Los recomendados de los recomenderos

patidopoliticopor Horacio Corro Espinosa

Hay un prefijo que nos ahorra unas cuantas letras para que no tengamos que decir, lo que sería malsonante e innecesario “examen de candidatos“. Este prefijo nos permite decir simplemente precandidatos.

Pasan los días y los partidos políticos ni sudan ni se fatigan. La duda para muchos simpatizantes, es acerca de quién será el candidato para su distrito o municipio. El tronido de dedos es cada vez más fuerte. Es probable que los partidos políticos se saquen de la manga, en el último momento, al recomendado del recomendero. Y esto pasa y pasará en todos los partidos políticos.

En todos estos grupos existen las reglas del juego, que son inmovilidad y silencio, o lo que es lo mismo, calladitos se ven más machitos. Y allí está la mayoría, aguantando, tronándose los dedos, dando vueltas como si quisieran ir a hacer del uno, y otros de plano no aguantan y se sueltan del dos.

La rayita a la que se les permite llegar a los precandidatos, es a hacer amenazas públicas con la trillada y hasta cursi de “no permitiremos la imposición de candidatos”. Esta frasecita la han repetido por años aquellos que se creen con más castidad. Y es que nadie de estos ha experimentado en cabeza ajena, porque después de haber amenazado, resulta que este no es el cuajado, sino el agriado; entonces, con toda su cara de vinagre, tiene que apretarse las tripas y declarar que el ungido es el hombre idóneo para el distrito o municipio, y se suma a las causas del partido. Todo sea por el partido.

No sé porque a los precandidatos siempre se les calienta el termostato. Cada uno de ellos asegura ser el mejor, seguramente es como resultado de su dieta. Durante todo el día tragan alabanzas de sus fieles seguidores. Esto me recuerda a un famoso regente de la ciudad de México, quien se quejó ante el presidente de la república, de algún mal trato de la prensa (porque claro, el jefe supremo podía mandar parar la campaña en su contra) le contestó el primer gobernante, envolviendo su misteriosa frase en una sonrisa enigmática: “sapos más grandes se tendrá usted que tragar”. Estas palabras sonaron como campanitas en los oídos del licenciado, y dio por hecho lo que nunca se hizo.

Así pasa con muchos políticos oaxaqueños, tanta alabanza, tanta adulonería, que los hicieron perder el piso. Para ellos, todo mundo dejó de ser importante y necesario para su partido. Ellos se creen los únicos salvadores de la ciudadanía.

Mientras afuera, toda la bola de precandidatos anda moviéndose por cada rincón del pueblo para salir en la foto o para no pasar desapercibido, al interior de los partidos, los que deciden, los recomenderos, se dedican a echar volados. No dudo que muchos de estos presuman saber amarrar el vuelo para que la moneda dé el número exacto de vueltas y caiga al piso mostrando la cara deseada para que su recomendado sea el seleccionado.

Así es este negocio. Ni modo.

Pocos serán los elegidos, y muchos se dirán, para sus adentros, que lo intentaron para aprobar el poder tan sólo por tres años, para sentirse intocables, respetados, acatados, venerados, sagrados y reverenciados. Y eso tiene tanto sabor, pero tanto sabor que ¿quién se atreverá a menospreciar el poder? Sería bueno preguntarle a los que se queden en el camino: ¿esperabas esta derrota? Seguramente él contestará: “esto no es una derrota, me da fuerza para seguir trabajando por Oaxaca”. La siguiente pregunta sería: ¿si quieres trabajar por Oaxaca, para qué una candidatura? Ésas son las preguntas que nunca tienen una respuesta.

Twitter @horaciocorro

horaciocorro@yahoo.com.mx

 

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