Dolor y desvatación persiste en la región del Istmo por el terremoto.

Por Victor Castillo Stgo.
Corresponsal

Juchitan de Zaragoza, Oax.- a 10 Septiembre 2017 -. Dolor y desvatación causado por el sismo de 8.2 grados con epicentro en Chiapas, se siente entre la comunidad del Istmo, este derivado a las graves afectaciones en estructura y la aguda escasez de agua y alimentos, ya que la ayuda gubernamentel es insuficiente para atender a cada uno de los afectados, quienes ademas de quedarse sin casa viven en las calles, para cuidar lo poco que les ha quedado.

Van ya 48 horas del sismo, los dias pasas y junto con ellos el recuento de los daños mismos que crecen, esto unido a los mas de 600 replicas que se han sentido en la región, han afectado miles de viviendas, sin contar edificios comerciales, que se traduce en 800 mil habitantes en desgracia.

A esta comunidad llegaron los apoyos por parte del Ejercito Mexicano, la Policia Federal, Estatal y cuerpos de socorros y voluntarios, quienes comenzaron a retirar esconbros, donde se vislumbra con más claridad la magnitud de la tragedia.

Ante la mirada de los propios habitantes se ven las avenidas, calles y callejones de Juchitán, cientos de casas se vinieron abajo.

Entre los escombros escapa el olor a muerte, por el hedor de los cuerpos de quienes fallecieron aplastados y sus restos aún permanecen atrapados.

Afuera, cuidando lo que quedó de su propiedad o sentados bajo una sombra, los damnificados están en espera de apoyo de los gobiernos federal o estatal, pues la gente se queda sin comida y agua.

La gente del Istmo se encuentra desesperada y clama “Necesitamos agua y comida, es lo que urge”, “¡Mire, mire!, cómo quedó mi casa”, “Nadie se ha aparecido por aquí por lo menos a decirnos una palabra de aliento”, “¿Quién está llevando la lista donde se anota uno por las casas caídas?”, “¡Pinche gobierno, já!, nada más se acuerda de nosotros cuando hay elecciones”, reclaman los damnificados.

Estamos despues de dos dias del sismo, y la preocupación de la gente es la escacez del agua, y la comida, ya que las despensas entregadas por el gobierno no atenúan las necesidades.

Las despensas son insuficientes para solventar las necesidades de la población.

La escasez se origina por el cierre de las tiendas departamentales y almacenes debido a los daños, además de la falta de energía eléctrica y el temor a saqueos.

Ante esto, la población se ha volcado a los alrededores de lo que fue el Mercado Municipal 5 de Septiembre, donde se han instalado los comerciantes, para adquirir los tradicionales productos de este pueblo zapoteco, como: totopo, camarón, queso, huevo de tortuga, tamales y elotes.

Las tortillerías son los únicos establecimientos que abren sus puertas aunque las filas son kilométricas.

“Por lo menos ya podemos comer totopo o tortilla con queso”, ataja una mujer vestida de nahua y huipil.

Sin embargo, la insuficiencia de agua constituye la mayor contrariedad porque un buen número de damnificados no puede pagar un garrafón de agua de 18 litros porque las empresas embotelladoras locales incrementaron el precio; antes del terremoto se vendía en 24 pesos y ahora, hasta en 50 pesos.

Decenas de edificios están a punto de colapsar.

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