La enmienda del camino a la incomparable libertad
La vida y sus constantes variables, la humanidad y sus imperfecciones, la desmedida forma de errar del hombre, hace de este camino itinerante un impredecible lugar.
En la capital oaxaqueña se encuentra el penal femenil de Santa María Ixcotel, lugar donde la vida se transforma a 360 grados para quienes ingresan ahí, donde el mundo se convierte en una continuo deseo de la tan añorada e incomparable libertad, esa que pocos valoran y retan a la vida apostándola, desconociendo lo infinito de su valor según las propias palabras de las internas de este lugar.
Sin embargo, a pesar de lo triste que les pueda parecer perder esta independencia, las 105 internas de este lugar no se rinden ante esta difícil prueba que a cada una le puso la vida en respuesta a sus actos.
En entrevista con Guadalupe Estrada Meza, Jefa del Área Femenil de la Penitenciaria del Estado, expresó que existe todo un proceso para la reintegración de las reclusas, así como el trabajo en su readaptación para cuando salgan de este lugar.
Señaló que cuando llegan en su primer día es muy difícil para ellas, ya que el hecho de perder su libertad les produce emociones negativas, por lo que se les envía una área especial de psicología donde se les hacen estudios, posterior a esto se encuentran en una zona y no llegan al departamento femenil hasta que les dictan auto de formal prisión.
Comentó que una vez estando en el penal femenil tienen 11 días en observación; si son adictas a algo o están enfermas se canalizan al médico.
En tanto, la directora de este lugar enfatizó en la labor que ejercen para readaptar a las internas, ya que su objetivo es enfocarlas al trabajo, deporte y cultura; “no se les obliga, se les invita, se les explica que todas esas actividades en que ellas participan les sirve en algún momento para alcanzar algún beneficio, la mayoría se integra, aunque muchas no porque tienen alguna adicción o aun no asimilan que estarán ahí por mucho tiempo, sin embargo después se integran”.
En este sentido, indicó que lamentablemente debido a que el espacio del penal femenil es muy pequeño, no tiene un área para ayudarlas en cuanto su adicción, por lo que el único recurso es apoyarlas en la prevención de las drogas, sin embargo siempre están en alerta de quienes sean farmacodependientes no consuman nada.
Ellas cuando no se drogan presentan un cuadro de mucho dolor, entonces se canalizan al médico para que les ayude con ese dolor medicándolas, así se muestran más tranquilas, menos agresivas pero básicamente lo que las mantiene bien es estar ocupadas, en sus clases, ejercicios y en sus actividades religiosas, aseguró.
Refirió que actualmente son 105 internas: una en ingreso, 4 en observación, al momento 2 sancionadas porque se les encontraron drogas y 2 psiquiátricas, las cuales están catalogadas debido a su agresividad, 98 residen en el penal femenil y 2 de ellas se encuentran en la enfermería por su estado de salud.
La jefa de esta área de mujeres en la penitenciaria, expresó con agrado, que la mayoría de las internas han respondido bien a las actividades de readaptación; “aquí nos ha funcionado en que les damos espacio como persona, eso sí, sin romper las reglas, es claro que allá afuera quebrantaron reglas, así que le deben algo a la sociedad y están aquí para pagarlo, así que tienen que respetar las medidas que tenemos e intentar readaptarse, acción a la que muchas de ellas han respondido gratamente”.
Comentó que las presas responden bien a esas reglas, y son pocos los casos en las que tratan de quebrantarlas y se les ha tenido que sancionar, dijo que regularmente se portan muy bien, ya que responden a esa parte humana; “son trabajadoras, son responsables, muchas de ellas son mujeres abandonadas por sus familias, se encuentran solas”.
En este sentido, comentó que la interacción directa con ellas es importante, ya que hay momentos en que las internas presentan cuadros de depresión debido a este abandono o el mismo encierro; “en el momento que llegan que quieren platicar con nosotros, o llegan llorando les ponemos atención, ya que a veces se llegan a lastimar, por ejemplo tengo una interna que el dolor le hace lastimarse, ella siente que tiene que pagar su culpa, entonces se le canaliza para evitar alguna desgracia”.
Señaló que la diferencia del apoyo conyugal y familiar hacia un hombre que ingresa a un penal y el de una mujer que lleva la misma situación es muy grande, ya que el abandono en las féminas muchísimo mayor, sin embargo así también su fortaleza.
Lo que más admiro de ellas, es que no pierden esa capacidad de enamorarse, aunque sea de otro interno, de una visita, en el penal se encuentran algunas parejas de mujeres lesbianas, vamos, ellas no pierden la capacidad de reír, otro factor importantísimo y que les da mucha fuerza es el amor a sus hijos, aseveró.
Por otro lado, informó que a veces ingresan mujeres embarazadas al penal, mismas que son des encarceladas para asistir al hospital civil y dar a luz a sus bebés, una vez recuperadas regresan con sus hijos y los bebés solo pueden permanecer con ellas hasta la época de lactancia, que son alrededor de los 9 meses.
En este sentido, enfatizó que los pequeños no pueden permanecer más tiempo ya que el espacio es del penal es muy pequeño, aparte no existen áreas recreativas para su edad y no son condiciones para que este un menor; “aquí hay personas por infinidad de delitos, entonces nuestra prioridad es salvaguardad la integridad del menor, y por encima de los derechos de ellas está el de los niños”.
Estrada Meza manifestó que es posible la readaptación de las mujeres, pero mucho depende de la actitud de ellas y su esfuerzo para que esto pueda pasar.
Dicen que cuando educamos a los niños no hay que sancionar a los adultos y es importante desde que somos chiquitos seguir reglas, tratar de llevar una vida sana y tranquila, todo en exceso tiene consecuencias y una de esas puede ser perder la libertad, llegar aquí te aterriza, finalizó.
El penal está lleno de historias, innumerables parábolas de la realidad, que derriten los ojos de cualquiera que pueda oírlas, mujeres que luchan diariamente redimiéndose, féminas que trabajan y se esfuerzan para hacer una vida mucho mejor.
Delia Uraga Velasco de 55 años, originaria de la capital de Oaxaca, corrió con la mala suerte de que a los 20 días de haber entrado al penal se cayó rompiéndose las dos piernas, lleva 1 año y 6 meses internada en la enfermería sin tener fecha para salir de ahí, ya que también tiene un padecimiento en el hígado, el riñón, hace poco la operaron de una hernia, y de la vesícula, sin embargo señaló que sus hijos y nietos le dan la fuerza suficiente para salir adelante, y se apoya en trabajar todos los días en el bordado de sus servilletas, y en ayudar en la enfermería.
Esperanza Salvador Cruz originaria de Santiago Tejupan de Teposcolula, sentenciada a 40 años de prisión, y una de las reclusas más antiguas en el penal, ya que lleva 16 años y 7 meses, manifestó que la cárcel es un lugar muy difícil, pero no imposible de soportar.
Desde el momento que pise este lugar, pensé más que nada en mis hijos, cuando llegue y me senté con las compañeras pensé que se me había acabado todo; para empezar la libertad y luego a mis hijos, pensé que jamás los iba a ver, pero en cuanto iba pasando el tiempo era todo lo contrario, me fui adaptando al lugar indicó.
Esperanza comenta que ha sido larga la travesía: “después de pasar la puerta, se puede decir que acá es un nuevo mundo, no comparado con el de allá fuera, pero me di cuenta que no era imposible salir adelante aun estando en este lugar, que perder mi libertad no era el motivo para empezar a desobligarme con mis hijos, no tener comunicación con mi familia y tener una fuente de trabajo”.
Expresa que la cárcel la ha enseñado a valorar lo que es la libertad, y el optimismo es esencial para salir adelante; “Las fuerzas salen de uno mismo, la ilusión de saber que voy a salir allá afuera a disfrutar a mis hijos y a mis nietas, eso es lo que me alimenta espiritualmente”.
Valoren su libertad, para que no caigan en este lugar, la libertad es incomparable, algo que no se compara, yo solo les puedo decir a la gente que está allá afuera que le echen ganas para no caer en este lugar por cometer algún error en sus vidas, porque es difícil, muy difícil, sobre todo para el que no sabe vivir un encierro, puntualizó.