Para Antonio cosas vitales como caminar y habalr son tortura tras covid-19

MILENIO

Luego de superar la enfermedad, comenzó con las secuelas, incluso hablar le costaba

Antonio se contagió de covid-19 hace un año y desde entonces su salud ha cambiado drásticamente, a causa de las secuelas que le dejó esta enfermedad. Él es un obrero en la zona de Tula y, como era de esperarse, su lugar de trabajo también se convirtió en un centro de contagios.

Con 42 años y sin alguna enfermedad crónica-degenerativa, aunque sí un sobrepeso, Antonio Gómez un día llegó a casa con malestar, cuerpo cortado y para la noche ya presentaba fiebre.

Durante un mes se mantuvo en su cama, con una tos sofocante, dolores de cabeza y una baja saturación, tan baja que requirió de apoyo complementario para respirar. Su familia tenía que conseguir continuamente oxígeno medicinal. De hecho necesitaba hospitalizarse, pero los nosocomios estaban saturados.

Después de un mes comenzó a mostrar mejoría. Lo que no sabía es que sería una larga recuperación, caminar era una tortura: se sofocaba, incluso hablar le costaba, y es que de acuerdo con el médico que lo atendió sus pulmones resultaron muy dañados.

Luego de aplicarse las primeras vacunas y en espera de la tercera dosis, sintió un malestar parecido a una gripa que empeoró. Hace días presentó fiebre y bajos niveles de oxigenación y ha tenido que usar oxígeno medicinal otra vez. Su médico considera que son las secuelas de covid, pues sus pulmones quedaron muy afectados y ahora se recupera de un cuadro de neumonía.

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