Las suegras
Por Horacio Corro Espinosa
No es raro escuchar a algunas señoras que se quejan de las novias de sus hijos. Ninguna suegra se esconde para decir que fulanita o que sutanita anda tras su hijo. Lo dicen como para dejar bien claro que tienen un hijo guapo, caballero, inteligente, elegante y demás bonos que se le ocurran a la señora para dar a entender que la chava no merece a su querubín.
Pocas son aquellas suegras que dan el valor efectivo a la novia del hijo.
Es frecuente también, la historia de que los hijos actúen contrariamente a la opinión de las madres. Entre más mal se exprese la suegra de la nuera, el hijo, más empeño pondrá en la chica.
También hay historias de las mamás chantajistas. Si el hijo no se da cuenta de ello, éste puede vivir en forma dependiente y se dejará influir hasta para los gustos de mujer. Si la chica no es aprobada por la mamá, el hijo no insistirá.
Otro tipo de suegras son las que se fijan mucho en la posición económica de la familia de la novia o del novio.
Igualmente, es muy común que las suegras critiquen la edad. Si ella es dos meses más grande que él, dicen que ya es una vieja lagartona y que no le conviene al hijo y etc., etc.
Otra cosa que se ve, son las historias familiares. Por ejemplo, la mamá le dice sorprendida al hijo: “¿No me digas que tu novia es la hija de fulanita de tal?” Pues déjame decirte, nada más para que te enteres, que su mamá dejó a su marido por irse con otro hombre, te lo comento no más para que no te olvides que las historias se repiten”
Y si se trata de una madre soltera la que anda con el hijo, nunca falta eso de decir: “Ve tú a saber quién es el papá de ese niño… y claro, como mi hijo es todavía un niño tonto, seguro y hasta le da su apellido.”
Las suegras que pelean a sus hijos lo hacen, muchas veces, porque creen que son ellas las únicas capaces de amarlos y protegerlos.
¿Y si volteáramos la moneda? Si la suegra, o sea, la mamá de la novia, escuchara lo que dice la mamá del novio, seguro que ésta, se pondría como fiera para defender a su cría, a su hija, pues. A la mejor por todo este lío, viene ese dicho de: hijo de mi hija: mi nieto, hijo de mi hijo: quien sabe.
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