Ethel Trujillo Amezcua se quita el saco del cliché

EXCELSIOR

La ganadora del XXXVI Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli dice que no quería ser cantante, sino pianista, y que al entrar al mundo de la ópera dejó atrás los clichés que imaginaba

CIUDAD DE MÉXICO.

Una mujer rolliza y mayor de edad con un peinado estrafalario que canta notas agudas hasta romper el cuerpo de una copa. Esa era la imagen que la soprano Ethel Trujillo Amezcua (Cuernavaca, 1993) tenía en mente cuando pensó en una cantante de ópera. Desde entonces han pasado siete años y, en un salto
inesperado, el domingo pasado obtuvo el primer lugar del XXXVI Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli, así como el premio del público.

En entrevista con Excélsior, la soprano confesó que ella no quería ser cantante, sino pianista, y que cuando abrazó la idea del canto se imaginaba como una Sarah Brightman mexicana. Pero tras ganar el Morelli, su carrera ha dado un giro que podría abrirle las puertas de los escenarios internacionales, como ya sucedió con Javier Camarena, María Katzarava o Karen Gardeazábal, por mencionar algunas voces mexicanas.

Ahora, Ethel Trujillo resume la historia de su vida:

Cuando yo tenía ocho años tomé clases de música y empecé a tocar el órgano. En ese tiempo mis papás no tenían planeado que me dedicaría a esto, pero les demostré que realmente me gustaba la música”, dice la soprano que ganó el Morelli con la ejecución de las arias: Ah! je veux vivre!, de la ópera Romeo y Julieta, de Charles Gounod; y Regnava nel silenzio…, de la ópera Lucia di lammermoor, de Gaetano Donizetti.

Poco después la inscribieron en clases de piano y, tras mudarse a Puebla, asistió a una audición en un coro de niños. “Ahí me preguntaron si quería ser solista. Acepté. Pero la verdad es que no sabía si era afinada o si tenía voz para cantar; sólo sé que en todos mis videos de niña aparezco cantando, como si tuviera el canto dentro de mí. Después tomé clases de flauta transversa, durante dos años, hasta que un día escuché a la cantante Claudia Cota, quien a ha sido un pilar en mi carrera”.

Los años del bachillerato se dividió entre el piano y el canto, pero al ingresar en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla eligió la carrera de canto, porque quería ser cantante de ópera pop.

Aunque muy pronto descubrí que se me daba la ópera, yo seguía con mi idea de sólo cantar ópera pop, tipo Andrea Bocelli o Sarah Brightman, porque la imagen que tenía de la cantante de ópera era una señora grande rompiendo copas de cristal con la voz. Era una pobre imagen que tenía de la ópera; yo era neófita”.

Pero durante el primer año de la carrera de canto, Ethel Trujillo Amezcua interpretó un rol menor en un pequeño montaje de Las bodas de Fígaro, de Mozart, y quedó fascinada.

Ahí me di cuenta de que cantar era lo mío, eso era lo que yo quería y Dios me fue abriendo puertas. Es cierto, no ha sido fácil… porque me han llegado mis días de frustración donde he pensado que no sirvo para esto y ya no quiero hacer nada. Pero ahí sigo, picando piedra y de eso ya han pasado siete años de estudio”.

DIRECCIÓN CORRECTA

Para la soprano mexicana, ganar el Morelli sólo le ha confirmado que va en la dirección correcta, aunque reconoce que nunca imaginó ganar: “Yo llegué con las mejores intenciones de quedar en un buen sitio y no tanto como primer lugar, porque el nivel del concurso era excelente, además de que era la tercera vez que participaba y hasta ahora logré llegar a la final”.

¿Podrías hablar sobre los dos discos que has grabado? “El primero fue como intérprete en el proyecto El fandango poblano, con el Grupo Vocal Orquestal de Música Antigua El Caracol, donde grabé música antigua de España, Italia y Francia. Pero sólo fue como parte de mi servicio social en la BUAP”.

¿El segundo incluye canciones de Disney? “Es un proyecto que surgió en abril pasado, cuando un amigo me invitó a grabar y ahí surgió la idea de compilar 10 canciones de Disney con arreglos orquestales, que sería para comercializarlo y recaudar fondos que me permitieran pagar algunas audiciones en el extranjero, como en el ABA de Filadelfia, con Luis Ledesma que es uno de mis maestros, o en Alemania”.

¿Continuarás con el mismo plan? “Ese era el plan antes de ganar el Morelli, pero ahora las cosas han cambiado un poco, aunque sí sacaremos el disco un poco más adelante”.

¿Qué representa el Morelli para ti? “Es un antes y un después, pero más que cambiar el rumbo, el premio ayuda a definir mi carrera. Porque cuando empiezas en esta carrera ya tienes una visión: cantar ópera, pero más que un cambio de dirección es afirmar que voy en la dirección correcta. Así es como lo siento. Estoy muy emocionada y agradecida con Dios, porque esta oportunidad la desee, la anhelé y todavía no me cae muy bien la noticia, apenas la estoy carburando”.

¿Cambiará el curso de las oportunidades? “El Morelli también es una responsabilidad. Sin embargo, el concurso sólo es un incentivo para mi carrera, un trampolín y una oportunidad económica para seguir solventando gastos, porque la carrera es costosa. Además, me gustaría en un futuro crear algún instituto vocal para jóvenes cantantes; quisiera animar a la gente y a mis compañeros cantantes, inspirarlos a que sí se puede lograr (la carrera de música) con trabajo y mucha fe”.

 

VOZ POÉTICA

Sobre las arias que le permitieron ganar a la soprano de 24 años, reconoció que encuentra coincidencias con su personalidad; por ejemplo, en el rol de Julieta se identifica por su juventud, mientras que en el de Lucía aporta su madurez profesional.

Con Julieta me identifico por su juventud, no sólo por la edad, sino porque es un personaje muy vivo y que sueña mucho; mientras que Lucia me permite mostrar mi parte madura, el temple de una persona”, detalló.

¿Podrías hablar de tu repertorio? “Durante un tiempo trabajé material lírico, pero ahora estoy en el lírico ligero, donde he empezado a experimentar con mis agudos, precisamente con estas arias, para los cuales primero me apoyé en la partitura, escuché muchas versiones y luego busqué su voz poética”.

¿Qué tan fácil ha sido captar la esencia de los personajes a tu edad? “Confieso que muchas veces sentí que eso era un freno en mi carrera y a veces los maestros me decían que tenía muy buena técnica, que cantaba bien, pero no que no ‘decía’ nada. Así que ha sido un trabajo arduo de varios años, para interpretar con exactitud al personaje y comprender exactamente cada palabra que estoy diciendo. Un día, un maestro muy sabio me dijo: ‘Acuérdate que menos es más’,  y justamente ahí entendí que no era necesario moverme en el escenario si no tenía un porqué”.

¿Qué le dirías a quienes aún creen en el cliché del cantante que rompe copas de cristal? “Les diría que se quiten esa idea de que son señoras o viejitas que cantan ópera, sino que más bien es una música que puede tocar fibras sensibles y que no se trata de un género sólo para gente rica”.

 

cva

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