Dominga, la curandera de los mil males

El imparcial

Reyes Mantecón, Oaxaca.- Doña Dominga cura desde el mal de ojo hasta las complicaciones que los doctores no han podido, usa las hierbas como sus aliadas y la fe y la sabiduría que sus más de 75 años como sanadora tradicional.

Curar como herencia

“Fue herencia, mi bisabuela anduvo en la Revolución y cuando nací ella cargaba un tenate de hierbas en la cabeza y dijo -tú me vas a heredar- creo que por eso hago esto”, explica doña Dominga, una mujer que con más de 80 años muestra que el poder de las hierbas va más allá de las propiedades curativas, lo acompañan la fe y la entrega que pone a su trabajo.

5838403ba205418844ffb3ac-1Dominga es una mujer de pueblo, de singular tranquilidad en la mirada, dos trenzas adornan su cabeza y su andar es pacífico. Sus 83 años los lleva con gran soltura. Y su plática de gran sabiduría indica que es una mujer que ha visto muchas cosas, “a veces viene muy contaminada la gente”.

Su pequeño cuarto de curación demuestra la humildad de su trabajo, paredes de lámina, sillas rusticas de madera, el olor penetrante de hierbas y pomadas, al fondo un pequeño altar con un enorme sirio que rompe con la penumbra de la tarde. En ese pequeño espacio, la curandera recibe diariamente a sus pacientes, sin horarios, vacaciones y mucho menos descansos.

Sus recuerdos como curandera los remonta desde que tenía seis años, “dice mi mamá que cuando iba a la primaria llegaba con los chamaquitos enfermos a la casa y mi mamá me decía cómo curarlos y sanaban”.

Curar es lo que ha hecho toda su vida, ha atendido una infinidad de casos, no tiene un número exacto porque a todos los considera importantes, aunque ha atendido todo tipo de casos, ella rescata a aquellos en los que los pacientes han sido declarados por la ciencia médica como incurables y ella los ha “levantado” con la mezcla de sus hierbas, la fe y sobre todo el amor y la paciencia de los familiares.

Cura de todo

Mientras platicaba, atendía a una señora con parálisis en la mitad del cuerpo, le aplicaba pomadas de olores fuertes, le sobaba las piernas y brazos, le dio un té herbal que tenía más de cinco plantas y le frotaba hojas de pirul para quitarle las malas vibras, “yo le busco el remedio, las enfermedades vienen de forma diferente, uso hierbas y otros productos naturales”.

Doña Dominga dice no estar peleada con los tratamientos médicos, “yo no puedo quitarle los medicamentos, yo le doy mis hierbas para complementar”, sostiene que los avances científicos son sumamente relevantes, “he recibido visitas de los médicos y nos ponemos a platicar de nuestro trabajo”.

Ella conoce cada hierba que se topa en el camino, sabe cómo prepararlas y en qué momento usarlas, se podría decir, que el tratamiento es personalizado, que va desde un té para el empacho, un masaje con tronidos de huesos hasta limpias acompañadas de oraciones, lociones y hasta untada de huevos de gallina o pato.

La popularidad de esta mujer es discretamente enorme, aunque no proporcionó el dato preciso del número de pacientes, si es suficiente para calcular que todo el día está ocupada.

“A veces me hablan del norte, me piden una oración y luego me apoyan con dinero”, su popularidad se esparce a muchas comunidades lejanas que han encontrado en la curandera una opción de fe para sus padecimientos.

2 Comentarios

  1. Hola, acabo de leer la nota, soy del estado de Chiapas y estoy buscando ese tipo de ayuda, alguien sería tan amable de decirme el domicilio, el lugar exacto en Oaxaca dónde puedo encontrar a Doña Domingo, saludos desde Chiapas. Gracias.

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