El Cadillac del millón de dólares

EXCELSIOR
El mundo del coleccionismo de autos conmociona ante la aparición de una joya automovilística de 1930. ¿Sabías que fue comprada en subasta con un precio récord?

CIUDAD DE MÉXICO.

El V-16 de Cadillac fue el primer motor de 16 cilindros construido verdaderamente desde cero, siguiendo un proyecto original dirigido por el ingeniero Owen Nacker, en condiciones de absoluto secreto, en las fábricas de la entonces todopoderosa Cadillac, a comienzos de los años 30 del siglo pasado.

Era tan feroz la competencia en el sector, la lucha por la primacía contra marcas como Packard, el entusiasmo desbocado de una industria todavía muy joven, en proceso de definición, que se produjeron episodios de espionaje y corrupción dignos de la Guerra Fría.

Lo cierto es que el V-16 de Cadillac fue un motor innovador, el primero en ser ‘diseñado’, consiguiendo ocultar todo el cableado y cubriendo el compartimiento del motor con aluminio pulido o porcelana. Y bien visible, como un escudo de nobleza orgullosa, el logotipo Cadillac grabado.

Una de las carrocerías más espectaculares montadas en el chasis del Cadillac V-16 fue la del Sport Phaeton –una actualización del tradicional faetón–, que proporcionaba una segunda capota y parabrisas a los pasajeros de los asientos traseros, pero que ahora iba montado y plegado en la parte trasera del asiento delantero, y se podía subir y bajar con una pequeña manivela, quedando así las líneas del automóvil muy depuradas al eliminar la segunda cubierta, voluminosa e incómoda. El resultado –es una suerte que aparezcan de vez en cuando piezas tan estilizadas– fue un vehículo de línea elegantemente ligera y delicada, dadas sus considerables dimensiones.

Durante 1930 y 1931 se fabricaron 85 Sport Phaeton para el chasis V-16, y de esa cantidad los historiadores de Cadillac solo reconocen 17 ejemplares supervivientes, convertidos por supuesto en auténticas joyas de la historia del automóvil, y atesorados en las más importantes colecciones del mundo.

El Sport Phaeton de Fleetwood –que fue adquirido anónimamente hace unas semanas en subasta de Sotheby’s por 1,105,000 dólares–, salió del concesionario de Cadillac en Cleveland, Ohio, el 24 de julio de 1930, vendido a un miembro de la familia Kellogg, apellido que lo conservó hasta que a principios de los 60 pasó a manos del empresario lácteo Walden Schmitz, de Nueva York, que lo adquirió aún con el logotipo de la marca de cereales grabado en las puertas.

Schmitz restauró el automóvil y lo exhibió en ferias y concursos automovilísticos, cosechando premios y honores. Su hija lo vendió en 1998 al coleccionista Jim Bradley, un enamorado de los coches que llevó a cabo una restauración integral, recuperando el esquema de colores original: negro total con rayas escarlatas. (La verdad es que el chasis se dejó en escarlata para aliviar un poco tan voluminosa gravedad).

 

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