Culpable de asesinar a dos meseras

El imparcial

Con otros dos, contrató a dos jóvenes para divertirse; tras llevarlas a un camino de terracería en Suchilquitongo, las ultimaron a balazos e hirieron de muerte al carpintero que las acompañaba para cuidarlas.

José Manuel L. L. fue sentenciado a 80 años en prisión por el juez de la Villa de Etla por su participación en la comisión de los delitos de homicidio calificado con las agravantes de premeditación, alevosía y ventaja en agravio de Rosalba Patricia Santos Narváez, de 23 años de edad y Cinthia Janet Troncoso Sánchez, de 17 años de edad; así como por el delito de tentativa de homicidio calificado con las agravantes de premeditación, alevosía y ventaja, en agravio de Eduardo Alonso Hernández.

De igual manera, lo condenó al pago de 123 mil 121 pesos a los deudos de cada una de las víctimas y al pago de 221 mil 852 pesos por reparación del daño a favor del carpintero Eduardo Alonso.

Según consta en el expediente penal, Gabriel Epifanio Santos, entonces propietario del bar Coco Loco, ubicado en la Carretera Federal 190, a la altura de la entrada de Santo Domingo Barrio Alto, Etla, la noche del miércoles seis de mayo de 2009, atendía normalmente su negocio.

Su hija, la fichera Rosalba Patricia Santos Narváez, laboraba tranquilamente y atendía a los clientes. A lo lejos se encontraba su pareja, el carpintero y trabajador, en ese entonces, de Puertas Finas Monte Albán, Eduardo Alonso Hernández, quien la cuidaba.

Era medianoche, ya no había clientes, por lo que Rosalba Patricia Santos Narváez, su pareja y su amiga Cinthia Janet Troncoso Sánchez, decidieron seguir la farra en otro bar, además tenían la intención de seguir “atendiendo a los clientes” y ganarse otros pesos.

Investigaciones policiales reportan que las dos “ficheras” y el carpintero, arribaron al bar Tucanazo, situado en la misma carretera federal, pero a la altura de la entrada a la Villa de Etla.

Ahí, las dos ficheras se divertían y atendían a uno que otro cliente.

Trascendió que las dos mujeres, cuidadas por el carpintero, salieron con al menos tres hombres, los cuales presumiblemente las subieron a un taxi.

Durante la madrugada se trasladaron a Suchilquitongo, Etla y tomaron un camino de terracería rumbo a Santiago Lachixolana.

Sin embargo, en un terreno de sembradío, precisamente en el paraje La Era, los hombres bajaron a las dos mujeres y las hincaron. Las súplicas no tardaron, pues las mujeres eran amenazadas y encañonadas por armas de fuego.

A unos 10 metros, del otro lado de la terracería, en el lado oriente de los terrenos, tenían amagado e hincado a Eduardo Alonso Hernández, de 47 años de edad.

El silencio del lugar fue roto por tres disparos de arma de fuego. La madrugada del jueves 7 de mayo, fue manchada por el asesinato de las ficheras.

El seco terreno fue humedecido por la sangre de las dos mujeres. Los sicarios, pensaron que Eduardo Alonso Hernández, también había muerto y se dieron a la fuga.

Sin embargo, Eduardo quedó malherido, debido a que recibió un disparo en la región temporal izquierda -arriba de la oreja- con salida en la región malar derecha.

Eran alrededor de las 06:00 horas, cuando campesinos pasaron por el lugar y vieron la sangrienta escena.

Enseguida, dieron aviso a las autoridades municipales, quienes tras confirmar la existencia de los cadáveres solicitaron la presencia del representante social.

Por su parte, Eduardo Alonso Hernández fue llevado a la clínica de Salud de Suchilquitongo, lugar en el que solamente le colocaron suero.

Debido a la negligencia de enfermeras y médicos del lugar, el lesionado por arma de fuego moría poco a poco en la clínica.

Tanto las enfermeras, como el médico no valoraron -como debía de ser- al lesionado, pues pensaron que solamente estaba golpeado.

Tras varias horas de permanecer recostado, sin recibir atención médica adecuada, la autoridad ministerial solicitó que el lesionado fuese llevado a un hospital.

Eran más de la 11:00 horas, cuando Eduardo, quien presentaba un balazo en la cabeza, fue llevado de urgencia al Hospital de San Pablo Huixtepec, lugar en el que médicos lo reportaron grave.

La mañana del jueves, Julio César Vásquez Juárez, agente del Ministerio Público realizó la inspección ocular.

Personal de la entonces Fiscalía de Combate a la Delincuencia Organizada (FCDO), bajo supervisión del subdirector Andrés Ismael Pérez Cortés, realizaron sus propias diligencias, en las cuales hallaron dos casquillos percutidos calibre 380.

Asimismo, una cartera color negra con mil 500 pesos en efectivo, una credencial de elector a favor de Eduardo Alonso Hernández y diversas tarjetas de presentación; así como una tarjeta de acceso a la empresa puertas Monte Albán.

Por su parte, Gabriel Epifanio Santos, dueño del bar Coco Loco y padre de Rosalba Patricia, de 23 años de edad, ya estaba en el lugar del crimen. Ahí aseguró que su hija tenía su domicilio en la avenida Tres de Mayo sin número de Santa Cruz Lachixolana.

Agregó que Rosalba vivía desde hacía siete años con Eduardo Alonso Hernández, con quien procreó dos niñas, de cinco y dos años respectivamente.

Enseguida, elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) se entrevistaron con el padre de la occisa, quien reveló algunas pistas para dar con el paradero de los sicarios.

Tras la inspección ocular, el fiscal ordenó el levantamiento y traslado de ambas mujeres al descanso municipal de Etla.

Luego de la autopsia, un médico forense determinó que Rosalba Patricia recibió un balazo en el occipital izquierdo con salida en temporal derecho -entrada en la nuca y salida en la sien-.

En tanto que Cinthia Janet, recibió un disparo en el occipital derecho con salida en temporal izquierdo.

Más tarde, el señor Juan Gabriel Sánchez Sánchez, fue el encargado de realizar el reconocimiento legal, ante el representante social de quien fuera su sobrina, Cinthia Janet, quien era originaria de Juchitán de Zaragoza y que era vecina de la agencia Pueblo Nuevo, con domicilio en la calle Cuarzo número 204 de la colonia La Joya.

Dio a conocer que, hacía algunos meses, Cinthia Janet tuvo problemas con el DIF estatal, pues le habían quitado el cuidado de sus hijos debido a su ocupación, la cual era de “fichera” en los bares.

Agregó que en las noches salía de su domicilio a escondidas. Asimismo, que el miércoles en la mañana salió, pero ya no regresó.

Fue la noche del jueves cuando le informaron que su sobrina estaba muerta.

Ante tal situación solicitó que se investigue el crimen, pues sus dos hijos quedaron en el desamparo.

Luego de varias indagatorias, se estableció que el taxista Juan Manuel L.L. estuvo implicado en el caso, así como Pablo Manuel, originario y vecino de San Francisco Telixtlahuaca, del distrito de Etla; así como otro cómplice.

Libradas la órdenes de aprehensión, elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) las ejecutaron, es por ello que encarcelaron a los presuntos responsables.

Luego de un largo proceso penal, ahora el taxista Juan Manuel L.L. fue condenado a 80 años en prisión.

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