Humberto Álvarez, el médico mexicano que fue secuestrado y entregado a la DEA por el caso ‘Kiki’ Camarena
Al igual que Ismael ‘El Mayo’ Zambada, durante la década de los 90’s un ciudadano mexicano fue sustraído ilegalmente del país luego de que Estados Unidos lo señaló de estar involucrado en el asesinato del agente Enrique ‘Kiki’ Camarena.
MILENIO
La tarde del 25 de julio de 2024, el gobierno de Estados Unidos afianzó uno de los golpes más fuertes que ha recibido el Cártel de Sinaloa a lo largo de toda su historia: la aprehensión de Ismael El Mayo Zambada y de Joaquín Guzmán López.
A casi tres semanas del insólito hecho, las dudas sobre cómo llegaron el septuagenario capo y el hijo de Joaquín El Chapo Guzmán a un aeródromo cerca de El Paso, Texas continúan surgiendo y generando tensión en ambos lados de la frontera.
Y es que, de acuerdo con la versión que el mismo Señor del Sombrero difundió a través de su abogado, su detención fue el resultado de un secuestro del cual fue objetivo, y que, asegura, fue coordinado y planeado por Joaquín Guzmán López, su propio ahijado.
Si bien en su comunicado el embajador de México en Estados Unidos, Ken Salazar, afirmó que las evidencias apuntaban a que Ismael El Mayo Zambada había sido trasladado en contra de su voluntad al país vecino, dicho detalle dio elementos para que la Fiscalía General de la República (FGR) iniciara una carpeta de investigación por una serie de delitos en los que está contemplado el de traición a la patria.
DATO… …
La traición a la patria está estipulada en el artículo 123 del Código Penal Federal
En su segunda fracción se encuentra plasmado textualmente que “se considerará en el supuesto previsto […] al que prive ilegalmente de su libertad a una persona en territorio nacional para entregarla a las autoridades de otro país o trasladarla fuera de México con tal propósito”.
Aunque serán las investigaciones que realice la dependencia que encabeza el fiscal Alejandro Gertz Manero las que determinen si hubo o no traición a la patria por el supuesto secuestro del cofundador del Cártel de Sinaloa, el caso sacó del baúl de los recuerdos la historia de Humberto Álvarez Machain, cuyas coincidencias han comenzado a marcar la senda de la estrategia que la defensa de Ismael Zambada García podría llevar para favorecer a su cliente en Estados Unidos.
El Cártel de Guadalajara y el agente asesinado de la DEA
México y Estados Unidos se vieron envueltos en una tensa relación diplomática durante la década de los 90’s luego de que el 5 de marzo de 1985 fuera localizado en un paraje de La Angostura, Michoacán, el cuerpo de Enrique Camarena Salazar.
Información del archivo histórico de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) describen a Kiki como un hombre que creía que las acciones de todos y cada uno de los individuos marcaban la diferencia en la guerra contra las drogas. Camarena Salazar fue asignado a la Oficina de Residentes de la DEA en Guadalajara, desde donde trabajaba para identificar a capos del narcotráfico.
La historia sobre como Kiki Camarena se infiltró en el Cártel de Guadalajara y logró dar fuertes golpes a la organización delictiva -como el decomiso de cargamentos o la quema del rancho El Búfalo de Rafael Caro Quintero- ha sido contada en múltiples ocasiones por la prensa e incluso por series de televisión.
Empero, el trágico final que tuvo el agente especial antinarcóticos en realidad desató lo que hasta la fecha considera la DEA como la investigación más compleja que jamás hubieran realizado. Y es que, además de identificar a los autores intelectuales y materiales del crimen, sus pesquisas los guiaron también a destapar la inmensa red de corrupción y complicidad que existía con numerosos funcionarios mexicanos.
“A lo largo de febrero de 1985, la DEA continuó sus esfuerzos para localizar al agente especial Camarena. Se entrevistó a testigos y se siguieron numerosas pistas. Se realizaron allanamientos en varias residencias y ranchos en México. Con base en la información desarrollada, la DEA solicitó a la Policía Judicial Federal de México considerar a Rafael Caro Quintero, Miguel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo como sospechosos del secuestro”, se lee en un documento del archivo histórico de la agencia antinarcóticos estadounidense consultado por MILENIO.
Tras el hallazgo del cuerpo, un equipo forense estadounidense realizó la autopsia correspondiente y determinó que la causa de muerte tanto de Kiki Camarena como del piloto Alfredo Zavala Avelar fueron heridas contundentes en la cabeza.
Ese fue el fin del Cártel de Guadalajara pues, con el gobierno de Estados Unidos presionando para que fueran detenidos los responsables del asesinato y tortura del agente especial de la DEA, uno por uno fueron cayendo los principales líderes de la organización delictiva.
El primero fue Rafael Caro Quintero, quien fue aprehendido el 4 de abril de 1985 en Costa Rica y, aunque negó estar relacionado con el caso quedó bajo resguardo de las autoridades. Tres días más tarde, Ernesto Fonseca Carrillo fue arrestado en Puerto Vallarta y, al igual que su socio, negó tener conocimiento e implicación con el crimen.
Las contradicciones entre los testimonios de ambos cabecillas del Cártel de Guadalajara de pronto comenzaron a sugerir que la persona detrás del mediático homicidio fue nada más y nada menos que Miguel Ángel Félix Gallardo -mejor conocido como el Jefe de Jefes-, cuya detención se cumplimentó hasta el 8 de abril de 1989.
“En abril de 1985, la DEA se enteró de que ciertos miembros del gobierno mexicano tenían en su poder una serie de cintas de audio de la tortura y el interrogatorio de Camarena. Estas cintas supuestamente habían sido confiscadas por autoridades militares mexicanas a Fonseca durante su arresto en Puerto Vallarta. Cuando la DEA confirmó que la voz en la cinta era Camarena, el gobierno mexicano, después de una gran presión por parte del gobierno estadounidense, entregó copias de las cinco cintas“, describe el documento del archivo histórico de la agencia antinarcóticos estadounidense.
La operación leyenda y el médico mexicano
En mayo de 1985 un nuevo equipo de investigación de la DEA se estableció en México con el objetivo de coordinar las pesquisas del secuestro de Kiki Camarena y el piloto Alfredo Zavala.
La Operación Leyenda -como fue nombrada la investigación- guio a los agentes a afirmar que fueron cinco individuos quienes privaron de la libertad al agente especial antinarcóticos y lo trasladaron al Número 881 de la calle Lope de Vega en Guadalajara la tarde del 7 de febrero de 1985.
La presencia de agentes estadounidenses realizando investigaciones en territorio nacional ya había comenzado a tensar la relación bilateral de ambos país, no obstante, la situación escaló a un segundo nivel en 1990 cuando a las afueras de su consultorio en Guadalajara fue secuestrado el médico jalisciense Humberto Álvarez Machain.
De acuerdo con una entrevista que concedió al periodista Manuel Baeza para MILENIO en 2020, Álvarez Machain declaró que tenía conocimiento de que autoridades buscaban involucrarlo en el caso Kiki Camarena por la cercanía que, por su profesión, mantuvo con la familia de Caro Quintero.
Al saberse en el radar de agentes estadounidenses, el médico jalisciense acudió con un abogado quien le asesoró que se mantuviera tranquilo. Nunca esperó que sería sustraído ilegalmente de México.
Se especula que las personas que perpetraron el secuestro de Humberto Álvarez Machain estaban adscritos a la DEA, no obstante, de lo que sí se tiene certeza es que el hombre fue trasladado en un vuelo privado hasta El Paso, Texas en donde agentes de la misma agencia antinarcóticos lo aprehendieron y procesaron por su presunta participación en el asesinato de Kiki Camarena.
Información recopilada en un artículo difundido por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señala que al médico jalisciense se le acusó de delitos que iban desde complicidad para cometer actos violentos en actividades mafiosas hasta el arresto de un agente federal.
“Tal vez lo más grave es que considera la DEA como parte acusadora, que el doctor Álvarez Machain utilizó sus conocimientos científicos a efectos de prolongarles la vida a las víctimas y poder así continuar con las torturas e interrogatorios“, describe el citado artículo consultado en la Biblioteca Jurídica Virtual.
La disputa diplomática entre México y EU
Ante la posible violación a la soberanía mexicana en la que se pudo incurrir al extraer ilegalmente al Humberto Álvarez Machain de su país, el gobierno de México argumentó una violación al Tratado de Extradición firmado entre ambos países publicado en el Diario Oficial de la Federación el 26 de febrero de 1980.
La Corte Federal de Distrito de Los Ángeles, California fue la encargada de atraer el caso y ante ella, la defensa del doctor jalisciense alegó que el acusado fue presentado por medios violentos o extralegales no contemplados en el tratado de extradición.
Tras una exhaustiva investigación, la corte concluyó que “si bien era cierto que el gobierno de los Estados Unidos niega su participación en el secuestro, parece probado que la DEA hizo intentos, con anterioridad a los hechos, para que las autoridades mexicanas le entregasen al reo mediante negociaciones menos formales, las que no tuvieron éxito”.
Datos de la resolución de la Corte Federal de Distrito de Los Ángeles citados en el artículo La sentencia Álvarez Machain y el orden jurídico internacional refieren que su investigación también reveló que los presuntos secuestradores recibieron pagos parciales por parte de la DEA, además de una pensión mensual para sus familias que, a raíz de los hechos, se mudaron a Estados Unidos.
El 15 de julio de 1992 el tribunal federal estadounidense emitió su sentencia, declarando a Humberto Álvarez Machain como inocente y ordenando su deportación a México. Una vez en su país natal, el doctor regresó a su domicilio en Guadalajara y en 2020 declaró en entrevista con Manuel Baeza para MILENIO:
“Yo no salí libre por mi propia voluntad. Yo salí libre en una corte federal de los Estados Unidos, por la decisión de un juez federal. Donde con base en razones y de acusaciones que no existían, salí libre. Júzguenme.”