Joe y Jill Biden llegan a Texas tras el ataque que dejó 21 muertos en una escuela

MILENIO

El mandatario y la primera dama estadunidenses están en el territorio que sigue afectado por la situación.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa Jill partieron hoy hacia Uvalde, la pequeña localidad de Texas consternada después la masacre que dejó 21 muertos en una escuela, donde las dos autoridades esperan consolar a la ciudad golpeada por el dolor y la ira cuando se reúnan con las familias afectadas por la situación.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su esposa, Jill, visitaron la escuela de Uvalde, pasearon durante varios minutos ante el memorial dedicado a las víctimas, mantuvieron una conversación con la directora de la escuela, Mandy Gutiérrez, y con el superintendente del distrito escolar, Hal Harrell, y luego asistieron a una misa en honor a los fallecidos por el tiroteo.

Es precisamente la visita a la ciudad de Uvalde el segundo viaje de Joe Biden en cuestión de semanas para consolar a una comunidad que está de luto tras un tiroteo. El 17 de mayo estuvo en Buffalo, Nueva York, para reunirse con las familias de las víctimas y condenar el supremacismo blanco después de que un pistolero racista que defendía la “teoría del reemplazo” matara a 10 personas negras en un supermercado.

Los tiroteos de Texas y Nueva York y sus consecuencias han puesto de manifiesto las profundas divisiones en el país y su incapacidad para llegar a un consenso sobre las medidas para reducir la violencia con armas de fuego.

La conmoción de los habitantes ante el tiroteo en Texas

Largas filas se observan en las calles aledañas a la escuela. Niños, jóvenes y adultos llegan con flores, juguetes, velas, rosarios y pequeños muñecos de peluche para colocarlos al pie del memorial a los 19 niños y niñas y las dos maestras que fueron asesinados por Salvador Ramos, un joven de 18 años.

Antonio y su esposa Sarah viajaron desde Corpus Christi hasta esta comunidad para dejar una corona de flores con imágenes de 19 niños hecha a mano. De origen hispano pero nacidos en Texas, ambos dijeron que si tuvieran la oportunidad de hablar con el presidente Biden, le pedirían que frenara la venta de armas. “Las masacres en Estados Unidos ya se han convertido en una epidemia” lamentó el señor Antonio.

Sanjuanita, otra mujer que viajó de Castroville, aseguró que ella posee armas y tiene permiso para hacerlo y eso no significa que represente un riesgo para su comunidad. Sosteniendo 21 pequeños candiles de plástico que prenden en la oscuridad, que compró para colocar en el memorial, la mujer defendió su derecho a portar armas, pero dijo que es necesario que haya más regulación sobre su uso y comprobar que sus propietarios no tengan algún tipo de problema mental que les haga hacer mal uso de ellas.

La gente no ha dado importancia al intenso calor que se siente y espera varias horas para poder recibir permiso de la policía que los deje pasar en pequeños grupos a colocar sus ofrendas en el memorial ubicado en el jardín de la escuela primaria que el martes pasado vivió la peor pesadilla que sus habitantes puedan recordar y que marcó de por vida a esta ciudad texana ubicada a una hora y media de San Antonio.

A partir del martes comenzarán los funerales de los 19 niños y niñas y las dos maestras y se espera que se prolonguen por varios días.

En las actividades que tendrá el Presidente Biden en Uvalde, está programada una reunión con miembros de las familias en un centro comunitario y, posteriormente, con los socorristas en el aeropuerto local antes de regresar a Washington, cerca de las 18:00 horas.

Su visita se lleva a cabo bajo rigurosas medidas de seguridad y aunque la comunidad tiene conocimiento de su presencia, prácticamente les ha sido imposible verlo o acercarse a los sitios que ha visitado.

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