Culpable de abuso sexual en la Central de Abasto

El imparcial
Ataca a vendedora de agua de coco en la Central de Abasto.

El mesero del bar La Patrona, Rafael M.S. fue sentenciado a dos años y seis días en prisión por el Juez Primero de lo Penal por su plena responsabilidad en los delitos de abuso sexual y lesiones, en agravio de una comerciante, vendedora de agua de coco de la Central de Abasto.

De igual manera, el Juez lo condenó al pago de 3 mil 482 pesos por multa; sin embargo, lo benefició al pago de 5 mil pesos por condena condicional.

En el expediente penal 131/2016, (antes 99/2015 de Juzgado Séptimo de lo Penal), se encuentra la denuncia de la agraviada, quien relató que desde hace seis meses conoció a Rafael M.S. o Jaime S.O., quien regularmente la visitaba a su negocio ambulante y le compraba agua de coco, es por ello que comenzaron una relación de amistad.

Hace cuatro meses, asegura la joven que se separó de su pareja sentimental y comenzó a vivir en San Agustín de Las Juntas.

Luego de diversas pláticas con su cliente, Rafael la invitó a salir en calidad de amigos, es por ello que la comerciante aceptó.

Fue en el pasado mes de abril, cuando ella acudió al bar La Patrona, situado en la Experimental, San Antonio de la Cal y estuvo algunos minutos.

Asegura que Rafael se mostró celoso y al ir a su mesa la comenzó a insultar, pues le dijo que: “Era una cualquiera, pues todos se la quedaban viendo”.

Al sentirse ofendida, la mujer se levantó y le dio una bofetada, luego salió del bar y le dijo que no la volviera a buscar.

El 14 de mayo, ella caminaba sobre la calle Era de San Agustín de las Juntas, por lo que, a 200 metros de su vivienda, se encontró con Rafael, quien la jaló del brazo violentamente y le exigió que le diera la llave de su morada.

La joven se molestó y le dijo que la soltara, que no le daría nada. En un descuido Rafael aprovechó y le arrebató su llave y huyó del lugar.

Ese día, asegura la quejosa, que se tuvo que brincar la barda de su casa para poder entrar.

Fue hasta el día 16 de mayo, cuando ella decidió buscar a Rafael para exigirle que le entregara sus llaves, por ello, a 200 metros de su casa, sobre la primera privada de Arroyo Seco de San Agustín de Las Juntas se lo encontró.

Luego de discutir, Rafael la jaloneó y la condujo sobre la esquina que hace privada de Arroyo Seco y Venustiano Carranza, ahí el mesero le dio un puñetazo en la mejilla izquierda.

“Doña Olga, doña Olga”, gritó la comerciante para que la mamá de Rafael interviniera.

Al poco rato, doña Olga salió de su casa y le ordenó a su hijo Rafael que le devolviera las llaves, sin embargo, el indiciado se negó.

En ese lapso, Rafael condujo a la agraviada cerca de un templo cristiano, sitio donde la golpeó, la tiró y se le encimó.

“Vamos para tu casa, vamos”, ordenó Rafael a la comerciante, al mismo tiempo que le daba otro puñetazo y trataba de bajarle su pantalón y su prenda íntima, la cual le rompió durante el forcejeo.

Refiere la perjudicada que en ese momento Doña Olga acompañada de un señor, se acercó, al parecer para tranquilizar a Rafael.

En ese momento, la comerciante se reincorporó y trató de huir, pero metros adelante fue alcanzada y derribada de nueva cuenta.

Rafael, asegura la joven, que comenzó a tocarle los pechos y a decirle que: “se dejara de estupideces”.

Tras los gritos, al parecer los vecinos ya habían pedido ayuda, es por ello que elementos de la Policía Municipal de San Agustín de Las Juntas arribaron al sitio y lo detuvieron.

El mesero del bar La Patrona, RafaelM.S., en ese entonces de 20 años de edad, originario de Niltepec, Juchitán y vecino de San Agustín de Las Juntas, de inmediato fue puesto a disposición del agente del Ministerio Público, quien tras el vencimiento del término constitucional ordenó que fuera encarcelado y consignado ente el Juez Séptimo de lo Penal, quien durante el término constitucional le dictó auto de formal prisión, sin embargo, el indiciado logró su libertad bajo fianza.

Tras la desaparición del Juzgado Séptimo debido al nuevo sistema de justicia penal, el expediente penal 99/2015, fue radicado en el Juzgado Primero bajo el número 131/2016.

Luego del cierre de instrucción, la formulación de conclusiones y la audiencia final, el Juez Primero lo sentenció a dos años y seis días en prisión.

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