Las marmotas oaxaqueñas: bailar con una esfera gigante

De origen colonial, estas piezas de valor religioso y simbólico continúan inundando las calles de esta entidad en celebraciones relevantes y fiestas cotidianas

EXCELSIOR 

OAXACA, Oaxaca.– El alma fiestera de Oaxaca estaría incompleta sin la presencia de las marmotas, elemento icónico de la romería en la región de los Valles Centrales. Se trata de esferas gigantes que personas ágiles hacen girar al ritmo de la música. Su presencia eleva la energía, haciendo que la gente se anime a participar en el convite.

El origen de la esfera que invade las calles en celebraciones relevantes, como fiestas patronales y la Guelaguetza, hasta las más cotidianas, como bodas y graduaciones, tiene un origen religioso y simbólico, y un alto valor histórico.

Gerardo García Aguilar, cronista del municipio de Tlacolula de Matamoros, resalta que el origen de la marmota se remonta a la Colonia, cuando los dominicos llegaron al Valle de Oaxaca. “La esfera era un símbolo religioso ilustrado con pasajes bíblicos, iluminado al  interior con cirios y adornado con flores.

“La utilización de la marmota como un instrumento de evangelización muestra la pedagogía de los misioneros para inculturar el evangelio de una manera festiva entre los zapotecos”, comenta en entrevista con Excélsior.

De acuerdo con el promotor cultural, la elaboración de la pieza conlleva una carga simbólica: el lienzo blanco de la esfera representa la Sábana Santa; el mástil de madera significa el cuerpo de Dios, y las 12 costillas que dan forma a la esfera sugieren la representación de los 12 apóstoles, detalla.

La creación de una marmota es un proceso largo. Es un ritual que comienza con la búsqueda de maderas que faciliten el trabajo; usualmente se emplea pino, cedro, huanacaxtle y encino. Posteriormente, los artesanos se persignan al inicio de la manufactura”, explica.

Tlacolula de Matamoros busca salvaguardar el origen de la marmota como herencia cultural y religiosa de la primera evangelización, realizada por los misioneros dominicos. No están de acuerdo con la banalización de la pieza en eventos sociales, pero respetan a quienes comercian con el festejo.

Por iniciativa de la sociedad civil, en coordinación con las autoridades municipales, se fijó el Día de la Marmota el viernes antes de la octava del Lunes del Cerro o Guelaguetza. Una celebración especial en reconocimiento al origen cultural y religioso de la pieza.

En esta comunidad zapoteca del Valle, asentada a unos 35 kilómetros al oriente de la capital, los marmoteros tienen una preparación continúa; deben tener resistencia física y buena condición, pues asumen el compromiso de cargar la esfera –de más de 50 kilos de peso– durante varias horas.

En Tlacolula de Matamoros se creó una marmota monumental de 80 kilos, 6 metros de alto y 4 de ancho; esta pieza se introduce por la puerta principal del templo de la Virgen de la Asunción el día de la fiesta patronal”, precisa.

El Día de la Marmota, centenares de personas participan entusiasmadas del festejo. Tlacolula cuenta con el registro de la Marmota Monumental ante el Instituto Nacional de Derechos de Autor desde junio del año pasado. Un nombramiento que posee un alto significado para los locales.

Durante la festividad, las mujeres visten el traje tradicional: una blusa blanca con randa, una manta roja a manera de falda y rebozo de seda; además de trenzas y huaraches de piel.

En el caso de las mujeres casadas, indica el cronista, llevan llaves colgadas a la derecha de la cintura; y las solteras portan un pañuelo blanco igual, colocado del lado derecho de la cintura, y ceñidor rojo.

Los hombres visten una camisa blanca, pantalón blanco y ceñidor rojo como cinturón; y, como calzado, huaraches.

Los varones festejan bailando con las enormes marmotas; con equilibrio sostienen las grandes esferas con frases alusivas al festejo e imagen de vírgenes y santos. A su lado, las mujeres bailan con canastas adornadas que cargan en sus cabezas.

En este municipio, desde muy niños, les inculcan las tradiciones y costumbres y la forma cómo portar la vestimenta tradicional a hombres y mujeres; y, por supuesto, cómo sujetar a la marmota.

La comunidad de Tlacolula gestiona, junto con sus autoridades, el monumento a la marmota a la entrada de su pueblo, a un costado de la carretera federal 190, Cristóbal Colón. El proyecto contempla una escultura de bronce de 7 metros de altura.

Sería un homenaje a quienes participan en una celebración o fiesta de Tlacolula, así como a quienes han intervenido en los Lunes del Cerro”, resaltó el promotor del rescate de este patrimonio inmaterial.

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