Sacerdote, a la cárcel

El imparcial

Presbítero encargado de la Catedral de Oaxaca ataca a un joven trabajador del templo, a quien sometió sexualmente luego de embriagarlo; se espera que este día dé su versión de lo ocurrido

El presbítero C.F., quien era el encargado de la Catedral de Oaxaca, fue detenido por elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) y trasladado al Centro Penitenciario de Miahuatlán de Porfirio Díaz por su probable responsabilidad en la comisión del delito de violación equiparada agravada en perjuicio de un joven trabajador del templo.

En el expediente penal 274/2016, se encuentra la denuncia –presentada el 29 de marzo de 2016- del joven de 19 años, en la cual dijo que desde los tres años ha permanecido apegado a la religión.

Dijo que ha prestado sus servicios en diversas parroquias, pero que hacía cuatro años, en el año 2012, llegó a la Catedral de Oaxaca, con la finalidad de seguir su formación y realizar sus sacramentos como lo son: el bautizo, la primera comunión y la confirmación.

En ese lapso, aseguró que al frente de la Catedral quedó el padre C. F., mientras el jovencito seguía asistiendo al catecismo; incluso se ofreció a ayudar como acólito y en los trabajos para honrar al Señor del Rayo.

Debido al tiempo invertido en el lugar, en octubre de 2015, el presbítero pidió a la víctima que trabajara en La Catedral.

Dijo el agraviado que aceptó, por lo que, en un principio, el padre le pagaba 400 pesos quincenales.

El 23 de octubre de ese año el presbítero le pidió que estuviera más tiempo, por lo que le comenzó a pagar 800 pesos quincenales.

Dijo el joven que no lo hacía por el dinero, sino por la vocación que tenía.

Agregó que, con el tiempo, varios trabajadores salían y entraban, pues no les convenía la paga que les daba el padre.

Ahí conoció a un joven, quien era sacristán del párroco, el cual también se salió debido a diversas situaciones en las que se enfrentó.

Aseguró la víctima, que el sacristán en diciembre de 2015, le contó que el padre cada vez que estaba ebrio, le llamaba por teléfono y le pedía “que fuera un ratito a La Catedral”.

Además de que en varias ocasiones lo acariciaba y le enviaba fotos vía Whatsapp de su parte íntima.

Dijo el joven agraviado, que, por versiones del sacristán, su salida se debió a que el padre se enojó con él, debido a que el padre lo había pellizcado y él reaccionó aventándole las manos.

Recuerda el joven que el padre lo molestaba mucho con el sacristán.

“Ahí va tu novio” “ahí vas”, eran algunas de las palabras que le decía el padre a la víctima.

Incluso un día me dijo: “¿Eres put…? Pero yo no le contesté por respeto”, dijo el agraviado.

Agregó que el presbítero siempre que podía lo incitaba a tomar mezcal, pero nunca aceptaba la invitación.

El 24 de marzo, la víctima aseguró que tuvo que quedarse debido a que era una fecha importante ya que los feligreses visitan los “7 Templos” o “7 Casas”, por lo que le pidió ayuda a su amigo J.C., quien se desempeñaba como catequista.

Dijo que a la una de la madrugada del 25 de marzo se cerraron las puertas de Catedral y se disponían a descansar.

El agraviado junto con J.C. se dormirían en el curato del templo.

El padre C.F. les dijo que: “Se echaran unas copitas de mezcalito para el desestrés”.

Los dos jóvenes aceptaron, es por ello que el padre tomó una botella Seven Up de dos litros, la cual estaba llena de mezcal y sirvió en tres vasos.

De igual manera, el padre fue por unas verduras al vapor para dárselas como botana.

Asegura el agraviado que en la tercera copa se comenzaron a sentir un tanto mareados, por lo que entre la plática el padre comenzó a acariciarle el hombro al catequista.

“Qué pasó ¿así nos llevamos?”, le dijo el catequista al padre.

“Qué pasó”, contestó el padre al mismo tiempo que le acariciaba la pierna y recorría su mano hasta los genitales.

“Padre, yo no soy así, no nos llevamos así”, le dijo seriamente el catequista.

“Que pasó, no te enojes, todavía eres un niño”, le contestó el padre C.F.

Debido a ello, el catequista se levantó y dijo que iría a descansar, que se sentía mareado, es por ello que caminó hacia el curato.

Mientras, él y el párroco continuaron ingiriendo mezcal.

Aseguró el agraviado, que el padre estaba insistente en ver cómo estaba el catequista, pero él le contestaba que no fuera, que lo dejara descansar.

Para ese momento, dijo la víctima que comenzó a sentir los estragos del mezcal, pero que el padre le sirvió el quinto vaso, el cual se lo tomó.

A partir de ese instante, dijo el joven recuerda que el padre lo acariciaba y él forcejeaba, pero cada segundo que pasaba se sentía muy ebrio.

“Vi sobre el pantalón del padre que era como de gabardina que se notaba su pene erecto, entonces sentí miedo pues me sentía sin fuerza, entré al cuarto y forcejeé con el padre”.

A partir de ese momento, dijo, sintió que lo jaló el párroco, se golpeó la cabeza y solamente sentía que lo movían, de ahí ya no supo que pasó.

Al despertar, dijo que estaba con el torso en la cama y las piernas en el piso.

Además, por toda la habitación había heces fecales, además tenía heces en todo el cuerpo.

Aseguró que le dolía todo el cuerpo y estaba desnudo, su pantalón roto tirado en el piso manchado.

“Qué te pasó”, le dijo el catequista cuando lo vio, al mismo tiempo que agachaba la mirada.

Asustado, el catequista salió en busca de ayuda, mientras él trataba de recordar todo y tenía por seguro que el padre lo había ultrajado.

Ese día a las 7:00 horas, en el viacrucis el padre no se presentó, mientras que el agraviado se metió a bañar.

Posteriormente, le contó lo sucedido a su papá, por lo que al siguiente día 26 de marzo, acudió a realizarse análisis para detección de drogas y otras sustancias.

El domingo 27 de marzo, el agraviado y sus padres se entrevistaron con el arzobispo José Luis Chávez Botello, quien solamente les dijo que se abriría el caso correspondiente, que hicieran oración para que sanaran las heridas.

También les dijo que iría a un encuentro de obispos a la Ciudad de México y estaría fuera de la ciudad durante 15 días, que le dejaba el caso al secretario de la Diócesis.

Aseguró que el día 28 de marzo, presentó a sus testigos ante el secretario de la Diócesis, el cual solamente escuchaba, pero no tomaba anotación alguna.

Ante tal ultraje, dijo la víctima, se presentó ante el agente del Ministerio Público adscrito a la Fiscalía Especializada para la Atención a Delitos Contra la Mujer por Razón de Género para denunciar el caso.

“Me parece injusto que esto quede impune, porque el padre tiene contacto principalmente con los niños y jóvenes, temo que pueda hacer lo mismo con alguien más”, dijo el agraviado al mismo tiempo que daba la media filiación del párroco.

Consignada la averiguación, el Juez Cuarto de lo Penal libró la respectiva orden de aprehensión, es por ello que elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) lograron la detención del padre y lo trasladaron al Centro de Internamiento de Miahuatlán de Porfirio Díaz.

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