Las huellas de los Juegos Olímpicos de Tokio 1964

EXCELSIOR

Los de Japón, fueron los Primeros Juegos Olímpicos transmitidos a color, además, destacó por la implementación de repeticiones a cámara lenta

Los Juegos Olímpicos de 1940 fueron cancelados luego de que Japón declinara como sede principal debido a una serie de conflictos a gran escala en los que el país nipón estaba involucrado relacionados con las tensiones ocasionadas por la Segunda Guerra Mundial.

Finalmente, más de veinte años después, el máximo evento deportivo se llevó a cabo del 10 al 24 de octubre de 1964, por primera vez en el continente asiático; 16 años atrás, la ciudad Japonesa de Hiroshima recibió un ataque con bombas atómicas por parte del ejército estadounidense, situación que puso fin a uno de los conflictos bélicos más grandes de la humanidad.

 

 

 

Los de Japón, fueron los Primeros Juegos Olímpicos transmitidos a color, además, destacó por la implementación de repeticiones a cámara lenta. Más de 7 mil atletas de 94 países participaron en Tokio 1964, de los cuales los equipos de Indonesia, Corea del Norte, Barbados y Ecuador se retiraron unos días antes de la competición por razones políticas. La delegación mexicana estuvo conformada por 94 deportistas.

LA INAUGURACIÓN

Resonaron los cañonazos en el Estadio Nacional de Japón a la llegada de Hirohito, emperador japonés; las bandas de música comenzaron a sonar, la familia imperial hizo su entrada acompañados de las autoridades del Comité Olímpico Internacional.

Excélsior, El Periódico de la Vida Nacional, señaló que, “En 94 astas que bordeaban la arena del estadio, las banderas de las naciones participantes eran izadas lentamente mientras se terminaba la obertura. Flameaban multicolores con el cielo de intenso azul”:

 

 

 

Pronto se escuchó el Himno Nacional de Japón, también conocido como Kimigayo, al tiempo que se izaron la Bandera Olímpica y la bandera del Sol Naciente en todo lo alto. Acto seguido, comenzó el tradicional desfile de los atletas participantes, encabezados por los contingentes de Grecia y Japón. Por su parte, los integrantes de la delegación mexicana, abanderada por el corredor mexiquense, Fidel Negrete, se presentaron a dar la vuelta al estadio vestidos con una chaqueta roja y pantalón rojo.

Una vez concluido el desfile de los deportistas, el emperador Hirohito se encargó de pronunciar la declaratoria oficial de inauguración de los XVIII Juegos Olímpicos. Según  consta en las crónicas de Excélsior, lo hizo con las siguientes palabras: “Acojo con agrado la 18º. Olimpiada moderna y declaro inaugurados los Juegos Olímpicos de Tokio”. Entonces un coro entonó el Himno Olímpico.

UN MENSAJE DE PAZ

Diez mil globos con los colores olímpicos fueron liberados desde el estadio. En ese momento, apareció Yoshinori Sakai, un atleta japonés nacido en la misma fecha del bombardeo en Hiroshima. Traía consigo la antorcha olímpica.

 

 

 

Fue recibido con aplausos, “… Ascendió rápidamente los 167 escalones del estadio hasta llegar a la cúspide, donde se halla la gigantesca antorcha olímpica que arderá día y noche hasta que los juegos terminen, el 24 de octubre”, puede leerse en los registros hemerográficos de Excélsior.

Los abanderados de cada país formaron un semicírculo mientras era pronunciado el juramento olímpico y se liberaron ocho mil palomas blancas como símbolo de reivindicación de la paz mundial.

LOS GANADORES

Una de las atletas más destacadas de la máxima competencia deportiva organizada en el país nipón, fue la gimnasta ucraniana Larissa Latynina, al llevarse 2 medallas de oro, 2 de plata y 2 más de bronce, con lo que logró sumar 18 medallas a su cuenta personal desde Melbourne 1956, Roma 1960 y Tokio 1964; récord que fue superado hasta Londres 2012 por el nadador estadounidense, Michael Phelps, al alcanzar las 19 preseas en la prueba de relevo 4×200.

 

 

 

 

La competición también estuvo marcada por ser la segunda aparición en Juegos Olímpicos de la joven gimnasta de República Checa, Vera Caslavska, al conquistar 4 medallas; tres de ellas de oro y una más de plata. Cabe señalar que, cuatro años antes en los juegos de Roma 1960, se hizo de la plata..

Por su parte, el boxeador Juan Fabila, obtuvo la única medalla para la representación mexicana al colgarse el bronce en la competencia pugilística en la categoría peso gallo, y la primera después de 28 años de sequía de metales en el box para México. Fabila compartió el tercer puesto con su homólogo uruguayo Washington Rodríguez.

En general, los competidores mexicanos estuvieron muy lejos de tener participaciones importantes en sus diferentes disciplinas. El representativo mexicano ocupó el puesto número 35 en el medallero final, mismo que encabezaron Estados Unidos, la Unión Soviética y Japón, con 36, 30 y 16 medallas doradas respectivamente. A su vez, se rompieron 33 marcas mundiales, lo que recalcó la singularidad deportiva presentada en el máximo evento deportivo.

 

 

 

NOS VEMOS EN MÉXICO 1968

El Estadio Nacional de Japón volvió a ser el escenario, ahora para el acto de clausura de las XVII Olimpiadas, donde el emperador, nuevamente acompañado de la comitiva de dirigentes del máximo organismo deportivo. El presidente del Comité Olímpico Internacional declaró el fin de los juegos organizados por el país nipón, mientras la llama olímpica se apagaba lentamente.

Así lo informó Excélsior en su extra de Últimas Noticias, “Los atletas que se hallaban formados en el campo, fueron rodeados por unas 2,000 muchachas estudiantes, cada una llevando una antorcha. A las 17:40, los abanderados y los atletas dejaron el estadio, por dos puertas, terminando la clausura de los 18”. Mientras tanto, los letreros electrónicos del estadio invitaban a la próxima justa deportiva a celebrarse en México 1968, ante un estadio lleno de júbilo y aplausos.

“Apenas una hora después de comenzadas, terminaron las ceremonias; el Emperador y la Emperatriz salieron, y una gran exhibición de fuegos artificiales iluminó el cielo de Tokio”, se puede leer en las páginas de Excélsior.

 

 

 

Los Juegos Olímpicos de Tokio fueron catalogados como un éxito en los que Japón dio muestra de su capacidad para levantarse de la tragedia. Más de 7 mil atletas participaron en aquellas Olimpiadas que estaban marcadas por las cicatrices de una de las guerras más cruentas en la historia de la humanidad.

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