Adriana Cao Romero busca impulsar el aspecto femenino del son jarocho

México

Adriana Cao Romero no tiene problema de tocar el son jarocho con hombres: ha formado parte de varios grupos emblemáticos liderados por hombres. Y aunque su proyecto personal no es feminista, pues incluye a un hombre, sí pone énfasis en el peso femenino de la sonoridad y la lírica.

Mañana a las cinco de la tarde el cuarteto Caña Dulce y Caña Brava, dirigido por la arpista, presentará su primer disco, Raíz y canto (Fonarte Latino, 2015), en el Museo Nacional de Culturas Populares. En entrevista con MILENIO, Cao Romero asegura que las mujeres de su grupo no están peleadas con los hombres, aunque en el son jarocho tradicionalmente son ellos quienes dominan. Lo que busca es “inclinar la balanza hacia las mujeres”.

La arpista afirma que el disco “es un concentrado de muchos años de vivencia en el son jarocho. Yo he caminado mucho en esto —más que mis compañeros porque son muy jóvenes— y he pasado por diferentes agrupaciones y proyectos. He tocado con músicos como Salvador El Negro Ojeda, el grupo Zacamandú y con el grupo Chuchumbé, con el que estuve siete años, así como con Mono Blanco”.

Cuenta que inició el grupo con la jaranera y cantante Raquel Palacios Vega, quien “viene de una familia de soneros, los Vega, cuyo abuelo, don Andrés, es un ejemplo a seguir por muchos de los que tocamos el son. También en la familia Palacios hay músicos, por lo que Raquel aprendió con músicos tradicionales. Cuando nos juntábamos para tocar queríamos que sonara claramente la presencia del arpa y la jarana, que son los instrumentos que tocamos”.

Habían tocado en grupos donde se les daba un espacio, pero su sonido no era determinante en la dirección de la música, agrega la arpista: “Dijimos: ‘Vamos a hacer un grupo tú y yo’. La idea nos pareció excelente y fuimos a un encuentro de jaraneras, pero solo llegamos nosotras, pero seguimos tocando juntas porque nos gustó cómo sonábamos. Nos sentíamos a gusto”.

El proyecto siguió su curso y se unió la violinista Natalia Arroyo, quien ahora toca en Son de Madera. Luego ingresó otra violinista, pero no funcionaba con la idea de sonido que Adriana y Raquel tenían en mente, dice la primera. “Buscamos a la cantante Valeria Rojas, que participó dos años en Caña Dulce y Caña Brava, pero ahora estará como invitada porque forma parte de Los Folkloristas. Optamos por Violeta Romero, que toca la jarana, canta y zapatea. Alejandro Romero, que toca la guitarra de son, también se unió y no tiene problema en tocar con puras mujeres”.

La característica del grupo, abunda, “son las voces femeninas. Nos empeñamos en que los versos cambien, incluso en las canciones más tradicionales, ya que la lírica del son jarocho es un poco machista. Las letras están hechas para que los hombres se las canten a las mujeres. Cantamos algo diferente, ya que recomponemos las letras de algunos sones conocidos desde hace años”.

Raíz y canto incluye temas tradicionales muy populares, como “El siquisirí”, “El balajú” y “La petenera”, así como otros menos conocidos, como “La manta” y “Los chiles verdes”. “La caña”, explica Cao Romero, “es un son que Patricio Hidalgo, músico de Minatitlán, escribió cuando yo estaba en Chuchumbé. Del estribillo de la pieza tomamos el nombre del grupo. El son tiene que ver mucho con la idiosincrasia del jarocho de esa zona cañera, de donde proviene Raquel y por donde yo he transitado muchos años”.

Algunos de los nuevos versos fueron escritos por algunos amigos, finaliza Cao Romero: “Entre ellos figuran Samuel Aguilera, poeta de Tuxtepec, Oaxaca; el cantautor Guillermo Velázquez, líder de Los Leones de la Sierra de Xichú; el versador cubano Emiliano Sardiñas, y Citlaly Malpica, una versadora veracruzana, quien contribuyó mucho a darle a las letras el punto de vista femenino”.