Los candidatos de plástico

partidospoliticosPor Horacio Corro Espinosa

En estos días de campañas políticas en el estado de Oaxaca, la ciudad se ha vestido de cientos de colores. Vemos caras conocidas y otras no tanto por todas partes. Con esto se ha alterado el espacio urbano: postes, bardas, puentes peatonales, ventanas, autobuses urbanos, marquesinas y hasta semáforos, han resentido el acoso de la propaganda política.

En todo lugar, en toda reunión, aún en los más frívolos actos de la vida cotidiana, se sugiere al electorado que se vote por don fulanito de las importancias o don zutano jerarca. Por ejemplo, algunos restaurantes promocionan en su menú, al aspirante de su preferencia. Así que al abrir la carta ya no aparece la deliciosa foto de la jugosa carne, sino la triste sonrisa de alguien que quiere comer del presupuesto.

Si encendemos el radio, por ejemplo, invariablemente escucharemos algún anuncio de alguna oferta política. O la voz del candidato prometiendo que va ha hacer o va a dar algo con tal de que le den su voto. En estas campañas podemos escuchar promesas serias o hasta tomaduras de pelos.

La verdad es que muchos de estos candidatos en el estado, ven a la política como una vacilada; y lo peor es que a los electores los ven como a simples nopales a quienes se les puede engañar fácilmente.

A todo esto, la mayoría de los candidatos plásticos parecen sanos, alegres, prósperos, y sin ninguna preocupación; parecen ser o fingen ser gente de éxito. Así, con ese montón de imágenes nos ataca a la población la propaganda electorera.

Supongo que no son los propios candidatos los encargados de ilustrar y de lustrar su imagen para que luzcan más guapos o más sensuales o más inteligentes o menos gordos o menos pelones o más peludos. Quiero suponer que cada uno de los candidatos se rodeó de grandes artífices de la vida civilizada que se llaman publicistas, comunicólogos, diseñadores, publirrelacionistas… magos merlines creadores de imágenes a solicitud de los sueños más disparatados que, según, los llevará al triunfo.

Diariamente, la mayoría de los ciudadanos de todos los distritos de Oaxaca, somos víctimas del poderío propagandístico.

Los más cabezones, los más tatemudos, los que supuestamente les hierve el termostato, dizques los más sensibles, son los encargados de diseñar desde la sonrisa, el color, tamaño, mensajes, leyendas, lemas y ubicación de la propaganda del candidato.

Toda esa imagen sesudamente creada se imprime en grandes cantidades sobre objetos perecederos y no tanto. Los contenidos de cada mensaje han de enfrentarse con los de sus oponentes en la justa democrática. Otro ejército de gente, no menos importante, se dedica a blanquear paredes y a pegar la propaganda en lugares a veces prohibidos.

Así pues, la sobreposición enfermiza de carteles tiene a la ciudadanía hasta el gorro. Un lugar puede amanecer tricolor y anochecer blanquiazul o amarillo. Luego, puede llegar a ese mismo sitio alguno de los colaboradores de otro candidato y embarrar bardas y postes de engrudo, y al paso de la gente llevarse su buena dotación de ese producto lechoso. Como ya dije, nada ni nadie se escapa de esta publicidad que está dirigida hasta a los ciegos para que acudan a votar.

El plástico utilizado en esa publicidad, desgraciadamente no sirve para aprovecharlo posteriormente, pues no es natural: es sintético. Esos plásticos artificiales para lo único que sirven es para saber que no sabemos cómo terminar con ellos. Lo triste del asunto, me han dicho mis colegas diseñadores, que la chamba que vemos colgada por todos lados no es hecha en Oaxaca, sino traída de China. Así que carretilladas de lana se está yendo al extranjero. Bueno, de eso se han quejado conmigo mis compañeros diseñadores. ¿Será cierto?

Twitter:@horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

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