Pronostican crisis en noviembre
Pequeños ganaderos y floricultores del valle eteco pronostican una temporada baja durante las festividades del Día de Muertos en Oaxaca.
De acuerdo a las familias que cuentan con pequeñas granjas en las que crían becerros, marranos y pollos de corral, a pocos días de celebrarse esta tradición en la entidad, los precios para comercializar sus animales están por los suelos.
Los mismos pronósticos son los que enfrentan los floricultores del valle eteco, los precios de las flores de muertos como el cempasúchil, la cresta de gallo y el miguelito, se ubican más bajos que en otras temporadas.
“Desde que iniciaron los bloqueos carreteros, los precios de los animalitos de corral se desplomaron; por poner un ejemplo, antes los lechones de dos meses se vendían hasta en mil 200 pesos y ahora cuando mucho quieren dar 800 pesos”, expuso el señor Daniel, quien cuenta con su pequeña granja.
Explicó que para comercializar sus marranos, la temporada más fructífera del año “comienza desde octubre hasta mediados de noviembre, pero ahora sí que todo está muerto”.
Los floricultores viven la misma situación de incertidumbre, pues los precios de las flores como el cempasúchil se ubican por debajo de los costos que se venían manejando en años anteriores.
El surco del cempasúchil con una extensión de 70 metros se vendía de 500 a 600 pesos, pero en este año los compradores estiman la compra en unos 400 ó 500 pesos.
“Ahora que la flor creció muy bonito, se malbarató un poco, esperemos que el precio se recupere un poco, ya florearon; a más tardar en 15 días ya se pinta todo de amarillo y rojo por la cresta de gallo”, expuso Eduardo López Morales, campesino de San Sebastián Xochimilco, Etla.
Las flores de muertos se comienzan a comercializar en los principales mercados de los Valles Centrales, a partir del 15 de octubre hasta finales de noviembre.
Existen tres tipos de flores; el miguelito que se puede encontrar en tres colores: amarillo, rojo y anaranjado; la cresta de gallo y la auténtica flor de cempasúchil, con la que los oaxaqueños adornan sus altares y la tumba de sus seres queridos que se adelantaron en el camino.
