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Alfredo Martínez de Aguilar

Ivette, por sus hijas, ¡No más muertes de mujeres!

Nacer y morir es un acto consubstancial a la naturaleza humana como dormir y despertar, comer y descomer. Sin embargo, aun cuando no aceptemos la muerte de nuestro seres amados ancianos lo entendemos, y al paso del tiempo finalmente terminamos por aceptarlo.

No obstante, la mayor tragedia que puede ocurrir a los padres en el mundo es perder a sus hijos de cualquier edad, especialmente, niños, adolescentes o jóvenes. Más todavía es verlos morir trágicamente, injustamente asesinados por la brutal violencia que flagela a México.

Pero lo peor de todo es verlos morir estúpidamente por ignorancia y/o negligencia, sobre todo, a mujeres adolescentes y jóvenes embarazadas, a manos de los médicos que hicieron el Juramento de Hipócrates, para cuidar la salud y salvar la vida de sus congéneres.

Nadie que no haya perdido a un hijo puede entender la impotencia que muerde el alma. La rabia es indescriptible, máxime cuando tuvo la oportunidad de salvarse y la estupidez humana de los médicos que le atendieron lo impidió. Su muerte obliga a aullar de dolor el resto de la vida.

Escribo con rabia e impotencia compartida con la señora Felícitas Cabrera García, madre de Erika Alexandra, la adolescente embarazada de 16 años, muerta por presunta negligencia médica en el Centro de Salud de Servicios Ampliados (CESSA) de San Jacinto Amilpas.

Este miércoles Erika Alexandra la adolescente de 16 años de edad, quien estaba embarazada murió en el Hospital Civil de Oaxaca, luego de haber estado en coma desde el 5 de octubre por una presunta negligencia médica en el CESSA de San Jacinto Amilpas.

La madre de la menor Felícitas Cabrera García dio a conocer que su hija sufrió un paro cardíaco alrededor del mediodía después de 13 días de haber estado hospitalizada.

Cabrera García denunció que tras haber interpuesto una queja ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) por presunta negligencia médica, el personal del hospital le negó información y le impidió a los familiares despedirse de la adolescente. ¡Qué poco nombre de la directora médicos, enfermeras y administrativos!
Tras la muerte de su hija su madre interpuso una denuncia penal ante el Ministerio Público.

Cabe señalar que hasta la madrugada de este jueves el cuerpo de la menor aún no había sido entregado a sus familiares. ¡Que doblemente poco nombre tienen estos servidores públicos!
Frente a esta cruel realidad cotidiana elevamos nuestra más enérgica condena y demandamos respetuosamente a la señora Ivette Morán Rodríguez, esposa del gobernador Alejandro Murat Hinojosa, por el amor a sus hijas, Alexa, Emilia e Ivette, ¡No más muertes de mujeres oaxaqueñas!

¡Señora, no permita más muertes de mujeres adolescentes y jóvenes embarazadas, por negligencia de los médicos de las instituciones del sector salud! Como padre de tres hijas confío en su gran solidaridad con las mujeres oaxaqueñas. ¡Sé de su incansable trabajo por Oaxaca!

Hacemos extensiva esta demanda al Secretario de Salud y Director General de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), Celestino Alonso Álvarez. Sabemos que adora a su hija Ana Isabel y por el amor que le tiene, le exigimos investigue, sancione y no deje impune la muerte de Erika Alexandra.

Es lamentable y doloroso no contar con la solidaridad femenina de las servidoras públicas responsables de la defensa de los derechos humanos, así como de la prevención, persecución y castigo de la violencia intrafamiliar y de los feminicidios. Son vivales farsantes feministas.

El pasado 12 de octubre recriminamos a dichas personajes “¡Qué mezquindad de la mayoría de las mujeres oaxaqueñas en general y, sobre todo, de las farsantes feministas y supuestas defensoras de Derechos Humanos!”

“¿Dónde está la indignada voz de Norma Reyes Terán, Coordinadora para la Atención de los Derechos Humanos del Poder Ejecutivo; de Rosario Villalobos Rueda, Fiscal Especializada en Delitos cometidos contra la Mujer por Razón de Género; y de Miriam Liborio Hernández, Secretaria de la Mujer, a favor de su género?”

“Y dónde están las severas denuncias y acres condenas de Anabel Sánchez López, activista del radical Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (Codep), cooptada por el gobierno de Gabino Cué y ex directora del desaparecido Instituto de la Mujer Oaxaqueña (IMO)”.

“Pero, resaltamos, es peor el caso de Yésica Sánchez Maya, dirigente de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca, a quien no interesa apoyar a las mujeres pobres que no son activistas de las organizaciones radicales de izquierda, públicas y clandestinas”.

“A Yésica Sánchez, activista consentida del Padre Guerrillero UVI, Maya, no interesó apoyar mínimamente a la señora Felicitas Cabrera García, madre de la adolescente embarazada Erika Alexandra Ramírez Cabrera, con muerte cerebral en el Hospital Civil, por probable negligencia médica”.

“De nada sirvió que la señora Felicitas Cabrera García hablara y enviara mensajes por WhatsApp a Yésica Sánchez Maya para que le apoyara ante la probable negligencia en la que incurrió una médica del Centro de Salud con Servicios Ampliados (CESSA) de San Jacinto Amilpas”.

“Con un embarazo de 36.5 semanas, la adolescente Erika Alexandra Ramírez Cabrera, acompañada de su madre, solicitó atención médica la madrugada del pasado miércoles 5 de octubre en el CESSA de San Jacinto Amilpas en el que estúpidamente la médico no le tomó la presión y no se percató del alto riesgo de un accidente cerebro vascular por eclampsia”.

“La eclampsia es la aparición de convulsiones o coma durante el embarazo en una mujer después de la vigésima semana de gestación, el parto o en las primeras horas del puerperio sin tener relación con afecciones neurológicas. Es el estado más grave de la enfermedad hipertensiva del embarazo”.

“Entendible, jamás justificable su actuación porque, a pesar que se ostentan como furibundas feministas de izquierda, siempre han mamado de la chiche gubernamental. Al fin simples arribistas, trepadoras y turistas de los derechos humanos, brincan de un gobierno a otro”.

“Llama la atención que el gobernador Alejandro Murat Hinojosa nombrara a la ex subsecretaria de Derechos Humanos en el gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, Rosario Villalobos Rueda, como Fiscal Especializada en Delitos cometidos contra la Mujer por Razón de Género”.

“Y ello ocurrió, no obstante ser probable cómplice de los crímenes de lesa humanidad del tirano Ulises Ruiz Ortiz durante los siete meses de 2006 que duró el prefabricado conflicto político-social por el TUCOU (Todos Unidos contra Ulises)”.

Para que a los médicos probables asesinos de sus pacientes, por ignorancia o negligencia, remuerda la conciencia, reproducimos el Juramento de Hipócrates de Cos,
“Por Apolo médico y Esculapio, juro: por Higias, Panacace y todos los dioses y diosas a quienes pongo por testigos de la observancia de este voto, que me obligo a cumplir lo que ofrezco con todas mis fuerzas y voluntad.

Tributaré a mi maestro de Medicina igual respeto que a los autores de mis días, partiendo con ellos mi fortuna y socorriéndoles en caso necesario; trataré a sus hijos como mis hermanos, y si quisieran aprender la ciencia, se las enseñaré desinteresadamente y sin otro género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones habladas y demás métodos de enseñanza a mis hijos, a los de mis maestros y a los discípulos que me sigan bajo el convenio y juramento que determinan la ley médica y a nadie más.

Fijaré el régimen de los enfermos del modo que le sea más conveniente, según mis facultades y mi conocimiento, evitando todo mal e injusticia.

No me avendré a pretensiones que afecten a la administración de venenos, ni persuadiré a persona alguna con sugestiones de esa especie; me abstendré igualmente de suministrar a mujeres embarazadas pesarios o abortivos.

Mi vida la pasaré y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza.
No practicaré la talla, dejando esa operación y otras a los especialistas que se dedican a practicarla ordinariamente.

Cuando entre en una casa no llevaré otro propósito que el bien y la salud de los enfermos, cuidando mucho de no cometer intencionalmente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitando principalmente la seducción de las mujeres jóvenes, libres o esclavas. Guardaré reserva acerca de lo que oiga o vea en la sociedad y no será preciso que se divulgue, sea o no del dominio de mi profesión, considerando el ser discreto como un deber en semejantes casos.

Si observo con fidelidad mi juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí, la suerte adversa”.

alfredo_daguilar@hotmail.com
director@revista-mujeres.com
@efektoaguila

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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