Hallan en Kenia la tumba más antigua de África; un niño que murió hace 78 mil años

MILENIO

El descubrimiento realizado en la cueva de Panga ya Saidi es la confirmación de que poblaciones de la Edad de Piedra Media comenzaban a tener ritos funerarios.

Restos de un pequeño de unos 3 años, apodado Mtoto (niño en lengua suajili), han sido encontrados en la entrada de la cueva de Panga ya Saidi (Kenia) y han sido datados en 78 mil años. Los resultados publicados en la revista Nature afirman que se trata del enterramiento humano más antiguo de África.

La investigación, liderada por el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) apunta que no sólo es el más antiguo, sino que además es la confirmación de que las poblaciones de la Edad de Piedra Media comenzaban a tener ritos funerarios.

 

Descubrimiento histórico 

“El niño, de unos 3 años, fue enterrado en una cavidad que había sido excavada específicamente para ello. Allí fue depositado en una posición intencionada y muy delicada, casi fetal, con la cabeza sobre un soporte, como si fuera una almohada”, dijo a la agencia EFE la investigadora María Martinón Torres.

“Su cuerpo fue envuelto en un tipo de sudario natural hecho con pieles de animales u hojas y, después, fue cubierto con tierra. Mtoto fue enterrado hace 78 mil años en el yacimiento keniano de Panga ya Saidi, que ha resultado ser un enclave fundamental para estudiar el origen de nuestra especie y, sobre todo, de sus primeros comportamientos complejos funerarios”, agregó.

Los primeros fragmentos de hueso del yacimiento keniano se encontraron en 2013 y unos años después se detectó una cavidad circular situada unos tres metros por debajo del nivel del suelo de la cueva. Dada la fragilidad de los huesos que contenía, la tierra se extrajo en bloque para estudiarla con distintas técnicas.

El bloque se excavó de forma manual y virtual, combinando la microtomografía -una técnica basada en rayos X que permite analizar el interior de un bloque sin manipular el fósil original- con estudios granulométricos y geoquímicos sobre la composición del suelo y los procesos que ha albergado.

Esas técnicas permitieron averiguar que la tierra que se utilizó para rellenar la cavidad era distinta a la del resto del nivel en el que se había encontrado la cavidad -lo que significa que la extrajeron del suelo en otro lugar de la cueva-, y que ayudó a conservar el cuerpo articulado tal y como fue encontrado.

 

Además, la tierra tenía algunos de los restos químicos que se generan en los procesos de putrefacción mediados por bacterias, “otra muestra de que el cadáver fue depositado inmediatamente después de morir y con sus tejidos blandos”, añadió la especialista.

En paralelo, investigadores del CENIEH llevaron a cabo la excavación del bloque de sedimento y el análisis microscópico de los huesos y dientes del niño. Junto a los restos humanos se encontraron herramientas de la tecnología MSA, un tipo de industria bastante avanzada que también se había atribuido a otras especies como el Homo naledi de Sudáfrica.

“Este yacimiento contiene la primera asociación directa del uso de esta industria por parte del Homo sapiens, algo que para los arqueólogos supone una evidencia muy importante”, concluye la responsable del CENIEH.

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