Mal aliento o halitosis puede ser signo de enfermedades digestivas: IMSS

COMUNICADO

  • Primera Semana Nacional de Salud Bucal del 16 al 20 de abril

La Halitosis, también conocida como mal aliento, se define como el conjunto de olores desagradables que se emiten por la boca, se considera un problema de carácter social relacionado con una higiene bucal deficiente o con enfermedades de la cavidad oral, aunque en ocasiones puede ser una manifestación de alguna otra patología.

De acuerdo con el Supervisor Delegacional de Estomatología del IMSS, Alfredo Jacciel Osorio Villa, existen dos tipos de Halitosis, la oral y la extra oral, en el caso de la primera esta se debe en su mayor parte a la acumulación de placa bacteriana en la lengua, aunque también puede estar causada por problemas periodontales, caries dentales, hábito de fumar, entre otras.

La Halitosis extra oral, se debe principalmente a trastornos del sistema digestivo, así como enfermedades hepáticas o renales, por lo que es conveniente saber que cuando el aliento tiene un olor en particular  como es el caso de un aliento que huele a frutas es un signo de cetoacidosis, que puede ocurrir en la diabetes.

El aliento que huele a heces puede presentarse en personas con insuficiencia renal crónica, este puede tener un olor similar al amoníaco también descrito como un olor parecido a la orina o a pescado, indicó Jacciel Villa.

Para realizar una adecuada higiene bucal, es necesario recordar los principios básicos del cepillado, los dientes de arriba se cepillan hacia abajo, y los de abajo para arriba, y las muelas con un movimiento circular. También hay que limpiar a conciencia la lengua, utilizar hilo dental y enjuague bucales.

Cabe destacar que el instituto a través del programa PrevenIMSS, realiza acciones de promoción a la salud bucal, aconsejando llevar los pequeños desde los tres años de edad al servicio de Estomatología para que aprendan la técnica correcta del cepillado dental.

Finalmente el Supervisor Delegacional de Estomatología del IMSS, exhorta  acudir a sus chequeos médicos por lo menos con una frecuencia de un año para que le detecten y remuevan la placa dentobacteriana, además de la aplicación tópica de flúor.

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