Hans Christian Andersen y el respeto al lector infantil

1274231En el marco del 140 aniversario luctuoso del cuentista, novelista y poeta danés, Socorro Venegas evoca su obra que apela al raciocinio y a la reflexión

CIUDAD DE MÉXICO, 4 de agosto.-La virtud de la narrativa de Hans Christian Andersen (Dinamarca, 1805-Copenhague, 1875) fue el respeto con el que se dirigió a su lector, aún el infantil, al ofrecer relatos de reflexiones filosóficas, temas sociales o dramas humanos sin ningún velo moralista y más bien apelando a una capacidad de raciocinio.

Cuando hablamos de Andersen estamos hablando de alguien que conocía muy bien el espíritu de los niños y los trataba con respeto, quiero decir que sabía que su lector tenía capacidad emotiva, inteligencia”, afirma Socorro Venegas, subgerente de Obras para Niños y Jóvenes del Fondo de Cultura Económica.

La reflexión es a propósito del 140 aniversario luctuoso del cuentista, novelista y poeta danés, que se conmemora hoy, considerado uno de los mayores escritores de literatura infantil, con relatos que han sobrevivido casi dos siglos y adaptados lo mismo al cine y el teatro que a los dibujos animados o la pintura.

Es el caso de El patito feo, La sirenita y La Reina de las Nieves, adaptados al cine por Disney y traducidos a más de 80 idiomas; por lo que se han convertido en clásicos de la literatura infantil.

Según Venegas, los relatos de Andersen se identifican por un lenguaje “inteligente” que rechazan un lector “tonto”; se caracterizan por tomar como referencia tradiciones populares y narraciones mitológicas, que si bien contienen una moraleja, su objetivo a priori no es educar, sino reflexionar sobre la condición humana.

Ahora se piensa erróneamente que si el cuento tiene muchos diminutivos o tiene personajes graciosos ya se trata de literatura infantil, y no es así. Muchos de los cuentos de Andersen abordan temas difíciles, como el amor de una madre, la crisis de una familia, la muerte, pero lo hace de manera inteligente”, opina.

En ello radica, continúa, que las historias escritas hace más de un siglo mantengan su vigencia: “Los problemas del hombre son los mismos, sus sueños y conflictos; lo que atrae es la narración directa sin matices que es capaz de conmover”, añade.

Andersen escribió entre 1835 y 1872, luego de probar éxito con la poesía, una serie de 168 cuentos protagonizados por personajes de la vida diaria, héroes míticos, animales y objetos animados. Algunos eran adaptaciones de leyendas que escuchó en su infancia, como El pequeño y el gran Claus o Los cisnes silvestres, y otros tenían su origen en la imaginación.

Inventiva que también caracteriza su literatura, pues fue de los primeros autores que convirtió objetos inanimados en protagonistas de historias como en El soldadito de plomo o El farol viejo.

Si bien el FCE no edita los cuentos de Andersen de manera explícita, Venegas adelanta que en dos meses se publicará un libro con dos interpretaciones distintas del cuento La madre y la muerte, del escritor danés. Los nuevos relatos están a cargo del mexicano Alberto Chimal y el argentino Alberto Laiseca.

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