Tregua, reflexión y diálogo para la paz con justicia exigieron este domingo los representantes de la iglesia católica en Oaxaca.

emilio-conferencia_de_jose_luis_chavez_botello_8Águeda Robles

A través del Arzobispo de Antequera, José Luis Chávez Botello los obispos de la Provincia de Oaxaca indicaron que los hechos ocurridos los últimos días en la entidad duelen y lastiman a todos, por ello es momento de reflexionar en torno al tema.

Cuestionaron, ¿Qué nos ha dejado la violencia y posturas enfrentadas?: muertos, heridos, saqueos y vandalismo en diferentes lugares, enfermos no atendidos y miles sin poder transitar o trabajar para llevar el sustento diario a su familia; se ha hundido en el dolor a familias y dañado más a toda la sociedad. ¡Es necesario reconocer y respetar los derechos de todos!

Por ello es urgente detener toda expresión de violencia, donde quiera que se manifieste, para tomar y recorrer juntos el camino que busca soluciones justas a los problemas sociales. Reflexionemos; los creyentes pidamos de corazón a Dios la sabiduría que busca el bien por encima del mal.

Todos somos parte de la misma sociedad, debemos aprender a buscar juntos lo que necesitamos para mejorar; no podemos dividir la sociedad en buenos y malos; si nos estamos señalando y acusando mutuamente será difícil tender puentes de entendimiento para el bien común, provocando un México fragmentado y un Oaxaca dividido.

“Escuchémonos y démonos la mano para que no se derrame más sangre humana por diferencias y conflictos sociales”, sugirieron al tiempo de mencionar que la mayor riqueza de Oaxaca es su gente. Somos testigos de sus grandes valores culturales y religiosos, de sus devociones profundas y bellas tradiciones, sobre todo de su generosidad y gran corazón.

Apoyados en este cimiento firme, los Obispos de la Provincia de Oaxaca hacemos un llamado a toda la sociedad, y muy particularmente a las Autoridades y a los Maestros, para que se declare de inmediato una Tregua General entre las partes que propicie una seria reflexión de todos, serene los ánimos y permita sentar las bases de un diálogo propositivo y transparente con pasos y logros graduales.

“Nos alienta la mesa de diálogo. Esperamos un Diálogo que, con sinceridad, prudencia y honestidad, busque soluciones a las causas del conflicto social que nos afecta a todos y no se limite a negociaciones y soluciones pasajeras; un diálogo sustentado en los valores humanos como el respeto a la vida, a la integridad de las personas y a la justicia social; un diálogo que genere acuerdos claros y sustantivos a los que un Comité Ciudadano pueda darle seguimiento”.

Piden indicaron un Comité Ciudadano imparcial con miembros representantes de diferentes sectores de la sociedad, con capacidad profesional y calidad moral que garantice el seguimiento y el cumplimiento de los acuerdos; que sea el puente de las preocupaciones, urgencias y apoyos de la sociedad a los diferentes actores; que también informe y motive una participación cada vez más activa y responsable de la sociedad.

Pretender y mantener a toda costa nuestros intereses particulares sobre el bien común, es lo que nos está dividiendo, enfrentando y matando; superando egoísmos, cerrando el paso a corrupciones y a toda violencia tendremos la certeza de que estamos avanzando seguros hacia mejores días para todos.

Asimismo indicaron que la iglesia católica se solidariza con las familias de los que fallecieron y de los heridos,  con  los que han perdido su trabajo y con todos los que sufren. “Con nuestra palabra ofrecemos también nuestra oración y la de nuestras comunidades para que la luz del Espíritu del Señor nos ilumine y anime, especialmente a quienes tienen la gran responsabilidad de tomar decisiones para impulsar y proteger el bien común en este momento histórico”.

Invitan también a unirse todos espiritualmente a partir de este lunes para que al toque de las campanas de todos los templos y capillas de las Diócesis de nuestra Provincia Eclesiástica se rece el Ángelus a las 12.00 horas y, por la tarde, el rezo del Santo Rosario de preferencia en los templos. Que el toque de las campanas a esas horas sea un llamado de Dios a ser sembradores, artesanos y custodios de la reconciliación y la paz desde nuestra familia y comunidad.

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