Indigenismo, Bolivia, ejemplo

robertoHace un par de semanas asistí a la Conferencia Parlamentaria Indígena que se celebró en Bolivia, cuyos trabajos inauguró el presidente Evo Morales.

Participaron parlamentarias y parlamentarios indígenas, particularmente, pero también mestizos de los cinco continentes, aunque también, de manera destacada, del continente africano y desde luego de América Latina. De México pudimos asistir varios diputados y diputadas indígenas.

Fue importante conocer los avances que sobre derechos indígenas  se han logrado redactar en la Constitución y leyes de Bolivia, particularmente lo que tienen que ver con derechos humanos, derechos de las mujeres y de los pueblos originarios. Efectivamente fue reconfortable saber que en otros continentes, en otras naciones, los grupos indígenas han avanzado de manera destacada, sobre todo en materia de sus derechos y respeto a su persona,  pero al mismo tiempo preocupación porque aquí en nuestro país, a nosotros los indígenas, se nos reconoce como piezas arqueológicas de museos y en los discursos oficiales.

En tanto, en Bolivia, van más allá. Se discute ahora la necesidad de proteger a la Madre Tierra como una política pública que tiene como objetivo proteger los recursos naturales que nosotros mismos, los seres humanos depredamos, pero particularmente protegerlos de aquellos emporios que contaminan las tierras y las aguas como es el caso de las empresas mineras que en México son intocables y sí por el contrario, reciben todo tipo de beneficios sin importar los daños que están ocasionando a nuestras tierras, a nuestras aguas y a nuestro medio ambiente.

Mientras que países como Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua, y Uruguay han dado muestra de que se puede avanzar en materia de derechos indígenas, poco desde el Congreso hemos podido avanzar. Intereses muy fuertes que lo impiden. En 2006 se pretendió que se pudieran suscribir los Acuerdos de San Andrés Larráinzar que plantean el respeto a los derechos y cultura  indígenas, sin embargo, nada se ha hecho, ni nada se quiere hacer. Cada sesión de la Cámara de Diputados, mi compañero de bancada, Carlos de Jesús Alejandro, diputado indígena de Guerrero y secretario de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, ha denunciado que ni el PRI ni el PAN y menos el gobierno federal ha mostrado disposición y voluntad política para facilitar el diálogo con el EZLN y que se instale una mesa para hacer realidad los Acuerdos de San Andrés y se plasmen en nuestra Constitución.

Los indígenas hemos sido largamente discriminados pues se nos considera gente muy poco preparada, sin instrucción, floja  y una serie de acusaciones más que todos los días seguimos enfrentado y tenemos que remontar. En algunos países los derechos de los indígenas se han vuelto una alta prioridad en su país, aquí simplemente no.

Este encuentro de indígenas de todo el mundo ha sido preparatorio de la conferencia internacional que se llevará a cabo en la ONU probablemente en el mes de septiembre que deberá llamar a todas las naciones a redactar leyes que protejan verdaderamente a sus etnias indígenas y todo lo que alrededor de ellos hay.

Frente a esto, los y las legisladoras de izquierda de este país, tenemos importante tareas por delante para llegar a ese encuentro en la ONU y no sólo impulsar nuestro folclore, nuestras riquezas culturales; el rescate de nuestras fiestas, sino también nuestra vida comunitaria, nuestros usos y costumbres.

Sin lugar a dudas fue importante saber y conocer lo que en otras latitudes del mundo han hecho y están  haciendo a favor de sus indígenas, mientras que aquí en México no se quiere avanzar en esa dirección. Oaxaca por su presencia y pluralidad de etnias y mosaico cultural, debe ser punta de lanza en el avance de los derechos y cultura indígenas. Gabino Cué debe hacer honor a nuestro prócer indígena  no sólo de México sino de América toda, prototipo de la etnia Zapoteca, indígena de la Raza de Bronce.

Por ello el gobernador debe dar el paso que consolide las mejores alternativas políticas públicas en materia de asuntos indígenas. En Oaxaca hay comunidades rurales que requieren en la parte final de este gobierno atención a sus necesidades más apremiantes y juntos empujemos ante el gobierno federal poder rescatar la dignidad, la cultura y el desarrollo de los indígenas de nuestro estado.

Ya lo decía, a los indígenas se nos quiere descalificar, hacer invisibles y sólo mostrarnos como piezas de museos. Pero no. Somos grandes. Nuestra Raza de Bronce es enorme. Entonces, ¿por qué no pensar en que un indígena puede ser otra vez, gobernador, por qué no pensar que un indígena puede ser otra vez Presidente, otro Benito Juárez.

 

 

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