La fiebre Panini del Brasil 2014: los coleccionistas.
Diego y Fernando son fervientes coleccionistas del álbum que la editorial italiana lanza cada cuatro años. Su pasatiempo comenzó en los noventas; uno de ellos planea montar un museo.
Ciudad de México
Diego Becerra y Fernando Ojesto tienen en común que son profesionistas, el primero es actuario y el segundo abogado. Coinciden también en la edad: 28, son capitalinos, pamboleros de corazón y además comparten el mismo pasatiempo del que solo disfrutan cada cuatro años: son incansables coleccionistas del álbum Panini del Mundial.
Ambos fueron presentados hace poco, y lo primero que uno a otro se dijeron fue “¿cuál te falta?”, refiriéndose a las calcomanías del álbum Brasil 2014 que la editorial italiana lanzó hace un mes. Al responderse mutuamente, Diego estiró su sonrisa: a Fernando le faltan seis calcomanías y a él ninguna; su colección de Brasil está completa.
El primero que comenzó con el pasatiempo de comprar el álbum y conseguir las calcomanías fue Diego, con apenas cinco años en 1990; La bella Italia era sede del evento futbolístico más importante del mundo y aunque la Selección Mexicana no estaba invitada, Diego se convirtió en un apasionado del evento cuando su mamá, Carmen de la Fuente, le compró el álbum Panini. Costó tres mil de aquellos viejos pesos.
“El primer álbum lo hice junto con mi mamá”, dice Diego mientras acomoda en una mesa toda su colección para mostrarla: Italia 1990, Estados Unidos 1994, Francia 1998, Corea del Sur y Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y el más reciente, Brasil 2014, cuya colección de estampas adhesivas consiguió en su totalidad con ayuda de su esposa, Antica. También su suegra, Nvart, es coleccionista Panini.
“Ahora es más fácil que antes, porque no tienes que llevar la lista impresa a la escuela”, dice Diego y se ríe al percatarse del destiempo de su comentario, “bueno, a la oficina, ahora lo que haces es escanear las que te faltan y así es más fácil intercambiar las que tienes de más por las que te faltan”.
Para la edición 2014, la estrategia de Diego fue simple y muy diferente a la que aplicaba cuando era niño para conseguir todas las estampas: compró cajas, ahora tiene la solvencia para hacerlo. Pasó casi todas las vacaciones de Semana Santa abriendo sobres y buscando las calcomanías que faltaban. Si bien hoy su principal cómplice en este pasatiempo es su esposa, aún la encargada de pegar es su mamá.
“Es una actividad familiar, es lo que más me gusta”, comparte, y adelanta que la extravagancia de su pasatiempo resultó en un proyecto de vida, “planeó un día hacer un museo, porque además colecciono otras cosas de futbol como playeras”, dice. Diego y Antica, recién casados, aún no tienen hijos, pero ya planean que cuando los niños lleguen, se sumen a este pasatiempo.
De toda su colección, el álbum favorito de Diego es el de Alemania 2006, cuyas calcomanías reunió con apoyo de Antica cuando eran novios; considera que la estampa más difícil de conseguir es la Panini, es decir, la principal del álbum. Para la edición 2014 sus principales cartas repetidas fueron las de los jugadores de Corea.
En cambio, para Fernando Ojesto, los jugadores de la Selección de Corea parecen esconderse de él. Su álbum 2014 está a seis estampas de llenarse, también le faltan un par de estrellas del futbol ruso.
Su pasatiempo comenzó en 1994 cuando regresó al Mundial de futbol la Selección Mexicana que timoneaba Miguel Mejía Barón, del fosforescente Jorge Campos, del goleador Luis García, de Aspe en la media cancha y de Zague, el brasileño que se hizo mexicano; Estados Unidos era el anfitrión, y el furor por el Tri en aquella primavera quedaba de manifiesto en el anaquel de una heladería de la Ciudad de México.
“Mi mamá me compró un helado en Holanda”, dice Fernando y recuerda que esa tarde se olvidó del helado en cuanto entró a la nevería y vio que ahí vendían el álbum Panini.
“Le dije a mi mamá, ‘mamá, lo tengo que tener”, dice. Las siguientes semanas su buena conducta fue la condicionante para ganarse los pesos con que se compraba unas 20 calcomanías a la semana; durante el recreo en la escuela se convirtió en un negociador de ligas menores cambiando las cartas repetidas por nuevas.
En la negociación los niños se daban el lujo de condicionar los hologramas por tres calcomanías sencillas. Los brasileños levantaron la copa del mundo por encima de los italianos, ya era verano y cada día se dificultaba más conseguir las calcomanías. Panini estaba por concluir su distribución.
“Yo estaba muy preocupado porque todos mis primos ya habían llenado el álbum. Faltaba yo, y sí, me acuerdo del día en que por fin lo llené, fui el niño más feliz del mundo”, recuerda.
En 1998, Fernando retomó la actividad. Tan pronto el álbum salió a la venta fue a comprarlo. Otra vez a portarse bien para ganarse los pesos, otra vez el don de negociador pero esta vez en la secundaria. Al reto se sumó el hecho de que algunas de las calcomanías no estaba disponibles en los sobre sino en revistas.
“No recuerdo si era TV Notas o Tv Novelas, solo recuerdo que yo tenía 13 años y las tuve que comprar nada más para recortar las estampas que me faltaban”, comparte.
A lo largo de los años, Diego y Fernando han recibido todo tipo de comentarios, desde la indiferencia, la admiración y la crítica.
“Hay quienes me dicen que esto es para niños, que gasto mi dinero en esto. Para mi es mi pasatiempo, y además me gusta mucho el Mundial, fui a Alemania, fui a Sudáfrica y voy a ir a Brasil”, comparte Fernando y cierra con elegancia la respuesta a la pregunta referente a las criticas.
“Y además, un álbum completo nunca será un pérdida de dinero, aunque jamás los venderé, el valor de la colección se duplica con cada mundial”, concluye.
Panini en México
A un mes del lanzamiento del álbum 2014 en México, las ventas ya superaron a la edición de Sudáfrica 2010, explica Karine Massart, editora de Mercadotenia de Editorial Panini en México.
“Es una locura, tenemos cientos y cientos de solicitudes de personas que quieren sus últimas estampas faltantes, tenemos personas que nos llaman todos los días, estamos recibiendo un promedio de 700 mails diarios”, comparte.
La editorial italiana distribuyó para este 2014 el álbum en 110 países; actualmente México se encuentra en el top 10 de ventas compitiendo con Brasil, Alemania e Italia. En la aplicación para la versión digital del álbum, México se encuentra en la segunda posición por debajo del país sede de la Copa del Mundo 2014.