Erigen monumento a los supervivientes de cáncer

Milenio
“Queremos demostrar que el padecimiento no es sinónimo de muerte, siempre que actuemos de manera oportuna”, dice el director general.
Los pacientes podrán colocar una placa con su nombre si han cumplido cinco años y un día de ser diagnosticados.

Cuando Carolina Villalobos se enteró que tenía cáncer en el seno derecho su mundo colapsó y pensó que dejaría solas a sus hijas; creyó que todo había terminado y cuando pensó que el panorama no podía ser peor, cinco años después, el cáncer estaba en el seno izquierdo y fue necesario hacerle una mastectomía. Hoy, a 11 años de ese primer diagnóstico, Carolina es la prueba más clara de que el cáncer ya no es sinónimo de muerte.

El Instituto Nacional de Cancerología (Incan) celebró el Día del Superviviente de dicha enfermedad, por lo que su director general, el doctor Abelardo Meneses, recordó que la clave está en el diagnóstico oportuno; incluso cuando no hay síntomas es necesario dedicar un día del año para hacerse una revisión y salvar la vida.

“Con este tipo de eventos queremos demostrar que el cáncer no es igual a muerte, siempre y cuando actuamos con un diagnóstico oportuno y los tratamiento adecuados. Nosotros estamos en posibilidad de salvar a las personas (…) Se calcula que entre 40 y 45 por ciento de los casos que diagnosticamos en el Incan son supervivientes y cada año vemos a mil 500 pacientes nuevos”, destacó el doctor Meneses.

Para empezar los festejos se inauguró un monumento que busca honrar a todos los supervivientes —no solo del Incan—; la estructura tiene destinados espacios para que quienes llevan cinco años y un día sin cáncer pongan una placa con su nombre y la fecha en la que se cumplió dicho plazo.

“Cuando logras llegar a los cinco años es cuando hay que hacerles el reconocimiento y por eso es que hoy lo hacemos, queremos dejarlo como un legado no solo del Instituto Nacional de Cancerología, sino todo el sector salud (…) Nosotros estamos definiendo al superviviente como el paciente que logra pasar cinco años y un día de que recibió su tratamiento, ya que las posibilidades de recurrencia son menores”, explicó el doctor.

Se busca que sea un día de fiesta; el doctor Meneses lo explicó como un día de graduación, que la gente conviva con su familia y reciba un reconocimiento para que lo pueda colgar en la pared de su casa como recordatorio de la batalla que se ha vencido.

Carolina Villalobos fue la primera superviviente en colocar su placa en el monumento ubicado frente a la puerta principal del Incan. Aún recuerda con lágrimas el momento que fue diagnosticada con cáncer: tras un suspiro retomó la plática y dijo que ahora hace un amplio trabajo de concientización desde su ámbito laboral.

Paradójicamente Carolina es doctora del Centro de Salud San Andrés Tomatlán, de la delegación Iztapalapa, en la Ciudad de México, y explicó que no quiere que la gente pase por lo mismo que ella, pero es difícil convencerlos que con una autoexploración pueden salvarse.

“Es penoso decir que a pesar de ser médico pasé por esto. Con una simple palpación puedes salvar tu vida, pero las personas piensan que nunca van a pasar por esto; como nos encontramos en un hospital de primer nivel estamos para prevenir, pero las personas no se dejan y es muy frustrante”, dijo.

Explicó que al ser diagnosticada con cáncer, amigos y vecinos le empezaron a recomendar untarse y beber muchas cosas, pero nunca hizo caso a ello, puso su fe en Dios y se atendió con los especialistas del Incan, decisión que no se arrepiente de haber tomado.

“Confiar en Dios, sobre todo; hace 10 años fue de la mama derecha y nada más me quitaron el tumor, a los cinco años me detectaron en la izquierda y me la tuvieron que quitar, pero yo siempre he confiado en Dios. Todo el mundo me decía qué tomar o untarme y nunca hice nada, me encomendé a Dios y a los médicos”, cuenta Carolina con una sonrisa.

Para los festejos, la doctora Laura Suchil, jefa de Vinculación Institucional y Proyectos Estratégicos, comentó que una vez que los pacientes se curan, viene una segunda etapa de recuperación, que es la reincorporación a la vida social.

De acuerdo con su experiencia, dijo, la principal preocupación de los pacientes sobrevivientes es la recurrencia que pudieran tener de la enfermedad, la sexualidad y todo lo que va alrededor de ella, cómo comportarse, la autoestima, cómo aceptar su imagen y el regreso a la vida laboral.

“El retorno al trabajo es complicado porque algunos han padecido discriminación y otros cargan con el estigma de no verlos como personas normales que han pasado una enfermedad como podría ser cualquier otra”, dijo la doctora.

Para ayudarlos en este tipo de temas, la especialista y su equipo prepararon un programa con dichas temáticas; hubo charlas que daban consejos a las mujeres para arreglarse, nutriología, actividad física, conferencias sobre sexualidad, la vida laboral, presentación de diversos libros como Alas de libertad o Ser superviviente y sobrevivir, entre otras actividades.

La idea, explicó la doctora, es que poco a poco se vaya generando una red de supervivientes que demuestren que la vida no termina cuando se tiene un diagnóstico de cáncer.

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