En varias tradiciones, el pan es alimento de culto

Ciudad de México.-Las civilizaciones “florecieron gracias a los granos, porque son una de las bases de la alimentación. Los cereales han sido fuente fundamental de la energía a la que el ser humano podía acceder, pues contienen los carbohidratos que el organismo necesita para poder vivir y realizar sus actividades”, y por ello el pan forma parte de la cultura en diversas tradiciones, además de ser un símbolo de gran importancia en distintas religiones, comentó Alina García, nutrióloga certificada con maestría en Administración en Sistemas de Salud.

“En civilizaciones como Mesopotamia y Egipto, lo que hacían primero era machacar el grano y mezclarlo con agua, porque al principio no lo cocían. La ventaja era que el grano se podía comer todo el año y era fácil de almacenar”, detalló.

Más adelante, en Egipto, empezaron a cocer la mezcla del grano machacado con el agua, aunque al principio lo hacían sin levadura. “Eso parece ser que se descubrió por casualidad hace alrededor de 4 mil años, cuando lo dejaron reposar cerca de la levadura, no se lo comieron y al día siguiente descubrieron que al cocerlo se inflaba y que el sabor era distinto, mucho más agradable”.

En la historia y el arte, el pan también tiene un papel fundamental. “Un dato curioso es que aparece en museos y pinturas de varias épocas y civilizaciones”, añadió la especialista, tras destacar que la cultura griega “tenía una deidad llamada Demeter, que es la diosa de la alimentación, y en su imagen se incluyen espigas de trigo; desde ahí vemos la importancia cultural de ese cereal”.

Los rituales

Desde las ofrendas griegas a la diosa Demeter, hasta las tradiciones religiosas y la adaptación de rituales paganos en la conquista española, el pan es un elemento presente en distintos cultos.

La Matzá, por ejemplo, es una variedad plana que no se deja reposar antes de hornearla, que es muy importante en la fiesta judía de Pesaj (Pascua en el catolicismo).

La razón de comer ese pan sin levadura en dicha efeméride es que los egipcios, explica el rabino Yosef Bitton, lo daban a los esclavos por dos motivos: primero, que “era el alimento más barato que se podía producir” y segundo, que “se coloca en el horno cuando aún está plana. En el cautiverio egipcio el proceso que permitiría la fermentación se omitía porque los judíos tenían que trabajar sin pausa. Sus patrones no estaban dispuestos a darles 20 minutos de descanso, y mucho menos para que pudieran comer un pan sabroso”.

En Pesaj comen ese tipo de pan para recordar cuando fueron liberados, ya que al salir huyendo de Egipto también fue su única opción de alimento al no tener tiempo para fermentarlo; sin embargo, afirma Bitton, en esa ocasión “la misma Matzá que comíamos como esclavos tenía un sabor diferente: el de una libertad que estaba ocurriendo ya, precipitadamente… Al comerla celebramos nuestra redención, sin olvidar nuestro sufrimiento”.

Alina García señaló que “igual en el catolicismo está el sacramento de la consagración y eucaristía”, un ritual en el que también se usa pan, aunque las variedades han evolucionado. Cabe recordar que, según la tradición católica, Jesús fue crucificado en Pascua, por lo que el pan que repartió en la última cena debió ser Matzá.

Pero las variedades son tantas, que incluso entre distintos credos cristianos hay muchas diferencias. De acuerdo con Henri Leclercq, autor de La Enciclopedia Católica, si bien el catolicismo no admite pan con levadura, las hostias de los

griegos ortodoxos sí, “y son de un tamaño grande, a veces redondas, triangulares, en forma de cruz y, más a menudo, cuadradas”.
El Corban es otro pan con levadura que emplean los coptos para la comunión y es “redondo, plano por debajo, convexo en la parte superior y tan grande como la palma de la mano”.

Los luteranos no le dan importancia, mientras que los calvinistas suelen usar pan común, ya que Teodoro de Beza, teólogo de esa corriente, sostuvo que “cualquier tipo, sin importar su origen, era adecuado para la eucaristía”.

El mestizaje

Gracias a que los romanos lo expandieron en su imperio al instalar los primeros hornos públicos, el pan con levadura dejó de ser exclusivo de ricos. “La gente ya podía ir y hacer su pan”, resaltó García.

Al llegar a América, los indígenas no conocían el trigo y su cereal principal era el maíz, pero con el paso del tiempo el pan enriqueció la alimentación y las tradiciones. Los conquistadores trajeron la rosca de reyes y en otros casos, como sucede con el pan de muerto, sustituye a los rituales paganos de la efeméride prehispánica.

“En México es tradicional y solo se hacía aquí. En la época de la conquista se utilizó para simbolizar el cráneo que era parte de los sacrificios prehispánicos que se hacían, pero los españoles plasman esa parte en el pan, incluso lo pintaban de rojo para representar la sangre, hasta que derivó en el de muerto que hoy conocemos”, explicó García.

Al final, el pan llegó para dar “más variedad a la cultura gastronómica y enriquecer así la nutrición de las personas”, concluyó.

CLAVES

Historia y refranes

“A buen hambre, no hay pan duro”

Hace más de 4 mil años no había pan con levadura, pero se podía almacenar y era fundamental por su aporte de carbohidratos a la dieta.

“A falta de pan, tortillas”

Los españoles consideraban que el trigo era un cereal mejor que el maíz —aunque son complementarios— y lo introdujeron en costumbres prehispánicas.

“Al pueblo, pan y circo”

Por las ventajas que ofrecía en la alimentación, el Imperio romano hizo que el pan con levadura fuera accesible para las clases bajas.

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