Sienta las bases para la Cuarta Transformación

CIUDAD DE MÉXICO.

A nueve meses de su administración, Andrés Manuel López Obrador entrega su primer Informe.

En los primeros días en el cargo, el Presidente tomó medidas tajantes para combatir los gastos excesivos en el gobierno y flagelos como el huachicoleo. Aunque la inseguridad se mantiene como el mayor reto, apuesta por una atención integral del problema, basada en el despliegue de fuerzas policiales, entregar apoyos sociales a diversos sectores de la población e incluso amnistía por delitos menores.

Además, López Obrador se enfrenta hoy a un ritual que ha cambiado con el poder en turno: pasó de la obligación legal de entregar cuentas, al uso y costumbre de rendir honores al titular del Ejecutivo federal.

Excélsior le presenta hoy, con base en información publicada en sus páginas, cómo los presidentes del México posrevolucionario, a partir de Lázaro Cárdenas, se perfilaban a presentar su respectivo primer Informe de Gobierno.

 

META, DESMANTELAR EL MODELO NEOLIBERAL

Los temas más destacados que el Presidente ha abordado en los primeros nueve meses de su gobierno son los que él incluye en su estrategia por desmantelar el llamado modelo neoliberal.

Apenas llegado a Palacio Nacional, arrancó su combate al robo de combustible para que, mediante el despliegue de miles de soldados, los ductos de Petróleos Mexicanos dejaran de ser “ordeñados” por bandas del crimen organizado.

El momento más difícil de su Presidencia fue el estallido de un punto donde se extraía gasolina, en Tlahuelilpan, Hidalgo, cuyo saldo fue de 136 muertos.

 

Los programas y políticas del gobierno federal han tenido resistencias.

 

Una vez en el poder, López Obrador arrancó una política de reducción de gasto del servicio público, que incluía despidos en todos los niveles de la administración pública, que provocó el declive en el número de asegurados con empleo formal en los sistemas de seguridad social.

Desde el comienzo de la administración se inició la conformación de la Guardia Nacional que ya entró en funciones, con elementos extraídos de las Fuerzas Armadas y con mandos que, si bien están en retiro o en vías de hacerlo, del Ejército y la Marina, ya no pertenecen a los mandos militares.

Los resultados del combate a la delincuencia común y a la organizada se tendrán en al menos un año, reconoce el propio titular del Ejecutivo.

 

Los programas y políticas del gobierno federal han tenido resistencias.

 

Para impulsar el reforzamiento del Estado, el gobierno federal arrancó su política de no destinar recursos a organizaciones sociales, pues dijo López Obrador, no forman parte de la administración pública.

Eso incluyó a las estancias infantiles, creadas en el gobierno de Felipe Calderón y que recibían recursos gubernamentales.

También cuestionó la existencia de organismos autónomos, pues ha insistido, no tienen funciones claras y están al servicio de poderes fácticos.

Entre esos organismos están el INE —que ha resistido los embates—, el Instituto de transparencia y el Consejo Nacional de Evaluación de Políticas Públicas (Coneval), entre otros.

 

Los programas y políticas del gobierno federal han tenido resistencias.

 

El Banco de México, que ha mantenido su política de presentar periódicamente sus estimaciones de crecimiento, no ha sido combatido, pero López Obrador tampoco ha estado de acuerdo con las cifras que maneja.

De las medicinas que se adquieren para ser entregadas por el sector público de salud, el Presidente determinó que las licitaciones se efectuarían mediante la Secretaría de Hacienda de manera consolidada (para todo el sector público) y con ello tener un ahorro considerable.

Planteó y obtuvo la aprobación en el Congreso de una contra reforma educativa que diluyó totalmente la reforma de Enrique Peña Nieto.

La meta es el desmantelamiento del modelo neoliberal por el de “economía moral”, el cual explicará en un libro que aún debe sentarse a escribir.

 

Los programas y políticas del gobierno federal han tenido resistencias.

ES EL TURNO DE LÓPEZ OBRADOR; CÓMO SE PREPARARON PARA CADA PRIMER INFORME

Salvo Carlos Salinas de Gortari, quien lo hizo el 1 de noviembre, todos los mandatarios desde Carranza han rendido cuentas ante el Congreso de la Unión el 1 de septiembre de cada año

Hoy el turno es del presidente Andrés Manuel López Obrador. El jefe del Ejecutivo federal entregará al Congreso de la Unión su primer Informe de Gobierno, como lo marca la ley. Han pasado nueve meses de su administración.

El informe del estado general que guarda la administración pública del país que cada Presidente de la República ofrece el primer día de septiembre al Congreso de la Unión ha sido un hecho transcendental en la vida política de México desde hace más de un siglo.

El Informe Presidencial no es opcional para el titular del Ejecutivo. La obligación está marcada en el artículo 69 de la Constitución de 1917, aunque no fue a iniciativa de Venustiano Carranza. La ordenanza jurídica proviene de la Constitución de 1824.

Durante los 70 años que el PRI estuvo al frente del Ejecutivo federal, el día del Informe, como se conocía al 1 de septiembre, pasó de la obligación legal de rendición de cuentas al uso y costumbre de rendir honores al mandatario. Tanto que se llegó a llamar “el día del Presidente”.

Fue en 2002, cuando el panista Vicente Fox debía presentar su segundo Informe de Gobierno, que la oposición puso fin a ese ritual. Desde entonces de manera intermitente surgen voces que plantean la necesidad de que el Ejecutivo vuelva al Congreso a rendir su Informe.

Con base en la información publicada en las páginas de Excélsior, se presenta aquí información de cómo los presidentes del México posrevolucionario, a partir del general Lázaro Cárdenas del Río, se perfilaban a la presentación de su respectivo primer Informe de Gobierno.

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