Karaoke, nueva libertad para las mujeres sauditas

RIAD.

Yohara a veces desafina y sus movimientos frente al público son un tanto rígidos, pero eso no cuenta: el hecho de que pueda actuar en público en un espectáculo de karaoke es sorprendente, además de que lo hace con la cabeza descubierta, con un piercing en la nariz y los labios pintados de rojo oscuro.

Y esto en pleno Riad, la capital del reino musulmán conservador de Arabia Saudita, donde hasta hace poco las mujeres estaban veladas a los ojos de los hombres.Ésta es una nueva experiencia para mí”, asevera la joven de 20 años: “Estoy orgullosa de que hoy en día estas cosas sean posibles”. También Rasha, de 25 años, que más tarde entonará en el micrófono una canción de amor en inglés, expresa su entusiasmo y explica que antes en Arabia Saudita sólo se celebraban espectáculos de karaoke en un círculo estrictamente privado al que sólo se accedía con invitación: “Ahora podemos venir aquí y cantar en público”.

El país ha experimentado los cambios más profundos desde su fundación, hace casi 90 años.

 

 

Las mujeres, en particular, gozan de libertades que hasta hace poco eran impensables. Antes sólo se les permitía salir a la calle con un pañuelo en la cabeza o incluso con un velo cubriéndoles el rostro, sobre el cuerpo una larga túnica, la tradicional abaya.

En la actualidad, las mujeres jóvenes se pasean por los centros comerciales o trabajan en las oficinas con la cabeza descubierta. Además, actúan en conciertos de pop, que solían estar prohibidos, como los cines.

El gobierno saudita reconoce ahora el derecho de las mujeres de ingresar a algunos recintos deportivos. Así fue como en el espectáculo de boxeo por el título de campeón de pesos pesados, celebrado en diciembre de 2019 en la ciudad de Riad, las mujeres pudieron compartir tribuna con los hombres.

Otros hitos en la serie de medidas de liberalización que han transformado la vida de muchas mujeres fueron el levantamiento de la prohibición de conducir y la posibilidad de obtener un pasaporte y viajar al extranjero sin el consentimiento previo de un tutor masculino.

La otrora infame “policía religiosa” o Mutaween, que patrullaba las calles para hacer cumplir las leyes de vestimenta, también desapareció. “Deshacernos de la policía religiosa fue uno de los más grandes logros”, señala Maha Shirah, quien fundó en Riad un espacio de trabajo compartido para mujeres.

 

UN LÍDER JOVEN

 

El cambio fue impulsado por Mohammed bin Salman, de 34 años y heredero del trono saudita y, en realidad, gobernante de facto.

MbS, como se le llama a menudo, es el impulsor de las reformas, y muchas mujeres hablan maravillas de él. Según Maha, el príncipe es alguien que entiende a la generación más joven.

La profesora universitaria Fausia al-Bakr sólo tiene elogios para el heredero saudí. “Es como un sueño hecho realidad”, dice la mujer de 55 años. “El desarrollo va mucho más rápido de lo que pensábamos. MbS ha cambiado mi vida”.

La profesora recuerda bien los viejos tiempos. A finales de 1990, ella y otras mujeres se pusieron al volante para protestar contra la prohibición de conducir. La policía religiosa intervino y fueron detenidas sin cargos y suspendidas de empleo y sueldo durante tres años.

Las reformas son también el resultado de los enormes desafíos a los que se enfrenta la casa real. Arabia Saudita es un país joven: 40% de la población es menor de 25 años.

ECONOMÍA, UN FACTOR

 

Debido a la prolongada disminución de los ingresos procedentes del petróleo y al aumento de la población, el gobierno ya no está en condiciones de apoyar a las generaciones más jóvenes de la misma manera que lo hiciera en el pasado.

La tasa de desempleo juvenil del reino saudí es de alrededor del 25 por ciento. La apertura de la sociedad, los cines, los conciertos de pop y las zonas de entretenimiento nocturno persiguen un claro propósito: anticiparse a una posible rebelión juvenil.

Pese a las medidas de liberalización, el príncipe sigue gobernando con mano firme y sin tolerar contradicciones.

 

 

Desde hace casi dos años, varias activistas, entre ellas la defensora de los derechos de la mujer Lujain al-Hathlul, continúan en prisión.

La organización de derechos humanos Amnistía Internacional denuncia que, a pesar de las reformas, las mujeres siguen siendo discriminadas.

A pesar de la nueva apertura, siempre hay ojos atentos que cuidan que no se traspasen ciertos límites. Mustafa Schirah, organizador de la Open-Mic-Night, como se denomina la velada semanal de karaoke de su pequeña agencia Syrup Entertainment, se asegura de que mujeres y hombres mantengan en todo momento una distancia entre sí.

Además, en sus eventos están estrictamente prohibidos el alcohol y las drogas. Después de todo, Mustafa no quiere poner en peligro la licencia que necesita para continuar con sus exitosas veladas de karaoke.

 

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