Prepárate para leer

Busca algo para leer. Algunos ejemplos incluyen un libro para niños, un artículo del periódico, una historia corta o algo en wikiHow.

Ve a la biblioteca y escoge muchos libros. Escoge los libros dependiendo de tu nivel de lectura, sin importar cuál sea tu edad.

Elige libros interesantes y fáciles de leer (como libros de historietas) y algunos libros que contengan palabras formales. La lectura también se trata de disfrutar de la experiencia.

Busca un lugar para leer donde puedas concentrarte. Puede ser un lugar secreto donde nadie te moleste o simplemente en tu casa, en un momento en que no haya mucho ruido.

Programa un tiempo de rutina para leer. Hazlo por lo menos en los momentos en que no tengas nada más que hacer, como cuando estás en el autobús. De esa forma, un buen libro no solo te entretendrá, sino también puede ayudarte a aprender a leer más rápido.

Aplica los conceptos básicos para mejorar la lectura

Empieza la lectura observando las imágenes o escuchando la música para tener una idea de lo que vas a leer.

Empieza con los títulos, nombres u otros elementos de impresión más grande que puedas conocer o incluso que hayas pensado alguna vez.

Lee la página con detenimiento. No te apresures, tómate tu tiempo. La mayoría de la gente piensa que darle un vistazo a la página (lo cual significa simplemente escanear toda la página y apenas asimilar un par de palabras) es un modo de lectura rápida, pero sin duda no es cierto.
Repasa los detalles para comprender el texto mientras lo lees. Debes tener una idea de lo que lees y no solo leer y olvidarte o no comprender el contenido

Pronuncia todas las letras lo mejor que puedas y te darás cuenta de que forman una especie de palabra. Algunas letras se pronuncian juntas. Por ejemplo, “ch” no se pronuncia como c + h, sino como una unidad. A esto se le llama “fonema”.
Presta atención a los acentos de las palabras.
Escucha audiolibros y lee el texto al mismo tiempo. Esto puede ayudarte a tener una buena pronunciación y a reconocer las palabras.

Lee lo más que puedas. Cuando empieces a aburrirte o necesites un descanso, tómalo. La lectura debe ser divertida y agradable, no a la fuerza. Después del descanso, regresa a donde estabas y continúa.

Vuelve a leer el material. Está bien que vuelvas a leer algo si no lo entendiste completamente la primera vez.

Usa las pistas del contexto para descubrir el significado de una palabra. Las pistas del contexto son las que le sirven a una persona para descifrar el significado de una palabra, al ver cómo se usó dicha palabra en una oración. Por ejemplo, si leyeras la siguiente frase y quisieras saber qué significa “pesimista”: Mi madre siempre está feliz y optimista, todo lo contrario de mi hermano, el pesimista; de esta oración puedes deducir que “pesimista” significa lo contrario de feliz, así que pesimista significa estar de mal humor y enojado. Bueno, ¡los lectores experimentados siempre usan las pistas del contexto! Si encuentras una palabra que te deje totalmente perplejo, ¡usa el diccionario! Si quieres ahorrarte el tiempo y la molestia de pasar las páginas, consulta el diccionario en línea.

Memoriza un texto. Lee la parte en frente de un espejo, en voz alta. Memorizar puede mejorar tu seguridad al leer.
Vuelve a leer. Si no entiendes lo que lees, lee la(s) oración(es) de nuevo. Trata de leer las palabras en voz alta para ti mismo. Si aún no entiendes algo, pídele a un buen lector cercano que te explique la(s) oración(es) o simplemente, toma un libro que sea más fácil de leer y más adecuado a tu nivel de lectura. Puedes usar el dedo como puntero. Mantendrá tu mirada enfocada en la línea que estés leyendo, lo cual mejorará tu comprensión.

Sigue leyendo. Trata de leer todo lo que puedas en tu tiempo libre. La lectura te ayudará de muchas maneras; tu vocabulario será más amplio y más sofisticado y te darás cuenta de que tus calificaciones mejorarán en la escuela. ¡Diviértete leyendo!

Lee en voz alta para asegurarte de concentrarte de forma adecuada y leer cada palabra.
Ten un buen interés en el libro que leas.

Mantén la calma y respira profundamente durante unos segundos antes de empezar a leer.

Aunque la mayoría de las personas no esté de acuerdo con esto, la mayoría de las cosas que necesitas saber están en los libros. Por eso, es conveniente leer material general cuando te sientas cómodo para aumentar tu velocidad de lectura lo más pronto posible. Una buena guía para lograrlo es el libro en inglés Triple Your Reading Speed de Wade E. Cutler.

A algunas personas les funciona mejor leer de pie. Algunos leen mientras están en una caminadora o pista, con ¡lo cual ejercitan el cuerpo y la mente!

Para comprender al máximo, evita acostarte mientras leas. Aunque leer en la cama puede ayudarte a relajarte y a conciliar el sueño, puedes retener más información con una buena postura al leer. Por ejemplo, sentarte recto y con los pies apoyados en el suelo puede aumentar tu estado de alerta.
No te estreses durante la lectura. Por lo general, las personas se estresan por no ser capaces de recordar lo que leen y no se concentran en lo que están leyendo en este momento. ¡Así que respira profundamente y no te estreses!

No trates de entender todas las palabras de la oración. Simplemente toma las cosas con calma y lee. Además, busca un buen lugar para para relajarte mientras leas, para sentirte más cómodo y concentrarte en la lectura. Podrías llevar algo de comer y beber para no tener hambre ni sentirte aburrido mientras leas.

 

 

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