Megagasolinazo, distractor en la corrupción de góbers

Alfredo Martínez de Aguilar

La perversidad de los gobernantes en turno y de los políticos en general, es verdaderamente genial y diabólica. Mire que urdir la maniobra del megagasolinazo para echar tierra, como los gatos, al excremento de la corrupción de los gobernadores.

La ciencia política llama a esta perversa maniobra Teoría del pánico y se utiliza cuando el Estado necesita legitimar una acción que normalmente vulnera los derechos de los ciudadanos y genera creciente descontento social, como ocurre con el megagasolinazo.

En síntesis, se aplica la acción, en este caso las once reformas estructurales; el Estado genera el pánico, a través de saqueadores y violencia. Algunos ciudadanos demandan la presencia del Estado, mediante la fuerza pública para restablecer el orden.

El Estado interviene con la fuerza pública de las diversas corporaciones policíacas incluyendo a las fuerzas armadas. El resultado legitima la aplicación de las reformas estructurales y el megagasolinazo al resurgir el Estado como “salvador” al restablecer el orden.

Al mismo tiempo, se justifica la militarización del país bajo el pretexto de mantener la paz social y se genera una aparente paz y tranquilidad desviándose así la atencióndel origen del problema, las reformas estructurales y el megagasolinazo. Se acaba con las protestas y manifestaciones.

Sin duda, se trata de un gran distractor de la opinión pública para encubrir y proteger a los doce ex gobernadores involucrados en megasaqueos de los recursos públicos de sus estados, a los que hundieron en el desastre, entre éstos Oaxaca con Gabino Cué y su mafia.

Como resultado de impunidad que gozan es tanto el cinismo mayúsculo que hace gala Gabino y su mafia que el vicegobernador Jorge Enrique Castillo Díaz presumió como nuevo magnate naviero su lujoso yate en Huatulco donde vacacionó el fin de año.

Con justa razón, la reportera Laura Díaz López reveló, en el diario Despertar, el cinismo de Jorge Enrique Castillo Díaz, vicegobernador con Gabino Cué, que Oaxaca está en quiebra, pero el “Coco” Castillo presume suntuoso yate en el paraíso turístico de Huatulco.

Y es el mismo caso de Germán de Jesús Tenorio Vasconcelos, José Zorrilla de San Martín Diego, Netzahualcóyotl Salvatierra López, de Celso Enrique Arnaud Viñas y de Alberto Vargas Varela, quien vendió 1,300 bases laborales entre 150 y 200 mil pesos.

Para tener una idea más clara de la dimensión y magnitud del hoyo negro dejado al pueblo de Oaxaca por el saqueo de Gabino Cué y su mafia, basta realizar una simple multiplicación para arrojar alrededor de tres millones de ganancias por la ‘venta nocturna’ de plazas laborales.

Frente a este drama, el gobierno de Alejandro Murat no debe hacerse cómplice e investigar exhaustivamente, a través de las diversas instancias locales y federales de los Poderes Ejecutivo y Legislativo el criminal saqueo que dejó el desastre del colapso social y financiero.

La gran responsabilidad histórica y social recae en gran medida en el secretario de la Contraloría y Transparencia Gubernamental, Jesús Ángel Díaz Navarro, una de las jóvenes promesas a las que con acierto Alejandro Murat ha invitado a colaborar.

No se puede decir lo mismo del nombramiento de otros jóvenes amigos y colaboradores cercanos del mandatario estatal, caracterizados por los desplantes de soberbia conocidos ampliamente de manera pública y que dañan la imagen de su jefe y amigo.

El monto de la asquerosa, por escandalosa corrupción, supera con mucho la cantidad que se pretende recaudar con el aumento a las gasolinas. Pero eso no importa a la partidocracia que aprobó el desmedido aumento.

Hoy, los partidos opositores al PRI-gobierno, Partido Acción Nacional, Partido de la Revolución Democrática, y Partido del Trabajo, se rasgan farisaicamente las vestiduras y ponen el grito en el cielo, cuando con su voto aprobaron canallescamente fastidiar al pueblo de México.

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