Carta al exnovio

Por Horacio Corro Espinosa

Ella, al pasar frente a la casa de su exnovio, no hallaba dónde poner los ojos. Sentía una mirada que la acosaba, y por lo mismo sus piernas se le agarrotaban.
Todos los días le sucedía lo mismo. Si por ella fuera tomaría otro camino pero no había. Era el único.

Al llegar a su casa se sentaba a la mesa y tomaba papel y lápiz con la intención de escribirle una carta a él, y de una vez por todas, dejar de martirizarse ante el imaginario acoso de él con su mirada.

Abigail, escribía de una y de otra manera para dirigirse a él, y al no encontrar lo que buscaba, dejaba la carta para mejor ocasión. Y volvía a probar: “Mi querido Bernardo”, ¡no! Así no puedo empezar. A la mejor ya no es mío y yo todavía intento decirle “mi querido”, como si fuera todavía de mi propiedad. “Bernardo“. No, está demasiado seco. “Amor mío”, es demasiado cursi, además suena a título de canción y se puede imaginar que todavía quiero con él. Y así, Abigail, iba de propuesta en propuesta hasta que en una ocasión pudo encontrar las palabras exactas que le brindaron seguridad para escribir todo lo que le tenía que decir: “Querido Bernardo”, así está mejor, dijo. Aquí me tienes como todos los días, pensando en ti en todo momento. Te escribo aún esté viviendo mis días de luna de miel.

Supe por María, que estabas enterado que me iba yo a casar, y también supe por ella misma, que tenías ganas de desaparecer de aquí. La verdad es que cada vez que paso frente a tu casa me siento culpable por no haberte dicho directamente que me iba a casar con Patricio. A veces pienso que María me mintió sólo para hacerme sentir bien. Pero cuando piso las mismas piedras que tu pisas y veo los mismos rincones que tu vez, siento que tú, desde algún lugar de tu casa me estás observando, y a la vez, me maldices. Pero yo te lo advertí, ¿te acuerdas? y no me lo quisiste creer. Te reíste de mí y me dijiste que estaba loca.

Pues si no supiste por María que me iba a casar, te has de haber enterado por otros medios. Quiero decirte que te escribo para quitarme de encima estas culpas, y que me case con ese tipo, como tú una vez lo llamaste, porque… ¿sabes por qué lo hice, Bernardo? porque después de 8 años de noviazgo tú sólo estabas ocupando mi tiempo sin darme ninguna seguridad. Primero me dijiste que cuando saliéramos de la preparatoria, luego me prometiste que cuando terminaras tu carrera. Más tarde me aseguraste que en cuanto tuvieras un capital. Cuando tuviste tu coche me dijiste que ya estabas ahorrando para una casa. Pasó un año y luego otro y tú nunca me diste ninguna seguridad. Y un día apareció Patricio, quien sin imaginármelo, me propuso matrimonio, y eso te lo comenté, ¿te acuerdas? Incluso hasta dudaste de mi. Eso me dio coraje y te advertí que si tú no me asegurabas nada me casaría con él ¿te acuerdas?

Ya no te puedo seguir haciendo más historia, tú la conoces. La verdad es que no me arrepiento porque me lleva a los mejores restaurantes, no permite que yo mueva un dedo… No te imaginas toda la ropa que me ha comprado y ahora soy  una señora respetable y con dinero.

Con esta carta, Bernardo, quiero dejar de sentir la culpa que tú me orillaste a hacer. Y aunque no me lo quieras creer, él me sabe querer con más fuerza que la tuya. Lo triste del asunto es que él será el padre de tu hijo. ¿Te acuerdas de lo que pasó el 14 de febrero?

Twitter:@horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button