Nuestra Constitución Política nos miente

Por Horacio Corro Espinosa

A veces me hago una pregunta: ¿cuántas clases de ciudadanos hay en nuestro país? Según nuestra Constitución Política, nos dice que todos los mexicanos somos iguales en esencia y en dignidad y se nos reconocen los mismos derechos. Pero como frecuentemente andamos de oficina en oficina buscando ser atendidos por alguna u otra razón, siempre decimos que hay dos clases de mexicanos: de primera y de segunda. Aunque en realidad hay muchas más que van hacia abajo.

Podemos presumir, sin hacer ningún estudio, que los ciudadanos de primera clase son los blancos con dinero. Los de segunda clase  son los mestizos con dinero. Los de tercera son los mestizos oscuros, en su mayoría trabajadores; y de cuarta, los campesinos, indígenas y negros.

Claro que ésta es una nomenclatura racial impuesta por la Corona Española durante el Virreinato. Con los años, nuestras leyes derogaron esa diferenciación racista impuesta desde arriba por la primera casta para la explotación de las variedades inferiores.

Aunque nada de eso exista en nuestras leyes, en verdad vivimos en un país de primera, de segunda, de tercera y demás escalones hacia abajo. ¿Porqué?, se preguntarán ustedes. La respuesta es sencilla: ¿cuánto dinero o poder político tienes? Esa es la respuesta.

Vamos a empezar con el aspecto de salud: Si eres pobre no tienes derecho a enfermarte; o bueno, puedes enfermarte pero no a curarte. Esta afirmación no es del todo cierta, pues hay enfermedades, como la gripe, cuyo tratamiento casi es igual para ricos y pobres. Te puedes curar sin tomar medicinas, con sólo descansar se cura en 3 días; siempre y cuando puedas descansar, lujo que sólo los ricos se pueden dar.

¿Y de las demás enfermedades? Si quieres contraer el SIDA, tendrás que invertirle unos 20 mil pesos al mes.

En materia de justicia, si no tienes billetes, mejor ni te metas. Cada proceso es muy largo y costoso. Si consultas la página de la Suprema Corte de Justicia, te darás cuenta que los amparos contra leyes siempre ganan los ricos. Son las grandes empresas las que logran la devolución del IVA y de los impuestos sobre la Renta.

En caso de que te maten a algún familiar, si eres pobre, nunca escucharas de ningún presidente municipal, diputado, gobernador, etc., que se está colaborando para el pronto esclarecimiento del caso, como ha sido la investigación del asesinato de José Eduardo Moreira Rodríguez.

Tampoco nadie se preocupará en decir que lo que le sucedió a tu familiar ha impactado y consternado a toda la ciudadanía. Tampoco dirán de él que fue un “excelente muchacho con vocación de servicio y muy trabajador.”

Si eres un don nadie, como casi la gran mayoría lo somos en este país, jamás intervendrán los elementos de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), Marina (Semar), Gobernación (Segob) y Seguridad Pública federal (SSPF), así como de la PGR, para que en su conjunto emprendan un operativo e investiguen tu caso.

Eso sólo le sucede a los poderosos, ex gobernadores, ex dirigentes nacionales, gobernadores y a todo aquel que se le acuse de peculado como ha sido el caso de los Moreira en Coahuila.

Recuerdo que López Obrador, dijo en su cierre de campaña en Saltillo: “Los Moreira se van a ir a la historia, pero al basurero de la historia”.

Según, Rosa Esther Beltrán Enríquez, periodista y profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de Coahuila, dijo que el triunfo de Moreira Valdés equivalía a “Seis años de más de lo mismo: más inseguridad e injusticia, más impunidad, más ausencia de la división de poderes, más uso faccioso de los recursos públicos y de los programas sociales, más deuda pública, más opacidad”.

Está claro que existen ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, y si digo que también de tercera y cuarta, estos somos los que nos parecemos a la nada, a la inexistencia. Con esto no quiero decir que ser de primera sea malo, sino que ser de segunda es espantoso. Pero en fin, vivimos en México y a veces, nuestra Constitución Política nos miente.

 

Twitter: @horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

 

 

 

 

 

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