Incendian Oaxaca Avilés y Meixueiro

DETRAS DE LA NOTICIA

Alfredo Martínez de Aguilar

La sabiduría de los hombres de todos los pueblos, que se pierde en las sombras de la noche de los tiempos, concluyó que cuatro son los elementos de la naturaleza: agua, tierra, fuego y aire.

Las jerarquías sacerdotales de las religiones en general, pero particularmente de la Iglesia Católica, retomaron este conocimiento milenario para fortalecer las acciones de la evangelización.

Las propias religiones politeístas o monoteístas establecieron que el fuego, el agua y la sangre, a gravés de sacrificios humanos o de animales, purifican, personal, familiar y socialmente
A querer o no, guste o no, hay momentos en la vida de los hombres y los pueblos en los que se ha considerado, incluso, que la violencia es santa y purifica nacionalmente al matar a los tiranos.

Es por demás lamentable que las amplísimas redes de complicidad construidas por la corrupción galopante han corrompida a los mexicanos y oaxaqueños, quienes han perdido la dignidad.

La historia enseña que pueblos que no se podan demográficamente de manera cíclica y periódica, se pudren como el agua estancada, degeneran, perecen y al final, dolorosamente, desaparecen.
Está más que demostrado históricamente que la constante del cambio para bien o para mal, comprende más o menos un periodo de tiempo de un siglo. Un ejemplo concreto es México.

No hay que olvidar que un siglo después del movimiento de la Independencia, en 1810, estalló en 1910 la Revolución Mexicana. Ambos prefabricados por los imperios europeo y, luego yanqui.

Jamás debemos olvidar las lecciones de la historia para no seguir tropezando con la misma piedra
Los criollos promovieron la Guerra de Independencia en la Nueva España para ser los amos.

A quienes por ignorancia, ingenuidad, escepticismo, parentezco, amistad, compadrazgo y complicidad lo duden o nieguen, ahí están los neo criollos de Luis Ugartechea y Gabino Cué.

Porfirio Díaz fue derrocado desde Estados Unidos de América por el espiritista Francisco I. Madero, Pancho Villa y Emiliano Zapata, financiados por los magnates judíos Rockefeller.

El objetivo era derrocar a Díaz que estaba con otra casa de banqueros petroleros, los J.P. Morgan, e imponer al candidato a presidente. “Tras un buen candidato, hay siempre un gran monopolio”.
Rockefeller y Morgan son dos grupos petroleros, razón por la cual la existencia de reformas constitucionales en todos los ramos, principalmente en la energética ya que son dos grupos que luchan por la supremacía energética y la energía es una parte del desarrollo humano.

Ya pasó más de un siglo, que se cumplió en 2010. Aparentemente no pasó ni pasa nada, con todo y que en México y Oaxaca pasa todo. La oligarquía política y financiera debe tener cuidado.

El pueblo está hasta la madre. Cada día, mes y año, está más harto de la perversidad, corrupción, impunidad e ineptitud de los gobernantes corruptos impuestos por la nefasta partidocracia.

Cual más cual menos, todo mundo sabe que el arribismo al poder se trata del reparto de ‘cuotas’ y ‘cuates’entre los trepadores. Y no están solo en los altos mandos, sino en los medios y bajos.
Hay, desde luego, honrosas excepciones entre los servidores públicos que salvan al país.

Desafortunadamente, cada vez estos gobernantes son los menos, verdaderos garbanzos de a libra.
La realidad humana impone como única opción disruptora del estado de cosas, el estallido de la revolución. La cruel y dramática disyuntiva ha sido, es y será la evolución o la involución.

En otras palabras, las dos caras de la moneda a cara o cruz, es desarrollo material y progreso espiritual o ignorancia y miseria, rezago y marginación. Hasta hoy el pueblo ha perdido.

Es de lamentar que historicamente los mexicanos y los oaxaqueños han sido traicionados de manera constante y permanente por sus en mala hora gobernantes, políticos y servidores públicos.

Para no ir tan lejos por dos botones de muestra, ahí están en estos días los casos del secretario de Gobierno Alejandro Avilés Álvarez y del presidente del IEEPCO Gustavo Meixueiro Nájera.

Uno y otro insisten en quemar Oaxaca. Pasaron del incendio en la Universidad Autónoma Benito Juárez (UABJO) y los distritos electorales al incendio por el revelo de autoridades en municipios.

Los dos sabotean con su prostitución político-económica la realización de El Milagro Oaxaqueño. Su desmedida ambición no tiene límite ni llenadera. Sirven a Ulises y a Diódoro, no a Murat.

Es otra arista de lo que algunos observadores y analistas políticas han empezado a llamar el ‘cogobierno’ de Alejandro Murat con Diódoro Carrasco al que se suma Ulises Ruiz Ortiz.

Observadores y analistas motejan al responsable de la política interior del Estado como ‘Don Veinte’ al dar la consigna que en 20 municipio deben imponerse Administradores Municipales.

Ya vimos que lo consiguió en complicidad con el presidente del Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Oaxaca (IEEPCO). La meta inicial era incendiar 50 municipios.

Hoy por hoy, el dinero de las participaciones federales está en manos de los Municipios. Es el botín del gran negocio de los Administradores Municipales, ahora controlados por Avilés.

Si los nombramientos de los integrantes del gabinete legal y ampliado ha sido puesto a prueba durante los primeros Cien Días de Gobierno. Alejandro Murat debe tomar nota de las traiciones.
Es una burla muy grave ordenar terminar con los negocios en el Congreso del Estado con el nombramiento de Administradores Municipales para trasladarlos a la Secretaría de Gobierno.

A menos claro está que, en realidad, se trate de una perversa maniobra para recaudar fondos para financiar las campañas intermedias del PRI en el Estado de México, Coahuila y Nayarit.

De ser real esta posibilidad, es entendible pero jamás aceptable, dada la genial perversidad corrupta y corruptora del secretario de Gobierno y del consejero presidente del IEEPCO.

Lo cierto es que Alejandro Avilés Álvarez y Gustavo Meixueiro Nájera dividen y enfrentan al PAN y al PRD en la elección de dirigentes estatales para echar gasolina al incendio de Oaxaca.

Formado en el trabajo sucio de las alcantarillas del poder con Diódoro Carrasco, José Murat y Ulises, Alejandro Avilés crea conflictos para luego aparecer como quien los soluciona.

Cuenta a su favor con la falta de escrúpulos. En todo momento está dispuesto a vender su alma al diablo, si es necesario. Es un político mercenario saltimbanqui al servicio del mejor postor.

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