Altar a la Virgen de Dolores, tradición que se preserva en Oaxaca desde el siglo XVI

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El sexto viernes de Cuaresma es una tradición arraigada de las y los oaxaqueños, que simboliza el objeto de devoción y veneración a la Madre de Dios en la advocación de la “Virgen de Los Dolores”.

Este día no sólo se traduce en la remembranza de un credo religioso, sino también es una oportunidad para recuperar, rescatar y preservar las tradiciones más antiguas de la ciudad.

De acuerdo con documentos históricos, los altares de dolores comenzaron a colocarse en el siglo XVI.

El integrante de la Orden de los Dominicos, Freddy Bolaños Cisneros, explica que los antecedentes de esta tradición se remontan a la época de la Colonia, cuando llega la primera imagen de la Dolorosa a Oaxaca, siendo esta el óleo que se encuentra en la capilla de San Cosme y San Damián, ubicada en el cruce de la avenida Independencia con la calle J.P. García.

Freddy Bolaños, quien desde hace 15 años coloca el altar en honor a esta virgen en la Librería Grañén Porrúa, comparte el significado de los implementos del altar, entre los que destacan los colores como el negro, morado, azul marino, rojo y blanco, que significan el dolor y la pureza de la Virgen Dolorosa.

Los altares se preparan con anticipación desde la siembra del maíz, trigo, chía y lenteja en maceta de barro claro, junto con las figuras de “animalitos” hechos de arcilla porosa para que germinen los granos, depositándolos en un lugar húmedo y cerrado a la luz para que muestren una singular coloración.

Aún con el paso de los años, los altares no han dejado de contar con plantas representativas como el romero, poleo, álamo, laurel, trébol, palmas y albahaca.

Para continuar preservando esta tradición, el Municipio de Oaxaca de Juárez promueve la exhibición de altares en honor a la Dolorosa en templos de la ciudad, museos, hoteles y bibliotecas.

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