Kassandra relató en Facebook su violación: PGJE

KIasandraLa enfermera que fue asesinada por su padrastro publicó en 2011, cuando tenía 16 años, un texto en el que vincula a su padrastro en otros homicidios; tiempo después lo borró.

Morelia, Michoacán

La Procuraduría General de Justicia de Michoacán tiene en su poder un texto que presuntamente escribió Érika Kassandra Bravo Caro hace tres años, en el que implica a su padrastro en tres homicidios y en su propia violación.

El escrito titulado “Un día lluvioso” fue publicado el 30 de diciembre de 2011 en el muro de Facebook de la enfermera, cuyos restos fueron hallados el 5 de diciembre en un paraje de Uruapan.

El mensaje fue eliminado posteriormente por la joven, pero agentes de la Procuraduría estatal lo rastrearon en la cuenta de la red social.

En la carta, a la cual tuvo acceso Quadratín, la joven relató que en agosto de ese año, cuando ella tenía 16 años, su madre y sus hermanos fueron a un paseo a una playa y la dejaron sola con su padrastro, identificado por las autoridades por como Daniel M.

“Recuerdo el día que mi madre me dijo que tenía que irse, solo el fin de semana. Mi hermano Carlos fue el único que llevaba llaves de la puerta de entrada y de un escondite, de nuestro escondite. Y era de noche. Desde la ventana le dije a mi madre que la ama(ba); presentía algo. Esa noche dormí bien, aunque antes de acostarme puse seguro en mi cuarto, con un gran miedo, no entendía por qué.

“El sábado en la mañana todo iba bien, pero sus amigos llegaron. Eran tres hombres grandes y fuertes. Tenía pánico. Ellos iban al gym que teníamos en esa casa. De pronto noté algo muy raro. Él gritaba y los estaba corriendo. Y no sabía por qué. Así que subí al segundo piso para ver qué pasaba, cuando vi algo horrible.

“Sus amigos estaban llenos de sangre, y él estaba poniéndolos en uno de los clóset, y él me volteó a verme al sentir mi presencia. Sus ojos estaban llenos de odio, de oscuridad y me sonrió con cinismo. Sabía que algo sucedería. Sentía un enorme temor al ver la sangre y a él sonriendo, como si nada.

“Fue entonces cuando vi en su mano un cuchillo, lleno de sangre. Él los había matado! Iba por mi. Me mataría a mi. Estaba llena de pánico y entonces corrí, pero podía sentir sus pasos, sus pesados pasos detrás de mi. Y tenía miedo. No sabía si quería devorarme, no sabía si quería deshacerse de mi… no lo sabía!

“Fue así como sentí sus sucias manos en mis hombros y de un solo golpe me volteó hacia él. Comenzó a besarme. La suciedad de su boca la podía sentir claramente. Sus manos que recorrían mi piel, y yo con náuseas…” (sic).

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