeta: “El camino se hace al andar” y tú les mostraste ese camino a tus hijos por el que ahora caminan porque son hombres de bien.

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