Relata hojalatero abusos de la Policía Estatal Preventiva

Por un percance dejó en prenda a su esposa, lo llevaron al cuartel y ahí lo rociaron con gas lacrimógeno.

Agencia JM.

Domingo 7 de octubre de 2012.

Oaxaca, Oax.- El sábado nueve de junio de 2012, Primitivo Gaitán Cruz, originario de San Agustín Yatareni vivió una experiencia amarga que no se la desea a nadie, derivada de un percance automovilístico con una patrulla de la Policía Estatal que estaba mal estacionada.

A punto de llanto por la impotencia del abuso de autoridad de los uniformados, recuerda que ese día al dar la vuelta sobre la vía donde se localiza el edificio de la Sedesol, conducía su vieja camionetita Datsun modelo 77.

Luego del leve contacto, se bajó de la patrulla el que dijo ser comandante y de una manera respetuosa le dijo: ¡Mire lo que ocasionan las lluvias¡ a lo que el adulto mayor le respondió: está usted mal estacionado; sí, dijo el policía, “ya me dio un rayoncito”.

Recuerda Don Primitivo que en seguida el comandante le ordenó que se estacionara, “y mi esposa me dijo: no muevas la camioneta, pero yo obedecí por tratarse de una autoridad, un uniformado”.

Platicando con el comandante que lo interrogaba, “le dije soy hojalatero, de muchos años, tengo mi taller aquí adelante, sé que no tuve la culpa, pero para no tener problemas me comprometo a reparar el vehículo. Mañana es domingo, pero nosotros tenemos manera de conseguir la calavera que se dañó, y a las once ya le tengo reparado el vehículo. Muy bien me dijo, nada más que tengo que llamar a mi jefe para que tenga conocimiento de quien se va a ser cargo de la reparación”.

Esperaron dos horas y llegó el jefe que nunca se identificó, pero llegó con un afianzador de Qualitas que valoró el daño en 18 mil pesos, por lo que con engaños lo subieron a la patrulla; y obligado a dejar en prenda a su esposa lo llevaron al cuartel y ahí lo rociaron con gas lacrimógeno, como si se tratara de un delincuente.

Más tarde, el hojalatero fue trasladado a la Procuraduría de Justicia en donde un perito certificó el daño a la patrulla en tres mil pesos, y para que lo dejaran ir desembolsó otros tres mil pesos como fianza.

La impotencia del hojalatero sube de nivel cuando recuerda que acudió a Derechos Humanos en busca de ayuda, pero el organismo defensor le sugirió que debía pagar lo exigido y que en todo caso debería agradecer que no le aumentaran los cargos.

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