El Zumbido del Moscardón Alejandro Leyva Aguilar

 

Conozco personas nefastas, mentecatas, ignominiosas, retardarias, sediciosas… pero como Andrés Manuel López Obrador, ninguna.

Las declaraciones que hizo el “mesías tropical” –como lo definiera Enrique Krauze- sobre apoyar con marchas y en sus acciones a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) por la detención de sus líderes Rubén Nuñez Ginéz y Francisco Villalobos, son un poco menos que un llamado a la insurrección.

Tal vez el “peje” no esté enterado que una de las facciones más radicales de la sección 22 del SNTE, génesis de la CNTE, está infiltrada por la guerrilla, específicamente por el Ejército Popular Revolucionario (EPR), me refiero a la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).

Entiendo que López Obrador debe estar enterado que el 28 de agosto de 1996, un grupo de insurgentes atacó simultáneamente el destino turístico de la Crucecita Huatulco y la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, al Sur y al Norte del estado de Oaxaca.

La mañana del 29 de agosto, México se levantó con que en varios estados de la república, incluido el Edén de López Obrador, habían sido atacados por el Ejército Popular Revolucionario (EPR) que mostró su músculo al gobierno mexicano del entonces débil y mojigato presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.

Habrá de recordar el “Loco de Macuspana”, que una de las persecuciones más duras del ejército mexicano, se dio en la zona de Loxicha en Oaxaca donde se instaló incluso una Base de Operaciones Mixta (BOM) para resguardar la zona donde presuntamente se habían escondido y mezclado entre la población, los insurrectos.

Por si no se acuerda, le podemos decir que la mayoría de los detenidos por aquellos hechos donde murieron 3 marinos, 3 civiles, 3 policías estatales, 2 eperristas en la Crucecita Huatulco y otros más en Tlaxiaco, fueron precisamente PROFESORES DE LA SECCIÓN XXII.

Si no me cree, puede ir a visitarlos al Centro de Readaptación Social (CERESO) de Ixcotel en la ciudad capital de Oaxaca.

Después de esa aparición física del EPR para enseñarnos a los mexicanos que debemos de vivir con un cáncer social que es la guerrilla, los eperristas no se han quedado quietos, si bien ya no hay hecho acciones militares, sí buscan la reacción con himnos de insurrección enseñados en las escuelas públicas.

La guerrilla dentro de la sección XXII del SNTE, es común. Las consignas que emiten y enseñan a sus alumnos, los simulacros de “toma de oficinas públicas” que obligan a los alumnos a practicar, la presión del sindicato al través del control presupuestal del IEEPO y la instrucción para la implementación de barricadas, tomas de medios de comunicación y emisión de comunicados insurgentes, así lo comprueba.

¿Por qué Andrés Manuel López Obrador entonces pretende encender la llama de la revuelta social?, ¿por qué busca llevar al límite el ánimo social para que México se envuelva en una ola de sangre?, ¿qué pretende?, ¿acaso llegar al poder por la fuerza?

De toda la composición de la sección XXII, el ala más radical es la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) cuyo brazo social y político es el Frente Popular Revolucionario (FPR) relacionado directamente con la guerrilla en Oaxaca.

Basta leer su panfleto “Educación Popular” para darse una idea de las pretensiones político-sociales de una organización como la UTE.

Por eso es muy importante que los profesores se den cuenta de la manipulación que hacen de ellos, trasnochados del comunismo, retrógrados que se quedaron embelesados e hipnotizados por “la lucha de clases” que en ningún lugar de la historia tuvo éxito.

Es importante que lleguen a la Asamblea Estatal Extraordinaria a elegir a un líder seccional de la XXII que los encauce hacia la educación y no hacia la guerrilla, porque en ese desbarrancadero, quien saldrá perdiendo será México y no todo, sólo en que más necesita.

 

 

 

 

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