*.-La gran decepción.

Visión política.-

Por. Fernando cruz López

 

Durante años, millones de mexicanos creyeron que Morena sería el cambio verdadero. El partido nacido de la indignación contra la corrupción prometió limpiar la vida pública, devolverle la dignidad a la política y poner al pueblo en el centro de las decisiones. Pero el tiempo ha pasado, y lo que hoy vemos es un espejo empañado por el poder: promesas rotas, liderazgos soberbios y una estructura que terminó pareciéndose —y en algunos casos superando— a lo que juró destruir.

 

El discurso de “no somos iguales” se convirtió en un eslogan vacío. Hoy Morena carga con los mismos vicios que tanto criticó: el clientelismo, el nepotismo, el uso de recursos públicos con fines electorales, el culto al líder y la persecución de quienes piensan distinto. Aquella idea de un movimiento moralmente superior se desmoronó frente a la realidad de gobernantes improvisados, legisladores obedientes y funcionarios más atentos a la línea política que al bienestar de la gente.

 

Lo más decepcionante es que la esperanza de millones fue usada como combustible para mantener el poder, no para transformar al país. Se prometió acabar con la corrupción, pero se toleró la opacidad. Se habló de austeridad, pero se multiplicaron los privilegios para los cercanos. Se gritó justicia, pero se pisoteó la ley cuando resultó incómoda. Morena no solo se volvió parte del sistema, sino que lo hizo más autoritario y menos autocrítico.

 

La ciudadanía que creyó en el cambio hoy observa con tristeza que el partido de la “transformación” ha caído en la tentación del control absoluto. Los órganos autónomos, los medios críticos y el poder judicial se convirtieron en enemigos a vencer, no en aliados para mejorar al país. Y en el camino, se perdió lo más valioso: la confianza del pueblo que los llevó al poder con la ilusión de un México diferente.

 

Morena pasará a la historia no solo por haber ganado el poder, sino por haber traicionado la esperanza que lo hizo posible. Porque cuando un movimiento que se decía del pueblo termina sirviéndose del pueblo, deja de ser un proyecto político para convertirse en una decepción nacional. Y esa decepción, tarde o temprano, se cobra en las urnas…Sigame en X como @Visionpolitica7.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button