A todos los albañiles…

albañilPor Horacio Corro Espinosa

Mañana 3 mayo, será el día de la Santa Cruz. Cualquiera puede pensar que el tercer día de este mes, es cuando Cristo murió en  la cruz, pero no es así. Además, esta fecha se presta a relacionarla con el día de los carpinteros, porque Jesús lo fue de adolescente y porque, en instancia última, la cruz, las cruces, de madera son.

Lo cierto es que desde hace muchos años, ese día, los albañiles de todo el país lo eligieron como su día. Así que felicidades a todos aquellos que celebran hoy, el día de los albañiles.

Mañana será la festividad gloriosa para un amplio sector de la población. 2 millones 419 mil 203 mexicanos, se dedican a esta chamba, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Alguna vez leí, no recuerdo dónde, que en los tiempos de la Colonia alguna indulgencia o gracia tenían los maistros albañiles en el día de la Santa Cruz. La cosa es que eso, era otro de los negocios de la iglesia católica.

Los albañiles son esos hombres que diariamente manejan la arena, el cemento, la cal, la grava, los tabiques y una que otra vez, los adobes.

Los maistros albañiles son los que hacen la mezcla, cargan costales de cemento de 50 kilos, se echan al hombro cubetas de más de 20 litros, y su contenido puede ser de cualquier material que ellos manejan en la construcción. Además, con estas pesadas cubetas pueden subir y bajar unas escaleras improvisadas de madera. La musculatura de estos hombres es correosa y creo que nadie puede decir lo contrario.

Tengo unos amigos albañiles que cuando les he dicho: “échele cuentas maistro”, ellos me responden: “pues a ojo de buen cubero…”, y con una simple miradita les basta  saber cuánto mide el terreno, qué tanto material van a utilizar para construir su obra y hasta pueden decir el número de tabiques que se utilizarán. Así como son de precisos para calcular la altura la anchura y el peso de las cosas, también son buenos para decir el peso y las medidas de la chica que pase frente a la obra en construcción, en serio.

El caso es que este día, el ingeniero o el arquitecto responsable de la obra en construcción o el maestro de obras encargado de manejar a los matacuaces, medias cucharas, aprendices y chalanes, o en su defecto el dueño de la casa, ha de encargarse de organizar la pachanga y surtir para ella lo necesario con comida, bebida y ruido. Entre más ruido será más apantalladora la fiesta.

La tradición manda que haya música para amenizar el convivio, o si se puede: músicos, sin que falten las guitarras, los guitarrones o las tamboras. Abundancia de cohetes, cohetes de vara, encendidos con la lumbre del cigarro y soltados por expertos.

A la hora de la comelitona, según ande el anfitrión de generoso, habrá arroz, mole de guajolote o mole verde con cerdo o con pollo, frijoles de la olla por ríos, chicharrón y tortillas a pasto saliditas del comal. O barbacoa o carnitas o todo junto.
La leyenda dice que alguno de los celebrantes se trepa a los andamios y ya mareado se baja de purititos cuernos y se rompe la chompeta. Pero la verdad no es para tanto, porque en realidad los jolgorios en la entidad oaxaqueña, se dan en tierra firme y no en las alturas.

A la mejor mañana, por la situación de la crisis económica, habrá pocas celebraciones de la Santa Cruz. Pero el caso es que desde muy temprano se empezarán a oír los tronidos de los cohetes por todas partes.

Yo no quiero felicitar a Alfonso Zayas ni a Luis de Alba, quienes hicieron la película “Los albañiles”, sino a los señores que celebrarán mañana su 3 de mayo.

 

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