Tamakan, reunión de la música de África con el son jarocho

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Sonido que viaja. Tal es el significado de Tamakan, palabra en lengua mandinga con la que el músico guineano Mohamed N’Diaye bautizó el proyecto que fundó junto con la mexicana Violeta Romero en 2012. En el grupo que se presentó el domingo en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris confluyen músicos de Guinea, Costa de Marfil, Senegal, Mali, Cuba y México.

La conexión entre la música africana y el son jarocho es muy fuerte, afirma Violeta Romero en entrevista con MILENIO. “Yo la siento mucho en el zapateado, un punto donde las músicas se encuentran. Los africanos lo escuchan y piensan: ‘Es como lo que yo hago en el djembé o en la calabaza’. Lo mismo pasa con el percutir de la jarana, que aunque es un instrumento de cuerda, tiene un carácter percusivo. Esto tiene que ver con nuestra afrodescendencia.”

Para una gira en México, que incluyó presentaciones en el Festival de las Almas en Valle de Bravo y el Festival Ollin Kan de la Ciudad de México, el Teatro Ocampo de Cuernavaca, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y el Teatro de la Ciudad, Tamakan interpretó un repertorio que dio vida nueva a canciones tradicionales africanas y sones jarochos clásicos.

Djely Tapa Diarra (voz), Zal Sissokho (kora y voz), Jerónimo González (bajo), Sory Diabate (balafón y voz), Auguste Donald Dogbo (batería), Bruno Martínez Gamiz (percusiones), Manley López Herrera (tambor batá) y Violeta Romero (jarana, voz y zapateado) conforman este proyecto multinacional que tiende puentes entre dos culturas.

Para ilustrar las confluencias entre africanos y jarocho, Violeta cuenta que cuando los africanos vieron el fandango jarocho, de inmediato lo relacionaron con sus fiestas tradicionales, como el sabar, una celebración familiar. “Es igual que el sabar —dijeron—. Tiene la misma función social, pues todos bailan y tocan, sin necesidad de ser un bailarín o un músico connotado porque la fiesta es para toda la comunidad. Como nosotros, ellos hacen música cuando nace un bebé o en una boda, si bien tienen también celebraciones propias”.

Violeta Romero señala que tocar en Tamakan le ha abierto la puerta para explorar sus raíces africanas. “Tal vez hay quienes las sentimos más, quienes las sentimos menos, pero yo desde niña tenía mucha afinidad por la música y la danza africanas”.

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