Indagan muerte de vecino de San Antonio de la Cal.

El imparcial
Vecinos llamaron a la policía para que investigara; informaron que tenía meses de vivir en la casa que estuvo en venta.

La tarde de ayer, encontraron muerto a Gabriel, de 40 años, en el interior de su vivienda, en la Quinta Sección de San Antonio de la Cal. Vecinos preocupados porque no salía de su casa y tampoco respondía a los llamados, pidieron el auxilio de la policía.

“Tiene apenas unos meses que llegó a vivir en esta casota. Tuvo mucho tiempo el letrero de que la vendían. No sé si la compro o la rentó, pero Gabriel es el que vive aquí. Se me hace raro no verlo salir, es amigable y siempre saluda, ahora no se qué ha pasado, ya no lo hemos visto, tememos que le pasara algo malo”, explicó el vecino cuando llegó la patrulla.

El aviso a emergencias lo recibieron a las 14:30 horas. Vecinos de la calle Pinos de la colonia Eucaliptos perteneciente a la Quinta Sección de San Antonio de la Cal, dieron aviso a los elementos de la policía, ya que tenía dos días que no veían salir a su vecino de la casa de tres pisos.

Apremiaban para que se investigara y ante tanta insistencia de los vecinos, los policías decidieron entrar a la casa.

Al revisar en el interior, encontraron a un hombre tirado boca arriba, recargando la nuca en el ropero, semidesnudo, sólo con el bóxer puesto y una playera, cubierto con una sábana color naranja.

Con la creencia que estaba inconsciente, llamaron a paramédicos de la Cruz Roja Mexicana, quienes tras tomarle sus signos vitales, informaron que estaba muerto.

Cuando escucharon la noticia, los policías acordonaron el área y dieron parte a la autoridad ministerial.

Esperaron por horas hasta que llegó un grupo de agentes estatales de investigaciones y peritos, quienes entraron a la casa a realizar una inspección.

Al poco rato sacaron el cadáver para llevarlo al anfiteatro de la ciudad en el que le practicarían la necrocirugía para determinar la causa de la muerte.

“Lo más seguro es que sufrió un paro cardiaco. Dormía cuando comenzó a sentirse mal y se paró para intentar pedir ayuda. No se le ven rastros de sangre ni nada que indique una muerte violenta”, aventuró un agente.

Faltaba por corroborar la identidad de la víctima, por lo que esperaban que familiares, al enterarse de la muerte, lo reclamaran ante la autoridad ministerial que inició el legajo de investigación.

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