Cientos de familias oaxaqueñas afectadas por covid 19

PALOMA DUARTE: 

En Oaxaca, el virus SARS-CoV2 (COVID19) ha dejado un profundo impacto en las familias, no solo por el luto que ha generado en 1,934 familias, sino también por la situación económica que se ha presentado; despidos en el Gobierno del Estado y en empresas privadas han sido un común, lo que ha provocado que algunas familias generen nuevas acciones para poder subsistir encontrando con ello nuevas oportunidades que no se hubieran presentado de no haberse instalado por tanto tiempo esta pandemia.

HISTORIAS DE ÉXITO EN TIEMPOS DE PANDEMIA

El 23 de marzo pasado se presentó en Oaxaca el primer caso de COVID-19, a partir de esa fecha el incremento en las medidas sanitarias se hizo presente, por lo que el restaurante “Casa Maguey” ubicado en los Valles Centrales de Oaxaca tuvo que cerrar sus puertas debido a que era insostenible la renta de 20 mil pesos mensuales y los gastos que erogan, provocada por la falta de comensales.

Su dueña Olga Sorroza, sin embargo, no dejó morir el sueño que tenía cuando emprendió su restaurante, y conociendo la necesidad de sus empleados, trasladado su negocio a un lugar improvisado, su casa, y es que, atender o cocinar desde su restaurante se hizo imposible ante el robo que sufrieron unos días después del inicio de la pandemia.

Con el nombre de “Antojos Mexicanos” ahora vende comida a domicilio, ha expandido su negocio a empresas privadas y dependencias del gobierno del estado que por diversas circunstancias continúan laborando durante esta pandemia; ha aprendido a utilizar las plataformas digitales para acercarse a sus clientes.

“De domingo a viernes cocinamos, no tuvimos que despedir a nuestros empleados, y contrario a ello, utilizamos a otras personas para llevar nuestros alimentos y eso genera que la economía se siga moviendo, y aunque dejamos los platillos gourmet para dar paso a guisos más sencillos para disminuir costos, hoy seguimos haciendo lo que más amamos”, refiere.

Con diabetes tipo II, hipertensión arterial y sobrepeso, María Jiménez es otra historia de éxito que se teje en tierras oaxaqueñas, despedida de su antiguo trabajo, una fábrica de madera, el primer mes después de llegar la pandemia la paso “jodidamente mal”, la renta, los alimentos para ella y sus tres pequeños absorbieron los pocos ahorros que tenían.

Sin saber a dónde ir, comenzó a buscar trabajo, sin embargo, tuvo poco éxito, su poca preparación académica y experiencia laboral la llevaron a lavar ropa ajena, pero al no alcanzar para cubrir sus necesidades, aún invadida por el miedo ingresó a prestar servicios como afanadora en un hospital invadido de COVID-19.

Solo resistió 1 mes, la asignaron al área de contagio, y ahí le llegó la depresión; ver gente intubada, con diversos síntomas y en muchos de los casos enterarse de que no sobrevivían, la llevó a presentar su renuncia; no podía llegar a su casa sin ponerse a llorar, sin pensar que sería de sus hijos si ella se contagia y moría.

Fue ahí donde se dio cuenta de algo, su amor por las plantas podría salvarla, y es que a lo largo de los años había recolectado plantas de todo tipo y en cualquier espacio las colocaba; cola de borrego en latas de refresco se observan por doquier, al igual que, mala madres, geranios, rosales, dedos de dios y sobre todo suculentas.

Además, su vecina conocía gente de Santa María Atzompa, un lugar en Oaxaca en donde elaboran macetas, así que decidió arriesgarse e invertir su último salario en comprar algunas bellezas artesanales, así empezó a acudir al “Jardín Morelos” un lugar que se ha convertido en una zona tradicional para la venta e intercambio de plantas.

Su primera compra se había vendido en solo dos fines de semana, recuperando su inversión y sacando un poco de ganancia, y aunque estuvo a punto de desistir por el cierre del lugar ante la pandemia, su vecina nuevamente entro a su rescate y le dio la idea de comercializar vía redes sociales, ella le prestaría su internet para hacerlo.

Así nació “Ye´e cub” (flor nueva) un lugar en el que se dedica a pintar, arreglar y comercializar las macetas, que por alguna extraña razón dice, se están vendiendo como nunca, o al menos ella no lo había percibido de esa manera, sin embargo, ahora de estas ventas ha podido sobrevivir y mantener a su familia, pagar su renta; pero sobre todo ha podido mantenerse segura y más cerca de sus hijos.

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