Umtiti, jugador del Barcelona se ENOJA y NIEGA autógrafo a NIÑO por tocar su auto

Fuera de las canchas y casi borrado del Barcelona, Samuel Umtiti ha dado de que hablar este fin de semana, pues mientras daba autógrafos en los alrededores de las instalaciones del club, se enojó con un pequeño aficionado que esperaba tener una foto con jugador.

En un video que se viralizó en redes sociales, se ve la reacción del defensa galo, que salía del entrenamiento culé, cuando un niño, que le pedía una firma mientras tocaba la ventana del asiento del piloto de su auto, cuando se da este hecho.

“¿Por qué tocas mi coche? Yo te veo, ¿Por qué? Yo no entiendo esto”, repitió hasta en dos ocasiones el campeón del mundo en Rusia 2018 a la vez que movía sus brazos en forma de desaprobación.

Luego de repartir algunas rubricas, el francés ignoró de manera definitiva al pequeño seguidor blaugrana y se retiró en su auto, el cual parece que cuida de manera excesiva. Esta actitud causo que recibiera una lluvia de críticas, por su reacción “explosiva”.

El día que Umtiti lloró para quedarse en el Barcelona

Cuando Joan Laporta llegó a la presidencia del Barcelona tenía entre sus planes dejar salir a Samuel Umtiti y con ello aliviar la masa salarial, sin embargo, el francés consiguió su permanecía en el club tras una reunión en la que habría llorado para convencer a los directivos.

Según reveló Mundo Deportivo, el campeón del mundo en Rusia 2018, solicitó en agosto reunirse con Laporta y otros mandos del equipo culé, entre ellos el vicepresidente deportivo, Rafa Yuste, y el director de futbol, Mateu Alemany.

El mandamás del club le señaló su bajo rendimiento y la forma en que había llevado su postura para tratar de que su contrato termine cuando no contaba con el entonces entrenador Ronald Koeman. Ante eso, el zaguero argumentó que los servicios médicos del club no habían podido solucionar sus lesiones, razón por la cual buscó tratamiento de manera externa.

Cuando el presidente entendió y comprendió las razones del jugador, este rompió en llanto para ablandar la rigidez de los directivos, así como de los otros directivos.