B.B. King y Ornette Coleman, las grandes pérdidas de 2015

Milenio

La muerte de estos artistas significó un golpe para el blues, el free jazz y la música creativa en general; otras figuras que fallecieron son Percy Sledge, Gunther Schuller y el director Kurt Masur.

Ciudad de México

La desaparición este año del guitarrista y cantante B. B. King y el saxofonista, violinista y trompetista Ornette Coleman significaron un golpe tremendo para el blues, el free jazz y la música creativa en general. Su contribución al enriquecimiento de la música del siglo XX fue tal que se seguirá percibiendo un sentimiento de orfandad.

Otras figuras desaparecidas en el año que termina: Percy Sledge, cuya mención de su canción “When a Man Loves a Woman” basta para recordarlo, lo mismo que a Ben E. King, cuando se habla de “Stand by Me”, aunque compusieron muchas otras obras. Murieron también Gunther Schuller, compositor, investigador e impulsor de la tercera corriente, que fusiona el jazz con la música de concierto, y el director Kurt Masur, renovador de la Orquesta Filarmónica de Nueva York.

Su espíritu y su música nos acompañan, como el de Beethoven, quien alguna vez dijo que “la música debe hacer brotar el fuego en el espíritu de los hombres”. La frase se aplica a las interpretaciones que la Orquesta Anima Eterna Brugge presentó en el Festival Internacional Cervantino (FIC). Con instrumentos de época y una orquesta a la usanza de Beethoven cautivó a los privilegiados que pudieron escuchar sus nueve obras maestras.

Bajo la dirección de Jos van Immerseel, Anima Eterna Brugge devolvió la frescura a las sinfonías de Beethoven y convirtió el ciclo de conciertos en el referente musical del 2015. El FIC habrá de meditar mucho el siguiente bloque de su Proyecto Beethoven para estar a la altura de la calidad que alcanzó este ensamble.

Pese a los recortes presupuestales, la música tuvo momentos destacados  en el año. En el propio FIC, si por un lado destacó la presencia del coro Vox Cantoris, que interpretó música a la usanza del renacimiento, la London Sinfonietta ofreció un programa de desafiante música contemporánea y Paul O’Dette demostró porque es considerado uno de los maestros del laúd.

En el Auditorio Nacional destacó la presencia de los tenores Fernando de la Mora, Juan Diego Flórez y Plácido Domingo, cada quien por su cuenta.

Especialmente emotiva fue la visita de Domingo, quien dirigió a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México para conmemorar el terremoto de 1985 en la Plaza de las Tres Culturas. Después regresaría al Auditorio para celebrar los 55 años de su debut en México.

Muere_B-B-_King-Lucille-Rey_del_Blues-Riley_B-_King_MILIMA20150515_0068_11Si la soprano Anna Netrebko tuvo una actuación deslumbrante en el Palacio de Bellas Artes, no fue el caso de su esposo, el tenor Yusif Eyvazov, quien en sus duetos quedó muy a la sombra de su mujer con un desempeño errático.

Quien cada vez encuentra más su camino es la soprano Olivia Gorra pues, además de su labor en los escenarios, este año impulsó el concierto de canto que lleva su nombre. Lo interesante de esta justa es que el repertorio a interpretar es de compositores nacionales. “No se trata de un patrimonio intangible: ahí están las partituras para ser cantadas”, dijo la cantante.

En el terreno sinfónico, grata fue la presencia de la Orquesta Filarmónica de Londres, dirigida por Alondra de la Parra, y de una violinista tan joven como excelsa, Jeniffer Pike. Y si la Orquesta Sinfónica del IPN celebró sus cincuenta años también en Bellas Artes, la Orquesta Sinfónica Nacional tuvo como director invitado a David Stern, digno heredero de su padre, el violinista Isaac Stern (también un director notable).

En pleno boom de la música contemporánea, es de reconocer el trabajo de Ónix, ensamble dirigido por el flautista Alejandro Escuer, que celebró su vigésimo aniversario.

Otra flautista, Marisa Canales, celebró dos décadas de existencia de Urtext, el sello discográfico del que es directora general. Con un catálogo que ha contribuido a difundir la música de concierto mexicana, latinoamericana y de otras latitudes, incluye más de 320 títulos, más del 85 por ciento de música mexicana.

Uno de los grandes conciertos del mermado Festival del Centro Histórico fue el del violinista Shlomo Mintz, quien nos recordó que “hacer música no es tocar las notas de manera perfecta: la música es lo que pasa entre las notas”.

Del jazz, blues y otros géneros

Los amantes del jazz tuvieron la oportunidad de escuchar, con días de diferencia, al trompetista Wynton Marsalis y a su hermano, el saxofonista Branford, en dos conciertos memorables. Un gran descubrimiento fue la presencia de la cantante Cécile McLorin Salvant en el FIC, mientras que el pianista Eddie Palmieri refrendó en La Maraka su título de maestro de la música afrocaribeña y el jazz.

Un conmovedor retorno a los escenarios fue el de la cantante Betsy Pecanins, pues a pesar de sus serios problemas físicos con la voz encontró formas nuevas de desplegar su arte. También los de Buenavista Social Club sacaron fuerzas de una reserva que parece inagotable al presentarse dos veces en el Auditorio Nacional.

Entre los discos de jazz nacionales sobresale Refraction, debut en piano solo de Alex Mercado (que parece tocar en todas partes y con todos). Debemos citar también The Meridian Suite, del baterista Antonio Sánchez, quien se ha convertido en un referente de los músicos que quieren triunfar en el extranjero.

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